El masajista acusado de agredir sexualmente a tres menores, condenado a 26 años de cárcel
El tribunal rechaza que siga en libertad provisional y ordena su ingreso en prisión
El masajista de Donostiaacusado de agredir sexualmente a tres chicas menores de 13, 14 y 15 años, ha sido condenado este miércoles a penas que suman 26 años de cárcel por la Audiencia de Gipuzkoa que, según han indicado a Efe fuentes del caso, ha ordenado su ingreso en prisión dado que hasta ahora se encontraba en situación de libertad provisional.
El fallo, dado a conocer esta mañana a las partes en una sesión que ha tenido lugar en audiencia pública en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, ha considerado al masajista responsable de agredir sexualmente a las tres adolescentes, delito por el que ha sido condenado a penas que suman 24 años de prisión.
El tribunal le ha impuesto también otros dos años más por ciberacoso a dos de ellas y le ha condenado a compensar con una suma total de 40.000 euros a las tres (10.000, 10.000 y 20.000 euros respectivamente) en concepto de responsabilidad civil por los daños sufridos.
El acusado ha sido inhabilitado asimismo para cualquier profesión que implique contacto con menores de edad durante diferentes períodos de tiempo según las víctimas, y no podrá aproximarse ni comunicarse con ellas, además de permanecer en libertad vigilada varios años una vez sea excarcelado.
Puerta cerrada
Durante el juicio, celebrado el pasado septiembre (en el que las tres víctimas, actualmente mayores de edad, declararon a puerta cerrada), la Fiscalía solicitó un total de 45 años de prisión para este varón, mientras que cada una las tres acusaciones particulares pidió 15 años en nombre de cada perjudicada.
Según ha dado a conocer el TSJPV en una nota, los hechos declarados probados en la resolución recogen que el acusado, que tenía un centro de masajes en Donostia, contactó con las tres menores, que eran amigas de su hijo y de la hija de su pareja, y les ofreció realizar masajes para aliviar la tensión y estrés.
Tras un intercambio de mensajes a través de diversas aplicaciones telefónicas en las que fue "poco a poco ganándose su confianza", las menores accedieron finalmente a darse el masaje, donde el acusado, bajo el pretexto de "aliviarlas", terminaba agrediéndolas sexualmente.
El tribunal también considera probado que el acusado "remitió mensajes a través de aplicaciones telemáticas a fin de llevar a cabo los masajes corporales" a las víctimas. En su sentencia, la Audiencia destaca que las declaraciones de las tres víctimas fueron persistentes, ya que mantuvieron desde el inicio de la causa una "idéntica versión", y han estado "exentas de cualquier ánimo torcido que pudiera operar como causa de incredibilidad subjetiva".
"Las declaraciones de las tres perjudicadas en el acto del juicio han sido claras, rotundas, inconcusas y además plenamente coincidentes entre sí en relación con la mecánica comisiva desplegada por el acusado", apunta el tribunal que también precisa que sus relatos han estado dotados de "relevantes corroboraciones".
Entre ellas, "la documental que obra en el procedimiento, en la que consta las transcripciones" de las conversaciones telefónicas mantenidas entre el acusado y las menores y los "contundentes datos" que "apuntalan la afirmación" de que el comunicante era el acusado a pesar de que él lo negó en el juicio.
Situación personal
Tras la lectura del fallo en la sala, el tribunal ha celebrado una audiencia sobre la situación personal del acusado, ya que este ha permanecido en situación de libertad provisional desde que sucedieron los hechos.
En esta sesión, tanto la Fiscalía como las tres acusaciones particulares, ejercidas por los letrados Mari Paz Sa Casado, Ángeles Salamero e Iñigo Iruin, han solicitado el inmediato ingreso en prisión provisional del procesado ante el, a su entender, riesgo "muy elevado" de que pudiera darse a la fuga, una vez conocida la "contundente" condena de 26 años que le ha sido impuesta.
El letrado de la defensa, Juan Álvarez Fanjul, por su parte, ha solicitado que se mantenga la situación de libertad provisional, ya que la sentencia no es firme y puede ser recurrida, al tiempo que ha argumentado el arraigo de su cliente y su responsabilidad paterna respecto a sus dos hijos, que a su entender evitarían el riesgo de fuga, junto a un agravamiento de las medidas cautelares que ya tiene y la garantía de abonar los 40.000 euros de la responsabilidad civil que el padre del acusado ha asumido en la sala.
En esta línea, el inculpado se ha mostrado dispuesto a comparecer todos los días en el juzgado e incluso a portar una pulsera telemática, a pesar de lo cual el tribunal ha decretado su ingreso en prisión.
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