El debate sobre el estado de la Unión, que anualmente tiene lugar en el Parlamento europeo en el mes de septiembre y que marca la apertura del curso político en la UE, ha tenido este año una significación especial. En primer lugar por ser el primero de la actual legislatura tras las euroelecciones del pasado año (junio 2024); pero, sobre todo, por los cambios producidos en el escenario político, no solo a escala europea también a escala global donde la UE juega, o debe jugar, un papel destacado, Además de las formalidades y de las declaraciones propias de estos actos, lo que tiene interés realmente es conocer cual va a ser la orientación que va a seguir el Parlamento y la Comisión en el nuevo curso y, en buena medida, también a lo largo del conjunto de la legislatura (2024-2029) durante los próximos cuatro años; lo que en este momento tiene especial interés a la vista de los cambios que han tenido lugar en las principales instituciones europeas, en particular en el Parlamento y la Comisión, cuya composición en ambos casos difiere notablemente de las que han venido siendo habituales hasta la fecha.

Antes de seguir, es preciso hacer una referencia inicial a la composición del Parlamento europeo en la actual legislatura ya que es en este órgano en el que tiene lugar el debate sobre el estado de la UE y en el que se han producido importantes novedades en la correlación de fuerzas en él en relación con anteriores legislaturas. En este sentido, hay que constatar que estamos ante una Eurocámara en la que las formaciones políticas de signo derechista, en sus distintas variantes, cuentan con una amplia mayoría, muy superior a la que se había venido dando hasta la fecha. El Partido Popular europeo (EPP) sigue siendo el grupo parlamentario mas numeroso (188 escaños), aumentando su ventaja sobre el grupo Socialistas & Demócratas (S&D, 136 escaños); pero la principal novedad es el fuerte ascenso que experimentan las formaciones políticas de una nueva derecha que llega incluso a equipararse a la derecha clásica (EPP) en representación parlamentaria: 187 escaños, si bien distribuidos en tres grupos distintos (PfE. 84; ECR, 78; ESN, 25) aunque con posiciones comunes en temas decisivos. En computo global, las derechas sobrepasan holgadamente la mayoría absoluta de la Eurocámara, mientras que las izquierdas, sumando los tres grupos –S&D, Verdes, Izquierda, 235 escaños en total– no llegan ni a un tercio de los 720 escaños con que cuenta el europarlamento.

En este marco y con la correlación de fuerzas señalada tiene especial interés conocer cuales son los planteamientos que la máxima autoridad de la UE, Úrsula von der Leyen en nombre de la Comisión europea que preside, tiene ante los principales problemas que ha de afrontar hoy la UE. En especial ante aquellos que mayor incidencia están teniendo, y a no dudar van a seguir teniendo con mayor intensidad aun a lo largo del curso y de la legislatura. Cabe citar entre ellos, sin olvidarnos de otros que por razones de espacio es obligado omitir pero no olvidar, los relativos al reciente Acuerdo comercial suscrito el mes pasado entre Trump y la propia Úrsula von der Leyen por las implicaciones que va a tener en las futuras relaciones entre la UE y los EE.UU.; así mismo y de forma muy especial, dadas las proporciones de la catástrofe humanitaria que está teniendo lugar en Palestina como consecuencia del genocidio que se está perpetrando en estas tierras, definir la posición a adoptar por la UE ante esta situación, que no puede ser la de prolongar la posición pasiva e inhibitoria mantenida hasta ahora.

En relación con el reciente Acuerdo comercial del pasado verano, uno de los mas importantes que ha suscrito la UE y que va a condicionar las relaciones económicas con los EE.UU. a partir de ahora, la primera apreciación a realizar hace referencia a la forma como ha sido presentado este Acuerdo ante el Parlamento europeo por la Presidenta de la Comisión, que mas que otra cosa parecía un relato autojustificativo y exculpatorio de la actitud mantenida por la representación europea, basándose en el triste argumento del mal menor y alegando que la cosa podía haber sido mucho peor. Por lo que se refiere al contenido del Acuerdo y sin entrar en el examen detallado del prolijo texto (conocido varias semanas después, a finales de agosto, lo que no deja de ser un comportamiento negociador un tanto extraño), más que el nuevo arancel del 15% a las exportaciones europeas a EE.UU., que es lo que ha centrado los comentarios, lo que tiene mayor trascendencia, tanto desde la perspectiva económica como sobre todo política, son los compromisos suscritos en materia energética y de adquisición de armamento, por otra parte muy difíciles de cumplir. Si algo revela este acuerdo es la constatación de una relación trasatlántica completamente desequilibrada y regida por la subordinación a los EE.UU., además bajo la batuta de Trump y su equipo, lo que resulta muy difícil de asumir desde posiciones europeístas.

La situación en Palestina

Una atención especial merece la posición mantenida por la Presidenta de la Comisión, en nombre del ejecutivo comunitario, en relación con la situación en Palestina, dada la magnitud de la tragedia humanitaria a la que estamos asistiendo como consecuencia de la actitud genocida que está mostrando el Estado de Israel en este territorio (no solo en Gaza, también en Cisjordania). No deja de resultar llamativa la actitud de pasividad y de inhibición que han venido manteniendo al respecto la UE y sus máximas autoridades institucionales (en particular la Presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, y la Alta Representante para la política exterior y de Seguridad, Kaja Kallas,) ante una cuestión que no solo no puede resultarnos ajena como europeos sino que constituye un elemento integrante de la propia identidad europea. Cabe percibir, en esta ocasión, un leve giro en la actitud mantenida hasta ahora, como lo muestran algunas de las propuestas realizadas en el curso del debate y asimismo el hecho de que la cuestión palestina haya sido, al menos, objeto de tratamiento en las principales instancias institucionales de la UE; lo que no ha sido habitual hasta ahora y, aunque solo sea por ello, es preciso acoger favorablemente. Aunque también es preciso advertir que no puede afirmarse que se hayan adoptado resoluciones ni medidas efectivas que hagan posible detener la agresión que está llevando a cabo el Estado de Israel contra la población palestina.

La gestión del fenómeno migratorio

Un tema que, a pesar de hacer referencia a uno de los principales problemas que tiene planteados hoy la UE, apenas ha merecido la atención debida en este debate sobre el estado de la Unión, ha sido la gestión del fenómeno migratorio, que es (y va a ser cada vez mas) determinante para el futuro de la UE. Tan solo reseñar que en los escasos párrafos dedicados a este tema (el texto integro puede verse en www.ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es) se persiste en la concepción securitaria de la inmigración, vinculándola con la inseguridad, se insiste en la protección de las fronteras como solución al problema y se reitera el relato que vincula las corrientes migratorias con las mafias, que haberlas haylas como en toda actividad susceptible de generar beneficios lucrativos, pero que en ningún caso puede considerarse la causa ni el factor determinante del fenómeno migratorio, que obedece a otros móviles y que requiere medidas que poco tienen que ver con las patrocinadas por el nacionalpopulismo que hace de la inmigración el chivo expiatorio a perseguir.

Mas que el debate sobre el estado de la Unión en si mismo, que no puede decirse que haya aportado grandes novedades a pesar de que algunos de los comentarios posteriores hayan augurado cambios importantes en la posición mantenida hasta ahora a la vista del anuncio de medidas sancionadoras contra Israel, lo que mayor interés tiene es saber si a partir de ahora va a haber un cambio real en la orientación seguida hasta la fecha. No hay muchos motivos, dada la correlación de fuerzas en la Eurocámara y mas aun en la Comisión y en la amplia mayoría de los ejecutivos de los Estados miembros, para pensar que en este curso y en la actual legislatura vaya a haber una reorientación sustancial de la deriva seguida hasta ahora en el tratamiento de los asuntos en torno a los que ha girado el reciente debate sobre el estado de la UE. En todo caso, y teniendo en cuenta que en el debate sobre el estado de la Unión no se ha adoptado media resolutiva alguna sobre los temas tratados en él, las decisiones que se adopten a partir de ahora en los órganos competentes, básicamente la Comisión y el Consejo, serán indicativas de la voluntad de abrir a lo largo del curso y de la legislatura nuevos escenarios mas favorables para el tratamiento de los asuntos tratados en este debate o, por el contrario, de la prolongación indefinida de la deriva seguida hasta ahora.

Profesor