La fiscal ha mantenido ese lunes su petición de cuatro años de cárcel para el hombre acusado de agredir sexualmente la madrugada del 12 de junio de 2022 a una menor de 15 años, quien asegura que el varón sacó su pene del pantalón y lo frotó contra su trasero en un bar de la Parte Vieja de Donostia.

Sucesos

Según la versión del Ministerio Público, los hechos sucedieron sobre las 00.20 horas, cuando el hombre, de nacionalidad marroquí, se aproximó a su víctima en el interior del citado establecimiento, "con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales", y le rozó el culo en dos ocasiones "con el pene erecto que se había sacado previamente del pantalón".

Durante el juicio por esta agresión, celebrado hoy en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, la víctima ha declarado a puerta cerrada, al igual que una amiga también menor de edad, que se encontraba con ella cuando ocurrió el incidente.

Según ha desvelado en la parte final del juicio la fiscal, ambas han corroborado en la vista la versión acusatoria.

Las dos menores han indicado también que el inculpado estaba "solo" y han mantenido que no tenían "duda" alguna de que fue él.

Después de estos hechos, la víctima se fue "nerviosa" a su casa, donde contó lo sucedido a sus padres, mientras que la otra menor junto a otras amigas siguió al inculpado hasta la Plaza de la Trinidad para sacarle una fotografía e identificarlo, tras lo que llamó por teléfono a la Guardia Municipal que detuvo al sospechoso.

Testimonio coherente

En su informe final, la fiscal ha mantenido su petición de cuatro años de cárcel, al entender que la declaración de la víctima, corroborada por distintos elementos periféricos, permite desvirtuar la presunción de inocencia del acusado, ya que ha sido "coherente" persistente y carente de "motivos espurios" pues no conocía al acusado ni tenía ninguna enemistad contra él.

Por su parte, la defensa ha reclamado la libre absolución de su cliente, quien en todo momento ha negado los hechos y ha dado una versión diferente de lo ocurrido.

Este hombre ha relatado que al acudir al bar donde estaba la víctima vio cómo el grupo de jóvenes con los que estaba comenzaban a tocarse la ropa como si les hubiera robado algo, una situación que le hizo sentirse molesto.

Así, como había "mucha gente" en el local decidió salir para buscar un baño en otro establecimiento, pero al no lograrlo decidió ir a unos baños portátiles instalados en una plaza.

Más adelante, se encontró con una chica que le sacó una foto y, al percatarse que era del grupo del incidente del primer bar, se preocupó porque pensó que igual iba a subir la imagen a las redes sociales vinculándolo con posibles robos, por lo que, enfadado, fue él quien llamó a la Policía. El juicio ha quedado visto para sentencia.