El calzado es una de las prendas que se ensucian con mayor facilidad, dado que están en constante contacto con el suelo. Por ello, debemos prestar especial atención a su limpieza.
Conviene ventilarlas cada día y pasarles un paño o cepillo de forma semanal, pero de vez en cuando también hay que meterlas a la lavadora o lavarlas a mano para darles una limpieza completa y eficaz.
En el caso de que optemos por meterlas a la lavadora, una opción más sencilla y cómoda, las zapatillas pueden sufrir desgaste. Para evitar esto, Temu ha puesto a a venta una bolsa donde meter el calzado antes de poner la lavadora.
Esta bolsa de lavado de zapatos reutilizable, que tiene un precio de 3,53 euros, es un protector de calzado que se adapta a todos los tamaños y zapatos. Su protección en la lavadora alarga la vida útil del calzado.
Más que estética
La importancia de mantener el calzado limpio va mucho más allá de una simple cuestión estética.
Los zapatos son una parte fundamental de nuestra imagen y, a menudo, lo primero en lo que muchas personas se fijan. Un calzado cuidado transmite orden, responsabilidad y atención al detalle. En cambio, unos zapatos sucios pueden dar una impresión de descuido, aunque el resto de la vestimenta sea impecable.
En entornos laborales, reuniones formales o entrevistas, este pequeño detalle puede marcar la diferencia entre causar una buena o mala impresión.
Además de la apariencia, la limpieza del calzado está estrechamente relacionada con la higiene personal. Los zapatos acumulan polvo, sudor, bacterias y hongos, especialmente si se usan durante largos periodos o para hacer deporte.
No limpiarlos con regularidad puede favorecer la aparición de malos olores, irritaciones o infecciones como el pie de atleta. Mantenerlos secos y limpios ayuda a prevenir estos problemas y a mantener los pies saludables. Un interior ventilado, junto con el uso de calcetines adecuados, también contribuye a una mejor transpiración y a evitar la humedad, principal causa de mal olor.
Alarga la vida útil
Por otra parte, limpiar el calzado con frecuencia, y además con bolsas protectoras como la citada, es una forma eficaz de prolongar su vida útil.
La suciedad, el barro o incluso la sal del sudor pueden deteriorar los materiales con el tiempo. En los zapatos de cuero, por ejemplo, la falta de limpieza y de hidratación puede provocar grietas o pérdida de brillo. En los deportivos, la acumulación de polvo o barro afecta la flexibilidad y la adherencia de la suela. Por eso, dedicar unos minutos a su mantenimiento no solo mejora su aspecto, sino que también supone un ahorro a largo plazo.