La verdad es que hemos asistido a una etapa con poca historia. En la primera parte ha mandado la fuga de tres corredores con Cattaneo, Wright y Frison, que han tomado ventaja merced a una montonera en la que se ha caído el líder. No ha tenido mayores consecuencias para Pogacar, como hemos visto al final. El pelotón ha esperado a que se reincorporase junto con otros favoritos que también se han visto perjudicados. La llegada en Lausana era bonita y exigente, muy de clásica. Una invitación para ver a los corredores capaces de mover grandes potencias máximas. Esos eran los favoritos y lo han demostrado.

Otra vez ha quedado constatado que hay dos ciclistas por encima del resto en esta primera semana de competición: el líder, Pogacar, y Van Aert. Los dos son superiores. Están siendo diferenciales y han sumado dos etapas cada uno. Desde mi punto de vista, la etapa que viene es un día importante de cara a ver qué actitud adoptan el Jumbo y el Ineos para encarar lo que queda de Tour, que aún es mucho. Es una jornada en la que tácticamente se puede mover mucho la carrera y un terreno en el que según cómo lo afronten, sepamos de qué modo encararán lo que resta de Tour ambas formaciones.

Se está viendo que en el cara a cara solo hay un rival a la altura de Pogacar, que es Vingegaard. Pero el danés está un poco por detrás en la general. No les queda otra que arriesgar para intentar frenar al esloveno. En ese sentido la etapa con llegada a Châtel Les Portes du Soleil y varios puertos es un buen escenario para moverse tácticamente. Es la primera gran oportunidad en ese aspecto y creo que tienen que intentar aprovecharla.

El autor es exciclista de Once, Euskaltel-Euskadi y Liberty y director del Grupo Eulen.