Bilbao – El cuerpo sin vida y con signos de violencia hallado en la madrugada del pasado sábado en Artxanda –en el antiguo restaurante Miramar, abandonado desde 2019– corresponde a un hombre, todavía sin identificar. Así lo corroboran fuentes del Departamento de Seguridad del Gobierno vasco. El cadáver fue encontrado a las 5.00 horas del sábado por un particular, que dio aviso a la Ertzaintza.

Poco después, mientras la ciudad despertaba presta para afrontar su primer día de fiesta, una patrulla de la Policía Autónoma se personó en el inmueble y confirmó que el cuerpo presentaba evidentes signos de violencia. Así las cosas, la primera hipótesis que se formuló fue la del asesinato. Acto seguido, los agentes acordonaron el perímetro y permanecieron en el lugar de los hechos durante largas horas hasta que, en torno a las 11.00 horas, el cuerpo fue trasladado a Servicio de Patología Forense de Bilbao para proceder a su identificación y autopsia a las 11.00 horas.

Por el momento, la investigación, de la que se está haciendo cargo el Servicio de Investigación Criminal Territorial de Bizkaia, con el apoyo de Policía Científica, prosigue su curso con el objetivo de esclarecer las causas de la muerte del varón, que conmocionó a los vecinos de la zona. Eso sí, según lo que trasladaron ayer a DEIA, la noticia no pareció sorprenderles. De hecho, señalaron que era cuestión de tiempo que sucediese algo tan lúgubre como una muerte, a todas vistas, violenta: “Se veía venir, era vox populi cómo estaba”, lamentó un morador.

Y es que parece que el inmueble, que otrora albergó un popular restaurante en el que se organizaban bodas y bautizos, era, hasta este sábado, el lugar en el que pernoctaban un puñado de personas en situación de calle que solían protagonizar algunas reyertas.

Ésta no ha sido la primera vez en la que los vecinos de la zona han advertido movimientos o sucesos extraños en el restaurante abandonado. De hecho, el lunes un hombre tuvo que llamar a los bomberos porque de este emanaba una columna de humo. “Sacaban de todo de ahí. Se han llevado hasta las tapas de los retretes, no queda nada”, expuso a este periódico José Miguel, un vecino que vive en la zona. Señaló, además, que el motivo del crimen “a lo mejor ha sido un lío de robos entre ellos”.

Por otro lado, el hecho de que fuera una persona la que alertase a la Ertzaintza el hallazgo del cuerpo le llamó poderosamente la atención. “El que haya llamado ha tenido que salir corriendo”, consideró. En cualquier caso, apuntó que la policía científica hallaría “un montón de huellas” en el inmueble, donde hace tiempo pusieron unas vallas de metal para impedir el acceso y hasta esa alambrada fue desvalijada. Además, dijo que las autoridades competentes tendrían que presionar a los dueños del Miramar “a mantenerlo o a tirarlo”, que cerró, según él, sin previo aviso.

El declive del Miramar

De la noche a la mañana, el bullicioso restaurante echó el cerrojo y la naturaleza siguió su curso, abriéndose paso en el recinto. En sus mejores tiempos el restorán contó con una gran terraza de baile al aire libre, parque infantil, jardines, mini zoo, carpa para cóctel y ceremonias. Al menos, esto es lo que traslada el sitio web especializado en bodas Zankyou.

En el artículo que dedica a Miramar también subraya que ponía a disposición de los comensales “su exclusiva discoteca”, donde era posible “seguir divirtiéndose hasta altas horas de la madrugada”. El mismo texto define al restaurante como un “establecimiento pionero en salones privados y en la dinámica de organización de bodas”, avalado por una experiencia de más de 100 años. Ahora, no obstante, ha podido ser el luctuoso escenario de un crimen del que la Policía no ha desvelado demasiados datos. Su autor está en paradero desconocido.