Secar la ropa al sol es una práctica habitual cuando tenemos un día soleado, ya que hace que se seque mucho más rápido.

Muchas personas lo hacen por ahorrar tiempo o por el ahorro energético. Sin embargo, aunque la luz solar tiene beneficios evidentes, también puede tener efectos negativos sobre los tejidos si no se hace correctamente.

Uno de los principales beneficios del sol es su poder desinfectante. Los rayos ultravioleta ayudan a eliminar bacterias, hongos y ácaros que puedan quedar en las fibras incluso después del lavado.

Por eso, tender la ropa blanca o de cama al sol es una buena idea: no solo se seca más rápido, sino que además queda más limpia.

Otro aspecto positivo es que el sol actúa como un blanqueador natural. La radiación UV ayuda a mantener el blanco de las prendas, reduciendo el amarilleo y eliminando manchas leves sin necesidad de productos químicos. De hecho, durante décadas se ha utilizado este método para "revivir" el color blanco de sábanas o camisetas.

Por último, secar al aire libre y al sol es una opción ecológica y económica. No consume electricidad, evita el desgaste de las prendas que producen las secadoras mecánicas y deja un olor fresco que muchos asocian con limpieza natural.

Riesgos del exceso de sol

A pesar de sus ventajas, exponer la ropa directamente al sol durante demasiado tiempo también puede dañar los tejidos y los colores. La radiación ultravioleta degrada las fibras, haciéndolas más frágiles y quebradizas. Esto se nota especialmente en tejidos naturales como el algodón, el lino o la lana.

En el caso de la ropa de color, el sol puede provocar decoloración. Los pigmentos pierden intensidad y las prendas acaban luciendo apagadas o con tonos irregulares. Los tejidos sintéticos, como el poliéster, también pueden sufrir: algunos se deforman ligeramente o retienen olores si se secan a temperaturas muy altas.

Además, si se deja la ropa mucho tiempo tendida, el exceso de calor y sequedad puede dejarla áspera al tacto, lo que reduce la sensación de suavidad, sobre todo en toallas y camisetas.

Ropa tendida Pixabay

Cómo aprovechar el sol sin dañar la ropa

La clave está en el equilibrio. Para aprovechar los beneficios del sol y evitar sus daños, lo ideal es tender la ropa en un lugar bien ventilado y con sombra parcial, especialmente para las prendas de color. También es recomendable dar la vuelta a la ropa, dejando el reverso expuesto al sol, para proteger la parte visible de la prenda.

Las prendas blancas, en cambio, pueden secarse directamente al sol sin problema. Y si se tienden durante las horas menos intensas (antes de las 11:00 o después de las 17:00), el riesgo de decoloración disminuye considerablemente.

Conclusión: hacerlo con moderación

El sol es un aliado natural para secar la ropa, siempre que se use con moderación y ciertas precauciones. Aporta desinfección, frescura y luminosidad a las prendas, pero también puede dañarlas si se abusa de su exposición. La mejor estrategia es combinar luz solar indirecta y buena ventilación, obteniendo así ropa limpia, fresca y duradera.