Vivienda: “Si no tienes dos nóminas potentes tienes derecho a quedarte en la calle con 3 niñas”
Noemí, Jennifer, Enrique y Luis ponen voz a “miles” de inquilinos con años de antigüedad al borde de tener que irse de ‘sus’ casas, que prometen más rendimiento a sus propietarios
Noemí, Jennifer, Enrique y Luis son los rostros de un “drama social”, la crisis de la vivienda, que les hunde en la “angustia” y la desesperación. “No son ni okupas, ni jetas”, sino la “punta del iceberg” de una cruda realidad que podría dejar en la calle a “miles de familias vascas a lo largo de 2026", año en el que expiran 26.000 de los 84.000 contratos de alquiler que hay en la CAV. Familias que se enfrentarán a un “mercado imposible y desbordado” si a nivel político no se adoptan las medidas de protección necesarias.
“Las prórrogas extraordinarias de los contratos finalizados y la suspensión de los desahucios de inquilinos vulnerables son el escudo que impedirá que miles de familias tengan que dormir en la calle en 2026”, ha defendido este sábado Stop Deshaucios Gipuzkoa en un acto celebrado en el Boulevard de Donostia y al que han acudido varias personas afectadas. Familias en el alambre, al borde del precipicio.
“Llevo 10 años pagando religiosamente, pero los propietarios quieren aprovechar que todo ha subido mucho y vender”
La frase que hemos llevado al titular la firma Noemí, vecina de Errenteria y madre de tres hijas. Pero hay más, frases desgarradoras que revelan un problema de difícil solución. Su caso expresa muy bien lo que es sentir impotencia.
“Llevo 10 años de alquiler en la misma vivienda, pagando religiosamente: seguros, piso, de todo. Y me encuentro que los propietarios quieren vender, porque ha subido todo mucho y quieren aprovechar la oportunidad”, lamenta esta vecina de Errenteria.
“Esto es un abuso”
Pero el mercado es una locura y el alquiler social está atascado. “Llevo 10 años en inscrita en Etxebide. Se supone que tengo derecho subjetivo a una vivienda, pero no sirve absolutamente de nada. Vas a buscar un alquiler y son 900-1.000 euros; si no tienes dos nóminas potentes, el derecho que tienes es estar en la calle con tres niñas pequeñas. Y creo que no es un problema mío, sino de todos, que debemos echarnos a la calle, porque igual te ocurre a ti pasado mañana, y le va a ocurrir a otra persona, porque esto es un abuso. No puede ser que un alquiler esté así”.
“Tengo tres niñas de 5, 8 y 10 años. ¿A dónde vas con tres niñas? ¿Qué queréis, nóminas de ejecutivos? ¿Qué pasa con la gente normal, de a pie? ¿No tenemos derecho a una vivienda? Es que luego vas a intentar alquilar otra vivienda y si tienes hijos el casero tampoco quiere. Te ponen esa traba, ya no solo con perros, sino que hijos tampoco”, señala esta mujer de 39 años”, lamenta.
“Estuve cerca de coger un piso en Rente, pero como soy madre soltera y cobro la RGI, no querían un inquilino de ese perfil”.
"10 kilos menos por la angustia"
De la impotencia de Noemí, a la “angustia” de Jennifer, madre soltera de 35 años, con dos hijos de 5 y 9 años. “Yo llevo once años en mi piso de Altza (Donostia). Al principio era de un particular, pero se lo ha quedado un banco, se lo ha vendido a una empresa, y yo, como tenía contrato de 5 años, han esperado a que se me termine y me han dicho para irme el 30 de septiembre pasado. Y bueno, desde que me mandaron el burofax…". "Horrible”
Jennifer hace una pausa. “Me he puesto a buscar y no hay. Yo no sabía cómo estaba el tema de los pisos, y cuando me di cuenta dije: ¿Qué hago?De la angustia he adelgazado diez kilos. Estás todo el rato ahora pendiente de que te venga la demanda, porque lo siguiente es la demanda. Y yo, claro, intento no transmitirles nada a mis hijos, pero el mayor se da cuenta algo y dice: ¿Dónde voy a ir o qué colegio?”, se confiesa esta mujer.
Las medidas de protección han evitado 156 desahucios en dos años en Donostia y 83 en Irun
Primero estuvo “buscando” un piso de alquiler “por Rente”, y “estuve a punto de conseguirlo, pero no me cogieron porque, como soy vulnerable, madre soltera y cobro la RGI, no querían ese perfil en ese piso. Y es que tengo ese problema”, lamenta.
Desde 2006 en el mismo piso
El juzgado de lo social número 5 de Donostia es ahora el principal escollo de Enrique, un vecino Errenteria que lleva como inquilino en la misma vivienda desde 2006. Sin embargo, y pese a contar con el informe preceptivo de los servicios sociales, el juzgado no le acepta la condición de vulnerabilidad, lo que le permitiría detener un eventual desahucio. Pendiente del recurso judicial, reconoce que la situación se vive “bastante mal”.
“Para mí y mi mujer es una angustia estar esperando a ver qué pasa, sin saber a dónde vamos”, pero el que “peor lo lleva” es su hijo de 12 años. “Pregunta a dónde va a ir, a qué colegio tiene que ir, que si los amigos y, claro, lo estamos pasando peor por lo que le pasa al crío, que al final nosotros, bueno, pues le buscamos la vida donde sea”.
“Sin poder pagar nada”
El caso de Luis es diferente, con 56 años y un horizonte turbio. En 2023 se quedó con una ayuda de 480 euros que estaba lejos del “alquiler social” que debía pagar: “850 euros” en el barrio de Benta Berri, en Donostia, por una vivienda propiedad de un fondo de inversión. Había logrado un trabajo de cinco meses, pero no le dio derecho a paro y la ayuda mínima le dejó expuesto por completo, sin poder asumir el pago de la renta.
Reconoce que “gracias a Stop Desahucios” y las medidas excepcionales para prorrogar los alquileres de personas vulnerables “pues sigo en casa, claro, sin poder pagar nada; sin poder casi ni comer ni nada. Ahora he optado a la RGI, y eso me salva algo, pero claro, no me llega ni para la luz ni para el teléfono”, lamenta.
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