Ursula von der Leyen en su discurso de reelección del pasado julio ante el Parlamento Europeo, anunció la puesta en marcha de un “plan de Vivienda asequible” para Europa. Era una forma de reconocer que un bien tan básico como el hogar no está debidamente garantizado en los Estados miembros. Un derecho que se recoge la “Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea” y que, posteriormente, ha sido desarrollada en una amplia legislación. La realidad es que la UE no tiene una política común de vivienda, por lo que más allá de recomendaciones y herramientas de financiación y fondos, Bruselas, hoy por hoy, no tiene competencias para tratar de resolver un problema tan crítico y generalizado que afecta especialmente a la juventud europea. Ahora la nueva Comisión que debe ponerse en marcha antes de final de año, contará con un responsable de Vivienda, concretamente la persona propuesta es el danés Dan Jorgensen, que también se encargará de la Energía.
Derecho fundamental
En 1996 se revisó la Carta Social Europea (1961), inspirada por los artículos 22 a 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En el artículo 31 estipula la fundación del derecho a una vivienda adecuada: “El derecho a la vivienda: para asegurar el ejercicio efectivo del derecho a la vivienda, los Estados miembros se comprometen a adoptar las siguientes medidas: 1. promover el acceso a la vivienda en estándares adecuados; 2. prevenir y reducir la situación de las personas sin hogar con el objetivo de su eliminación gradual; 3. hacer accesible el precio de la vivienda a quienes no disponen de recursos adecuados. Esta Carta revisada tiene dos rasgos distintivos: la Carta está controlada, pues, cada Estado debe presentar un informe anual que describa como la Carta ha sido implementada en su territorio. Un Comité especial hace seguimiento de estos informes y pueden enviar recomendaciones a los Estados Miembros por su no cumplimiento. Los Comités Nacionales están compuestos por autoridades políticas y actores sociales. Y además, existe un procedimiento de quejas colectivas desde 1998 para los Estados que han aceptado este procedimiento.
Magnitud del problema
Cada vez son más los europeos preocupados ante la imposibilidad de encontrar un alojamiento digno y asequible. Los riesgos derivados de esta situación pueden materializarse en hogares deficientes, presión financiera o inseguridad en materia de vivienda, e incluso puede generar el problema de que algunas personas se queden sin hogar. La inasequibilidad de la vivienda puede afectar a la salud y el bienestar de las personas, dar lugar a desigualdades en lo que respecta a las condiciones de vida y las oportunidades y traducirse en mayores costes sanitarios, una menor productividad y daños medioambientales. Según un estudio de Eurofound, la crisis de la vivienda afecta especialmente a la juventud, al dificultarle el abandono del hogar familiar. La edad a partir de la cual al menos el 50% de las personas de la UE vive fuera del domicilio de sus padres ha pasado de 26 años en 2007 a 28 en 2019. Entre 2010 y 2019, España, Croacia, Italia, Chipre, Bélgica, Grecia e Irlanda registraron el mayor aumento del número de personas de entre 25 y 34 años que viven con sus padres.
Plan de Von der Leyen
Von der Leyen anunció en un discurso en Estrasburgo, ante la Eurocámara, un plan para dotar de vivienda asequible a las ciudades europeas. La política alemana ha situado la vivienda como una de las prioridades para el periodo 2024-2029, ya que la Unión Europea debe, a su juicio, “abordar urgentemente la crisis de vivienda”, que afecta a “millones de familias y jóvenes”. El nuevo comisario que ha propuesto para dicha cartera, el danés Dan Jorgensen, abordará “factores estructurales” y desarrollará “una estrategia para la construcción de viviendas, ofrecerá asistencia técnica a las ciudades y Estados miembros y se centrará en la inversión”. Este es el tema central: el plan estará dotado desde el punto de vista financiero, ya que la nueva comisión trabajará con el Banco Europeo de Inversiones, que preside Nadia Calviño, en una “inversión paneuropea” para viviendas asequibles y sostenibles a fin de atraer más inversión pública y privada. Habrá dinero, pero la vivienda requiere planificación y estandarización de las normas urbanísticas, lo que nos lleva a soluciones, de entrada a medio plazo, mientras habrá que buscar respuestas para jóvenes que no puede esperar.