Un caserío reducido a escombros, un negocio que finalmente ha logrado eludir las llamas, pero permanecerá cerrado algunos días por los daños sufridos y la activación de múltiples recursos públicos como bomberos de hasta cuatro parques distintos, agentes de la Ertzaintza y la Guardia Municipal de Arrasate ha sido el resultado de un incendio que ha terminado con sorpresa en la madrugada de este sábado, al ser detenido un varón de 29 años acusado de robar en el interior del caserío, del restaurante contiguo, y de provocar un devastador fuego que aún humea. El sospechoso fue sorprendido en las inmediaciones del lugar, escondido entre zarzas, mientras el inmueble que presuntamente había asaltado ardía en llamas.
Los bomberos de Oñati tardaron apenas diez minutos desde que recibieron el aviso, pero para cuando llegaron al número 19 del barrio Meatzerreka de Arrasate, en plena subida al alto de Kanpazar, en la N-636, el caserío de dos plantas y ático “ya estaba perdido”, envuelto en llamas que unas horas más tarde provocaron su hundimiento. “No había nada que hacer”, han reconocido los efectivos antiincendios que vigilaban el lugar este mediodía.
Varias dotaciones de bomberos de los parques de Oñati, Eibar, Legazpi y Eibar, y más de una veintena de efectivos han luchado toda la noche contra las llamas, hasta que a las siete de la mañana, se ha dado el incendio por controlado. La labor principal de los bomberos ha consistido en salvar el restaurante Sara (Zaraazar), popularmente conocido como Sara Merenderue, que se encuentra pegado a este inmueble y sufre “algunos daños”, pero ha logrado salvarse de las llamas. Su propietaria, Edurne Iturbe, ha admitido este sábado su impotencia al ver cómo unas “enormes llamas” consumían el caserío contiguo a su establecimiento frente a sus ojos y amenazaba su modo de vida.
Apenas había pasado la una de la madrugada del sábado cuando tanto los propietarios del caserío, como los del restaurante, recibieron el aviso por parte de la Guardia Municipal de Arrasate, que fue la que alertó a la propia Ertzaintza. El suceso terminó de manera inesperada, con la detención de un varón de 29 años que se ocultaba en las inmediaciones y mostró una “actitud agresiva” cuando fue descubierto y detenido por los agentes de la autoridad.
Para cuando llegaron los bomberos, a los “diez minutos del aviso”, el caserío “ya estaba perdido” y se priorizó salvar el restaurante
La Ertzaintza le acusa de robo con fuerza en el caserío y el restaurante, y también de provocar el incendio que ha devastado una vivienda y casi se lleva por delante un negocio de hostelería con muchos años de tradición. Por suerte y pese a la enorme pérdida material y emocional, no se han producido daños personales.
La incredulidad era evidente entre algunos clientes del restaurante que este mediodía acudían a comer a Sara Merenderue y se encontraban con este inesperado panorama, como ha reconocido a este periódico una pareja de legazpiarras que venía desde Laredo a pasar el día y comer en este establecimiento. No daban crédito a lo que había sucedido.
Los propietarios del caserío, visiblemente afectados y acompañados por unos pocos amigos, no han querido hacer declaraciones tras su regreso de la comisaría de la Ertzaintza de Bergara, donde han interpuesto la denuncia. La lluvia se iba haciendo más intensa a esa hora en las inmediaciones del barrio Meatzerreka, pero el humo seguía saliendo de los rescoldos, amenazante.
Una dotación de bomberos del parque de Zubillaga, en Oñati, permanece aún allí, de guardia, para evitar la reavivación de las llamas y que éstas puedan afectar a Sara merenderue, que este fin de semana no podrá abrir al público. Los bomberos tienen previsto hacer guardia durante toda esta noche, hasta mañana or la mañana, para cerciorarse de que el fuego seguía bajo control.
La bicicleta del ladrón
Anoche, mientras el caserío ardía, los agentes de la Ertzaintza y la Guardia Municipal se alertaron al detectar que la puerta trasera del caserío había aparecido forzada. Los propios bomberos también habían advertido en el interior del inmueble que varios enseres estaban revueltos y tirados. Ello llevó a los agentes a iniciar una inspección ocular más intensa y pronto dieron en las inmediaciones de la vivienda con una riñonera, un monedero de llaves y también un bolso con objetos que habían sido sustraídos del interior del caserío y que la dueña reconoció como propios.
Poco después, al encender los focos del terreno, se reparó también en la presencia de una bicicleta que ni la propietaria del caserío ni la del merendero identificaron como suya. Comenzó entonces una labor de inspección de los agentes policiales en los alrededores, que localizaron a un individuo escondido entre unos zarzales de la zona y le conminaron a salir y entregarse.
Según ha informado este sábado el Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco en un comunicado, “tras hacer caso omiso a las órdenes de los agentes”, los ertzainas accedieron por un terreno lleno de maleza y arbustos donde consiguieron interceptar al varón, que presentaba una actitud agresiva.
Tras su identificación, los agentes procedieron a la detención del acusado, un varón de 29 años al que se acusa de un presunto delito de robo con fuerza y otro de daños mediante incendio. El acusado fue trasladado a dependencias de la comisaría de Deba-Urola y será puesto a disposición judicial una vez se finalice con las diligencias policiales.