De pequeño siempre me suscitó una fascinación especial Astérix y Obélix, debido al relato cómico de las aventuras de los protagonistas de una pequeña aldea contra el imperio romano, al puro estilo David contra Goliat. En la evolución del ser humano, si excluimos de la ecuación la variable del tiempo, el factor de mayor peso en su desarrollo ha sido la domesticación de la energía. Esta hipótesis se puede comprobar por la influencia de la electricidad en nuestras vidas, siendo éste el cohesionador intangible que hace rodar la sociedad. Tal es la dependencia que, si desapareciera la electricidad, el colapso de la especie humana sería cuestión de meses. Por ello, vamos a analizar las raíces del árbol energético de Euskadi y así disponer de una visión global de nuestro “roble”.
En el año 1986 Repsol realizó una inversión de 360 millones de euros para la construcción de La Gaviota, plataforma offshore anclada al fondo del mar con 20 pilotes, desde donde se inició la explotación del yacimiento de gas. Sin embargo, para 1994 se agotó el recurso fósil y la superficie de 64 km² pasó a emplearse como almacenamiento de gas natural, hoy en día propiedad de Enagás.
En la actualidad, el País Vasco no dispone de recurso energético fósil. Por ende, y tras consultar los datos de 2021 de Red Eléctrica España sobre la demanda total de electricidad de la región, 15892 GWh, Euskadi tiene que importar el 57% del consumo anual (9086 GWh), siendo su saldo energético claramente importador.
Un año antes de que Neil Armstrong pisara la Luna, en esta pequeña aldea la visión de futuro de los hermanos Sendagorta derivó en la creación de Petróleos del Norte, que posteriormente se rebautizó como Petronor. Inicialmente su actividad se centraba en suministrar fuel oil a las plantas de generación eléctrica, pero su objetivo siempre ha sido refinar y comercializar productos petrolíferos y sus derivados. Tal es así, que con la democratización del uso del vehículo ligero, la misión se fue transformando para cubrir la creciente necesidad de combustibles líquidos ligeros.
La producción total de Petronor rebasó los 8 millones de toneladas de productos en 2021. Paralelamente, en la última década la Unión Europea ha perdido el 10% de su capacidad de refino, síntoma del retroceso de la industria petrolera a nivel mundial, debido principalmente a la gradual desinversión en el sector. La reducción de 2 millones de barriles diarios de petróleo propuestos por la OPEP, junto a la posible incorporación de Arabia Saudí al seno de los BRICS (conformados por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), pueden desequilibrar el orden establecido, causando un hito en las relaciones internacionales. Por otra parte, las sanciones occidentales a Rusia, imposibilitando la importación de petróleo ruso, dejan de manifiesto la importancia de disponer de una refinería, como la de Muskiz, capaz de procesar crudos de distintas procedencias.
Es plausible que la dinámica de la concentración de las refinerías de petróleo se intensifique esta década, surgiendo de ello algunas refinerías “todoterreno” que sean capaces de procesar aceites vegetales, residuos sólidos urbanos y de orígenes dispares del petróleo que le sea accesible a Occidente. Asimismo, la creación de hidrocarburos sintéticos con idénticas propiedades a los actuales, partiendo de dióxido de carbono (CO2) e hidrógeno renovable (H2) será una alternativa real que permitirá seguir usando uno de los mayores descubrimientos de Europa, el motor de combustión interna, a la vez que se fomenta la economía circular mediante la captura y el uso del CO2.
Todo lo previamente descrito carecería de importancia sin una adecuada lanzadera. Sin embargo, el Puerto de Bilbao es la puerta al mercado mundial, ya que se trata de un puerto estratégico muy bien conectado y reconocido dentro del corredor del Atlántico TEN-T por parte de la Comisión Europea. En 2021, la Terminal Marítima de Petronor en Punta Lucero registró un movimiento de 11,3 millones de toneladas de crudo de petróleo, productos derivados y otras materias. Análogamente, según las estadísticas de tráfico del Puerto de Bilbao presentadas por Ricardo Barkala en 2021, el puerto en su conjunto alcanzó los 31,2 millones de toneladas.
Anclado en el Puerto de Bilbao se encuentra otra de las raíces del árbol vasco, la instalación de Bahía de Bizkaia Gas SL (BBG), que es la sociedad propietaria de la terminal de descarga y de la planta de regasificación de gas natural licuado (al 50% entre el Ente Vasco de la Energía (EVE) y Enagás). A pesar de que el gas natural ya tenía un largo recorrido en el Estado, en agosto de 2003 se puso en marcha la planta regasificadora con la descarga del primer buque metanero Bristish Innovator.
Dicha planta se encuentra situada en un enclave geográfico estratégico para las cargas procedentes de América y Norte de Europa para garantizar el suministro energético de Euskadi. A su vez, refuerza el sistema gasista español y en menor medida el europeo, mediante sus conexiones con Francia de 3500 millones de m3 en Irun y 5000 millones de m3 en Larrau. A pesar de la cobertura mediática inusitada que ha padecido el gas natural a raíz del riesgo de suministro por la guerra de Ucrania, cabe destacar que en las últimas dos décadas se han descargado más de 800 buques metaneros en la instalación de Bizkaia.
El uso del gas natural se puede dividir en tres grandes bloques: el primero para calentar los hogares, segundo como materia prima o fuente de calor en la industria y, por último, para la producción de energía eléctrica. Nos centraremos en este último, ya que disponemos de dos instalaciones de ciclo combinado donde se realiza la combustión del gas natural con una alta eficiencia térmica. En 2005 se puso en marcha el ciclo combinado de Boroa en Amorebieta con sus 800 MW de potencia nominal y en 2003 la Central de Ciclo Combinado de Bahía Bizkaia Energía (BBE) que se ubica en una parcela de cinco hectáreas en el Puerto de Bilbao también con 800 MW. Esta última propiedad, compartida entre British Petroleum (BP) con un 75% y Ente Vasco de Energía con el 25%.
Los activos energéticos previamente descritos son los que permiten una actividad industrial próspera, traduciéndose en un aumento de la calidad de vida de los ciudadanos. Si volvemos a las raíces del árbol, ya sabemos cuál es la pócima mágica para Euskadi, aunque esta vez no esté creada por el druida de la aldea, Panorámix. No obstante, la corriente de fondo nos dirige hacia una sociedad sostenible, tanto desde el punto energético con una mayor presencia de energías renovables como desde la concienciación ambiental en todas sus vertientes. En la Radiografía Energética de Euskadi (II), analizaremos cuál es el papel que juegan las energías renovables en Euskadi y qué tecnologías le pueden permitir lograr un amplio grado de independencia energética.