La verdad sobre las turbulencias: un comandante aclara si pueden provocar un accidente
Ramon Vallès, comandante de Iberia, explica qué tiene que ocurrir para que un avión deje de volar
Pese a los niveles de seguridad que ofrecen loa aviones, todavía hay quien tiene miedo a utilizarlos como forma de transporte.
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Los despegues, aterrizajes o turbulencias suelen ser los momentos que más miedo provocan entre los pasajeros, siendo este último algo habitual con la llegada del otoño.
Las turbulencias son movimientos irregulares del aire que provocan sacudidas en los aviones. Se generan por cambios en la velocidad o dirección del viento, corrientes ascendentes y descendentes, o por tormentas.
Aunque resulten incómodas, los aviones están diseñados para resistirlas y rara vez representan un peligro real. Así lo explicó recientemente Ramon Vallès, comandante de Iberia, en una entrevista en el podcast 'Mami qué dices'.
Al ser preguntado sobre si un avión "podría caerse" por turbulencias, el comandante explicó que para que un avión caiga al vacío tiene que ser destruido.
"Un avión está constituido para que vuele. Mientras tenga dos alas, mientras conserve todas sus características aerodinámicas, el avión vuela", señaló.
Para que esas características aerodinámicas dejen de funcionar, tendría que suceder la "destrucción" de una zona del avión. Por ejemplo, si el avión impacta con algo y se destruye parte de su ala, se alterarían dichas características.
Sin embargo, una turbulencia no es capaz de hacer caer un avión. "Ni de coña", enfatizó Vallès.
"Yo he sufrido turbulencias muy bestias, y aquí estoy. El avión lo aguanta todo. No os podéis imaginar lo que es capaz de aguantar", sentenció.
Una fobia común
El miedo a volar, también conocido como aerofobia, es una de las fobias más comunes.
Afecta tanto a quienes nunca han tenido una mala experiencia en un avión como a quienes sí han vivido turbulencias intensas o retrasos prolongados.
Este temor suele estar relacionado con la sensación de pérdida de control, el desconocimiento del funcionamiento del avión y la percepción de peligro ante cualquier movimiento brusco.
Aunque volar es uno de los medios de transporte más seguros, la ansiedad puede aparecer incluso antes de llegar al aeropuerto.
Cómo gestionar este miedo
Superar este miedo no significa eliminarlo por completo, sino aprender a gestionarlo. Una técnica efectiva es informarse: entender cómo funciona la aeronáutica y por qué las turbulencias no representan un riesgo real puede aportar tranquilidad.
Otra estrategia útil es respirar de forma consciente, practicando ejercicios de inhalación profunda y exhalación lenta para reducir la tensión.
También se recomienda distraerse durante el vuelo con música relajante, series, películas o libros, lo que ayuda a desviar la atención de los pensamientos negativos.
Preparar un kit con objetos de confort, como una manta ligera o auriculares con cancelación de ruido, puede marcar la diferencia.
Finalmente, para casos más intensos, existen cursos especializados en aerofobia que combinan psicología y práctica en simuladores o vuelos reales. Con paciencia y recursos adecuados, volar puede transformarse de una experiencia angustiante a una oportunidad de disfrutar el viaje.