Echemos una mirada a África, el continente más empobrecido del planeta y excelente banco de pruebas para el tema que nos ocupa.
Ana, donostiarra que ha pasado unos años de su juventud en África central, cuenta que en los pueblos donde ella trabajó, todas las labores de mantenimiento familiar eran realizadas por las mujeres, mientras los hombres, por sistema, holgaban o tertuliaban durante toda la jornada, salvo contadas excepciones en que alguien les requiriera para hacer alguna “chapuza”, en cuyo caso, el dinero se lo quedaba el propio varón para gastárselo con sus compadres. Como lo primero era enseñar a la gente a comer algo más que los frutos silvestres, Ana puso en marcha un cultivo familiar de alimentos básicos: cereales y verduras. Sin tener más conocimientos de agricultura que cualquier universitaria de Letras, se ofreció a enseñar a quien quisiera los rudimentos que en teoría guardaba su memoria de urbanita: cavar, abonar, sembrar, regar. Se presentaron sólo las mujeres y fueron solo ellas las que arrimaron el hombro. Es un ejemplo válido para constatar que el Día de la Mujer hay que aprovecharlo para movilizar a los hombres. Hay en África una segunda urgencia consistente en la necesidad de educar a las mujeres desde niñas. Todos los especialistas coinciden en que la falta de educación salvaje lleva a la esclavitud de esposas e hijas. Si se intenta sacar adelante a un país, hay que ocuparse de formar al sexo femenino sea o no pobre.
Gülbahar Hassan, cuya foto y opiniones hemos podido ver hace cosa de días en este periódico, es una demostración del papel que puede jugar una mujer culturalmente bien equipada, en la política de liberación y democratización en sociedades despreciadas y arrinconadas por los poderosos como lo puede ser el pueblo kurdo. Kobane es un enclave sirio a medio kilómetro de la frontera con Turquía. Gracias a dirigentes como ella nacieron y maduraron las Unidades de Protección Popular y las de Defensa de la mujer, que fueron las que resistieron heroicamente al ataque de los yhadistas a este territorio kurdo. Muchas jóvenes estuvieron en el frente junto con sus padres y abuelos. Quienes no podían combatir amasaban pan, llevaban agua y comida al frente. Gülbahar Hassan es hoy un puntal en la lucha por la democracia del pueblo kurdo. Acaba de visitar los parlamentos de Gasteiz e Iruña debido a su interés por confraternizar con pueblos no reconocidos en toda su integridad. Al exponer la situación de falta de apoyos internacionales al pueblo kurdo, subrayó que en su gira europea no han tenido acogida digna por parte de las potencias y los estados pero que entre pueblos y organizaciones tienen cada vez más amigos, entre los que cuentan a nuestro pueblo vasco.
Rita Levi-Montalcini ha sido una neuróloga italiana contemporánea premiada con el Nobel de Medicina en 1986 por su descubrimiento del NGF, Factor del Crecimiento Nervioso. Investigadora por vocación, había hecho el importante descubrimiento en 1942 pero los eminentes jueces del importante premio la tuvieron en el olvido durante 44 años. También a este nivel, hay que cambiar a los varones. A punto de cumplir los 100 años, hizo declaraciones sorprendentes. Su pasión de toda la vida fue ayudar a los demás. Trabajó mientras vivió y dedicó sus bienes a becar a niñas africanas “para que estudien ellas y prosperen ellas y sus pueblos”. Siguió pensando, investigando, convencida de que el cuerpo se le arrugaba pero no el cerebro, que lo mantuvo igual que a sus 20 años. Descubrió que la plasticidad neuronal hace que, aunque con la edad mueran neuronas, las restantes se reorganicen para poder mantener las mismas funciones. Conviene estimularlas a base de mantener el cerebro ilusionado, curioso, activo. Si lo hacemos funcionar, el cerebro no se degenera. “La jubilación está destruyendo muchos cerebros”, afirma sin dudarlo. “El cerebro femenino y el masculino tienen funciones cognitivas idénticas. Únicamente hay diferencias en lo referente a las emociones, al sistema endocrino”. Al preguntársele por qué hay más hombres que mujeres con premio Nobel, insiste: “Muchos hallazgos científicos atribuidos a hombres, los hicieron sus hermanas, esposas e hijas”.