Un plato de pasta es un buen recurso para consumir prácticamente en cualquier momento y situación puesto que es una alternativa sana, barata, fácil y muy rápida de preparar. Sus posibilidades son infinitas y van desde unos sencillos macarrones, espirales o caracolas con tomate, hasta unos raviolis o lazos en ensalada, pasando por unos espaguetis o tallarines acompañados de tus salsas e ingredientes favoritos.

La pasta se consume cocida y para ello basta con introducirla durante unos pocos minutos en agua hirviendo y después escurrirla. Precisamente, esa rapidez con la que se cuece la pasta es a veces un arma de doble filo, ya que solemos recurrir a ella cuando estamos muy liados y no podemos prestarle demasiada atención. 

Así, lo habitual es que mientras la pasta hierve en la cacerola andemos de aquí para allá haciendo otras cosas. De repente, nos acordamos y al volver a la cocina el agua ya se habrá salido de la perola y una pasta blanquecina se habrá derramado por todo poniéndonos un trabajito extra. 

La causa, el almidón

Este desbordamiento del agua de la olla tiene una explicación científica y se debe a las moléculas de almidón de la pasta. Estas se filtran en el agua, hacen que las burbujas sean más resistentes y formen en la superficie de la olla una capa gruesa de espuma blanca que evita que el vapor se escape. Con el paso de los minutos, la tensión superficial de esta capa cede a la presión del vapor y al romperse de forma brusca hace que el agua se desborde.

Si no quieres que esto te vuelva a pasar, hay una serie de trucos que puedes utilizar para mantener el agua de la cocción a raya

Una de las opciones más conocidas es la de colocar una cuchara o una espátula de madera apoyada de forma transversal en la parte superior de la cacerola a modo de tapa. La madera es buena para absorber el agua y mala para conducir el calor de forma que las moléculas de almidón al tocar la cuchara fría y seca se romperán, evitando así que se forme la capa de espuma y permitiendo que el vapor se libere de forma constante. 

Con este truco conseguirás que el agua no se salga, pero debes tener cuidado porque no es infalible. Si la temperatura es muy alta y el tiempo de cocción excesivo, la madera perderá sus propiedades, terminará por ceder y el agua se desbordará.

Una cuchara de madera sobre una olla con agua hirviendo.

Otra opción muy sencilla para que el agua no se desborde es echar al agua un hielo o depositar en el fondo de la cacerola un utensilio de cocina. Hay que tener en cuenta que en ambos casos se trata de soluciones de urgencia que pasado un tiempo perderán todo su efecto. 

Por su parte, el usuario de TikTok @foodloverspty ha compartido lo que podría ser el truco definitivo, muy sencillo y eficaz. Este consiste en echar en una servilleta un poco de aceite y frotar con ella los bordes internos de la olla para frenar así la subida del agua. De esta forma, cuando el agua hierva no conseguirá traspasar la barrera del aceite. 

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En la misma línea, otra opción es echar a la pasta un chorro de aceite de oliva, no tanto para que esta no se pegue sino para que cuando al hervir se forme esa espuma blanca, se cree una película por encima del agua que evitará que esta se salga. 

La próxima vez que vayas a cocer pasta ten en cuenta estos sencillos trucos. Podrás seguir a tus cosas durante el tiempo estipulado de cocción y regresar a la cocina sin el temor de encontrarte una desagradable sorpresa.