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"Es más cómodo desbrozar un parque que ayudar a un caserío"

Preocupación y enfado entre los baserritarras de Tolosaldea y Urola Kosta por la suspensión de los servicios de la asociación Belarmendi

"Es más cómodo desbrozar un parque que ayudar a un caserío"Redaccion NdG

Los y las baserritarras de Tolosaldea de localidades como Asteasu, Alkiza, Berastegi o Tolosa, han recibido con preocupación la noticia de que la asociación Belarmendi dejará de ofrecer sus servicios a cerca de 80 caseríos del entorno a partir del 1 de enero de 2026.

Belarmendi es un servicio comarcal de maquinaria y apoyo técnico creado en 2001 para ayudar a los baserritarras y ayuntamientos de Tolosaldea y sus alrededores en tareas agrícolas y de mantenimiento rural. Ofrece trabajos como desbroces, siega y recogida de hierba, excavaciones, cercados y otros servicios que requieren maquinaria especializada; es decir, un sistema compartido que permite a explotaciones pequeñas o a personas sin medios propios mantener sus fincas y su actividad agraria. La decisión, comunicada en una carta a finales de octubre, ha caído como un jarro de agua fría en una comunidad rural que dependía en gran parte de ese apoyo para las tareas de mantenimiento de fincas y la recogida de hierba.

Según explica Aitor Mendizabal, baserritarra del caserío Gorua Barrena de Asteasu, “la decisión, unilateral, nos pilló un poquito de sopetón sin previo aviso, ni previa información, ni nada”. Los ganaderos, sin embargo, habían detectado ya a finales de verano que los trabajos que normalmente realizaba Belarmendi para los caseríos estaban quedando en segundo plano. “Los desbroces que también ofrecen a varios ayuntamientos tomaron prioridad” sobre los trabajos para baserritarras explica, especialmente lo relacionado con la hierba.

“Puede ser que los motivos sean más profundos, pero a nosotros en la manera que nos lo han comunicado nos parece una decisión que se ha tomado por comodidad"

Aitor Mendizabal . Portavoz de varios baserritarras de Tolosaldea y Urola Kosta

Mendizabal detalla que este servicio era clave para el día a día de muchos baserritarras. “Me venía muy bien que viniesen a ayudarme a hacer bolas. Yo preparaba la hierba, les daba el plástico… pero la ayuda era fundamental”. A diferencia de Mendizabal, muchos baserritarras no cuentan con la maquinaria adecuada, o no disponen de la capacidad física, por edad, por ejemplo, para dedicar el esfuerzo necesario a esas tareas. Por ello, la ayuda de Belarmendi resultaba clave.

A la pregunta de si comenzarán a asumir ellos mismos ese trabajo, Mendizabal responde con preocupación. “Yo que tengo maquinaria con la que me podría apañar, tendría problemas para llevar a cabo todo el trabajo, no me quiero imaginar otros que estén en peor situación. “Ha sido un golpe tremendo, y todavía no me lo creo del todo”.

Dialogo

En una reunión celebrada junto a representantes de Belarmendi y la asociación que trabaja en Tolosaldea para mantener viva y sostenible la actividad agraria, Tolomendi, los responsables alegaron que la decisión se había tomado por motivos de “seguridad”. Según ellos, los trabajos de hierba “no se pueden organizar de un día para otro”, lo que lo hace “ingestionable” el servicio. Para Mendizabal y otros baserritarras, en cambio, la decisión parece tomada por cuestiones de comodidad: “Puede ser que los motivos sean más profundos, pero a nosotros en la manera que nos lo han comunicado nos parece una decisión que se ha tomado por comodidad. Es más cómodo hacer desbroces para los ayuntamientos en un parque que ayudar a un baserritarra a hacer bolas de hierba en un caserío”.

“En las mesas en las que se toman las decisiones hay mucha gente que no conoce la realidad de un caserío”

Aitor Mendizabal . Portavoz de varios baserritarras de Tolosaldea y Urola Kosta

De aquella reunión, el de Asteasu confiesa salir “bastante enfadado”, ya que considera que los representantes de ambas asociaciones estaban “enrocados” en la decisión tomada unilateralmente. Mendizabal acudió como representante junto a otros dos baserritarras, pero asegura que hay alrededor de 80 familias rurales afectadas, y dejándolas de lado, no hubo, en su opinión, voluntad real de negociar.

Tras la primera resolución, Mendizabal explica que ahora se ha abierto una segunda fase de estudio, de la que les prometieron entregar antes de que finalice el año el resultado. Aun así, el de Asteasu reconoce no estar muy esperanzado. “Recordando la postura que tuvieron en la última reunión, se me hace difícil pensar en que cambiarán de opinión”.

Para él la situación resulta casi incomprensible teniendo en cuenta el peso que ha tenido la ganadería y el primer sector históricamente en Tolosaldea. “No me lo creo todavía, y literalmente, creo que poner fin a un servicio que mantiene la actividad de muchos caseríos sería ‘pegarse un tiro al pie’”. También denuncia una desconexión entre quienes deciden y quienes viven la realidad del campo. “En las mesas en las que se toman las decisiones hay mucha gente que no conoce la realidad de un caserío”.