Mi buen amigo –espero y estoy seguro que el cariño será mutuo y recíproco– y referente personal en cantidad de cuestiones culturales, sociales y políticas que se apellida Álvarez y se llama Juanjo dio hace poco tiempo una entrevista muy interesante y de jugosa de rabiosa actualidad. Sus reflexiones son brillantes, como siempre. Con su habitual generosidad tengo el honor de tener su permiso dadivoso para frasearlas aunque sea con un poco de desorden. Habla sobre política, corrupción y sus consecuencias, sobre desafección política, calidad democrática, inseguridad, inmigración, una posible existencia de Aliança Democrática en Euskadi, autogobierno vasco y reforma del estatuto, conexión del TAV con Navarra, y una cuestión tan sensible como es el euskera en su conjunto, el bilingüismo etc. Comparto preocupaciones.
Y así, respecto a la corrupción y sus consecuencias manifestaba lo siguiente: El tiempo nos permite comprobar que tenemos instrumentos, un andamiaje de estructuras de control pero que en la práctica han demostrado ser insuficientes. Lo que falta en realidad es una cultura de regeneración democrática porque la pauta de conducta de un político no puede ser el Código Penal. La integridad institucional es clave para que los ciudadanos nos sintamos unidos al sistema. Lo del caso llamado “caso Cerdán” ha sido el remate a mucho tiempo de hablar ya de la degradación de la política, del estercolero en el que se ha convertido el Congreso de diputados. La política ha ido dejando de lado su capacidad transformadora, no vemos un instrumento capaz de abordar retos y de llegar a acuerdos. Y eso precisamente es un factor que expulsa a mucha gente del sistema, porque ¿quién se acerca a la política en estas condiciones? Hay que tener en cuenta que la confianza es un elemento vertebrador, es la institución más silente y resistente de la democracia y si se pierde no sabemos a dónde vamos. De acuerdo.
Y sobre la llamada calidad democrática, Juanjo Álvarez se manifiesta así: Los instrumentos de intermediación institucional con la sociedad fallan. Hoy, salvo aquellos que están convencidos o que forman parte del “entramado” el resto lo ve todo con lejanía. Lamentablemente en nuestra sociedad actual los únicos instrumentos de movilización social son o barbaridades como la que estamos viendo por Gaza o un elemento hedonista como es el fútbol, fuera de eso no hay capacidad tractora, falta pulsión. Desgraciadamente coincido con él.
Sobre la llamada inseguridad en las calles opina que en este tema no hay recetas mágicas, que no ha funcionado ni el modelo francés de asimilación, ni el modelo inglés de multiculturalismo. Pero eso es una cosa y otra es demonizar a todo el colectivo de inmigrantes algo que parece una barbaridad y auténtica injusticia. Opina negativamente también sobra la posibilidad de que un partido xenófobo catalán llamado Aliança Catalana tenga hueco en Euskadi y opina que la sociedad vasca es una sociedad bastante cohesionada con elementos de solidaridad, empatía y comprensión. Al respecto Juanjo Álvarez insiste en que no cree que haya un caldo de cultivo como para lanzar planteamientos que supongan desviaciones de valores de tal calibre. Estoy de acuerdo con él.
Sobre “desaprovechar” otra ventana para reformar el Estatuto de Gernika afirma que no le gusta el concepto de aprovechar o desaprovechar la ventana, la oportunidad o no, porque daría la sensación de que lo hacemos ahora o ya no la hacemos nunca, aunque es cierto que tan importante es que haya una mayoría factible en el Parlamento Vasco como en el Congreso de diputados. Manifiesta efectivamente que no hay pulsión en la ciudadanía vasca, que no espera que el nuevo estatus llegue como un maná, pero lo cierto es que ya han pasado 45 años y sería bueno llegar a un nuevo consenso en el que todos nos sintamos identificamos. Hago mías sus reflexiones.
Sobre una de las premisas que pueden unir a PNV, EH Bildu y PSE sea el reconocimiento de Euskadi como nación. Pues quizás. Aunque ciertamente el artículo 1 del actual Estatuto de Autonomía de Gernika afirma que el Pueblo Vasco, como expresión de su nacionalidad y para acceder a su autogobierno se constituye en Comunidad autónoma y es así como se está diciendo de hecho que es nación. Entiende Juanjo Álvarez que es un factor cohesionador y que no tiene por qué ser rompedor pues parte de una visión no excluyente, moderna, diversa y plural, pero que si pretendemos incorporar una idea parecida al llamado derecho a decidir con el mantra de las urnas de votar independencia sí, o independencia no, se les pone muy fácil a los sectores más inmovilistas que van a entender que eso representaría una vía, digamos, unilateral. Entiende que sería un enorme riesgo que afectaría al conjunto del texto. Pero en realidad, con la metodología de aprobación del reglamento ya hay un derecho a decidir porque la última palabra de una reforma estatutaria la tendría la ciudadanía vasca.
Una cuestión candente últimamente es la famosa conexión del TAV con Navarra, bien con Ezkio-Itsaso, bien por Vitoria–Gasteiz. Mi estimado amigo entiende al respecto que la relación entre el saber y el poder entre la política y el conocimiento que consiste en tomar decisiones a partir de tener toda la información, y así entiende que parecería que se ha puesto el carro por delante de los bueyes.
No menos candente es el tema de los consensos lingüísticos, últimamente alterado por algunas sentencias de algunas instancias judiciales de difícil comprensión para el normal de los de a pie. Juanjo Álvarez se sincera y manifiesta que no lo diría de esas maneras. Entiende como premisa que en un territorio con dos idiomas oficiales, la convivencia entre ellos afecta a su vez directamente a la convivencia social. Parecería que estemos yendo a una guerra entre talibanes del euskera y sus enemigos, entiende que es exactamente lo contrario de lo que debería de ser. Entiende que no cabe dejar una lengua al puro darwinismo lingüístico, ni tampoco a la imposición. Debería de haber un derecho real un derecho de opción que desgraciadamente no se está manejando bien por parte de ciertos tribunales. Y respecto al nivel de exigencia del euskera opina que debería haber tanta exigencia como marque el mapa sociolingüístico, no puede ser el mismo nivel en Barakaldo, por ejemplo, que en Abaltzizketa. Entiende además que la nueva Ley de Educación da cobertura a los centros para que desde su realidad desarrollen sus propias herramientas, esa es precisamente la referencia: adaptarse a cada lugar sin planteamientos maximalistas ni reduccionistas. Y es más, respecto a algunas recientes declaraciones que entienden que el euskera pueda ser un factor limitante para atraer talento Juanjo Álvarez manifiesta que no lo cree precisamente por su experiencia personal en Ikerbasque. Afirma categóricamente que el euskera no impide la llegada de investigadores de elite. Es más, es de la opinión que este supuesto debate, por llamarle de alguna manera, tiene mucho de oídos y de tópicos que no responden a la realidad y que en cambio existen problemas mucho más acuciantes como el propio alojamiento de esas personas que vienen de fuera. La clave está, en su opinión, en ser atractivos y competitivos: paguemos buenos salarios y ofrezcamos buenas condiciones de habitabilidad.
Y por último reflexiona sobre la desviación del foco europeo hacia el Este y en ese sentido apuesta claramente como objetivo fundamental por la Eurorregión Atlántica con lo que supondría mucha mayor capacidad de maniobra en Europa. Bien para Euskadi y para la ciudadanía vasca.
Termino manifestando mi gratitud para con Juanjo Álvarez Rubio nacido en Zumaia hace 61 años, abogado, jurista catedrático y doctor de Derecho Internacional Privado en la Universidad del País Vasco y que ha sido entre otras responsabilidades Secretario de Globernance (Instituto para la Gobernanza Democrática). Digo que termino manifestando mi gratitud a Juanjo por ser sobre todo una buena persona, una persona buena, con el que he participado de su amistad durante muchos años y en innumerables tertulias radiofónicas en diversas emisoras de radio.
Eskerrik asko, Juanjo, por tu generosa actitud para conmigo permitiendo parafrasearte en algunas de tus brillantes y sabias reflexiones.
Milesker, lagun on. Parafraseo a un buen amigo.