Cuando pensamos en los restos fecales que puede haber en nuestra casa, solemos imaginarlos en lugares evidentes, como el inodoro o la basura. Sin embargo, numerosas investigaciones señalan que este tipo de contaminación está mucho más presente de lo que creemos… y el principal culpable no está en el baño, sino en la entrada de casa.

Las calles son un caldo de cultivo para bacterias y microorganismos. Entre excrementos de mascotas, polvo, agua estancada y superficies contaminadas, cada paso que damos llena nuestras suelas con millones de bacterias.

Sin ir más lejos, un estudio de la Universidad de Arizona concluyó que el 96% de los zapatos analizados contenía bacterias de origen fecal, algunas tan resistentes que pueden sobrevivir durante días en superficies secas.

El problema no es solo la cantidad, sino la facilidad con la que estas bacterias viajan. Cuando entramos con zapatos a casa, cada pisada transfiere parte de esa carga al suelo, alfombras y, por rebote, a objetos y manos. En hogares con niños pequeños o mascotas, el riesgo aumenta: jugar en el suelo se convierte en una puerta abierta a patógenos.

Calzado Freepik

Otros objetos con bacterias fecales

Aunque las suelas son la zona más expuesta y con mayor cantidad de restos fecales, no son el único foco de preocupación. Otros objetos comunes con presencia significativa de restos fecales incluyen:

  • Teléfonos móviles: los llevamos al baño y los tocamos constantemente sin lavarnos las manos antes.
  • Teclados y ratones de ordenador: acumulan restos por el contacto constante con manos contaminadas.
  • Mando a distancia: rara vez se limpia, pero pasa por muchas manos.
  • Esponjas y bayetas de cocina: retienen humedad y restos de alimentos, lo que favorece el crecimiento bacteriano.
  • Cepillos de dientes: si están cerca del inodoro y sin protección, pueden recibir microgotas al tirar de la cadena.

Cómo reducir la contaminación en casa

Mantener un hogar libre de restos fecales al 100% es prácticamente imposible, pero sí podemos reducir significativamente la exposición siguiendo unas pautas sencillas.

Zapatos fuera

Lo más eficaz es dejar el calzado en la entrada y usar zapatillas de interior. Un felpudo doble (uno exterior y otro interior) ayuda a reducir la carga bacteriana.

Limpieza y desinfección regular de superficies

Pasar la mopa o aspiradora con filtro HEPA y fregar con desinfectantes suaves (como soluciones diluidas de lejía o limpiadores antibacterianos) en zonas de alto tránsito.

Lavado frecuente de manos

Especialmente después de llegar de la calle, ir al baño o manipular calzado.

Limpieza de objetos de uso frecuente

Desinfectar móviles, teclados, mandos y pomos al menos una vez por semana.

Higiene en la cocina y baño

Cambiar las bayetas con frecuencia, usar tablas de cortar separadas para carnes y vegetales, y cerrar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena.

En resumen, los restos fecales están más presentes en nuestras casas de lo que imaginamos, y las suelas de los zapatos son el principal foco de entrada.

Adoptar medidas sencillas como dejar el calzado en la entrada y limpiar regularmente puede marcar la diferencia, protegiendo la salud de toda la familia y manteniendo el hogar mucho más higiénico.