El Gordo sigue a dieta, ha dejado de ser quien fue. Nadie se plantea hoy en día dejar de trabajar por mucho que la suerte le acompañe en el próximo Sorteo Extraordinario de Navidad, algo que no siempre fue así. Oriol Villar tiene clientes veteranos que se compraron sus casas gracias al popular premio. Habla de la época dorada en la que la lotería te solucionaba la vida, como en el año 1975, cuando el número 47107 repartió 2.000 millones de pesetas en Donostia, buena parte de ellos entre los soldados del cuartel de Loiola. “Hay gente del barrio que se hizo entonces con un piso, un coche... ¿Hoy en día? Con suerte una vivienda y para de contar”. Todo ha cambiado a gran velocidad, admite con nostálgica sonrisa el administrador de Lotería La Siete, en la calle Secundino Esnaola del barrio donostiarra de Gros. 

El Gordo de Navidad se ha ido desinflando y el aspecto rollizo que exhibía en otro tiempo ha dado paso a otro mucho más magro. Los 400.000 euros de premio ya no garantizan una vida resuelta como décadas atrás, y menos aún teniendo en cuenta que una vez que se cumple con Hacienda -se lleva el 20% del premio- quedan en el bolsillo 328.000 euros, menos de la mitad del precio medio de venta de una vivienda en el barrio de Gros, donde tiene lugar la conversión con Villar. 

Oriol Villar en el punto de venta de la calle Secundino Esnaola del barrio donostiarra de Gros. Pedro Martinez

La charla se desarrolla a unos metros de la administración de lotería, donde inicialmente este periódico ha tratado de entrevistar a una de sus empleadas. La conversación no ha sido posible. Constantemente se ha visto interrumpida por el trasiego de clientes. El encarecimiento de la vida ha debilitado al Gordo de Navidad pero el peso de la tradición parece imponerse, a juzgar por la alegría con la que los clientes tiran de cartera. “Y eso que los sábados suele ser el día más tranquilo de la semana”, apunta la empleada. 

Reclamos publicitarios que no son necesarios

Esta administración muestra con orgullo en su escaparate el número 94974, que fue agraciado el año pasado con el primer premio del Sorteo del Niño. También cuelga un cartel en el que se indica que este punto de venta repartió a lo largo de todo el año pasado 1.290.042 euros en premios. A pie de calle, en todo caso, no parecen ser necesarios demasiados reclamos por estas fechas del año. 

“Hay muchos clientes que a estas alturas ya han despachado más de lo que han facturado otros años. La razón, la desconozco”, subraya el lotero, que destaca un ritmo de venta trepidante, sobre todo en lo que a distribución de bares se refiere. 

Los 400.000 euros de premio ya no garantizan una vida resuelta, y menos aún teniendo en cuenta que una vez que se cumple con Hacienda -se lleva el 20% del premio- quedan en el bolsillo 328.000 euros

No es el único en advertirlo. "Todavía queda lo gordo del Gordo, el sprint final, pero por lo pronto el ritmo de ventas ya se sitúa por encima de otros años", corrobora Susana Taboada, encargada de la administración de lotería ubicada en la calle Narrika 21, en la Parte Vieja de Donostia. El ritmo de actividad en este establecimiento, un clásico en cuanto al reparto de premios, es también frenético.  

La alegría con la que la gente pasa por ventanilla se mantiene inalterable a pesar de que la cuantía se haya estancado en esos 400.000 euros desde 2011. La pérdida de poder adquisitivo ha sido brutal durante todo este tiempo. En 2008, por poner un ejemplo, ese mismo dinero permitía adquirir una vivienda y cinco vehículos, nada que ver con el escenario actual, en el que el encarecimiento de la vida ha ido reduciendo hasta límites insospechados el valor monetario del sorteo navideño. 

"Hay clientes que te dicen que si les toca ya no les llega ni para un piso, y tienen razón. A ver qué zona de Donostia te puedes permitir con el premio de un décimo de lotería"

Susana Taboada - Encargada de la aministricación de lotería de la calle Narrika 21, en la Parte Vieja de Donostia

La variación del IPC desde diciembre de 2011 hasta octubre de 2024 ha sido de un 26%, y en un porcentaje similar o incluso mayor han ido aumentando diferentes productos y bienes de consumo. “Aplicando ese porcentaje a los 400.000 euros, para que el Gordo se actualice conforme a la inflación, el primer premio de la Lotería Nacional debería rondar los 500.000 euros”, sostiene Borja Muñiz, presidente de ANAPAL, el colectivo mayoritario del sector

Destinado a tapar agujeros

El premio ha perdido esa magia de transformar vidas y parece más bien destinado a tapar agujeros, pero el sorteo por sí mismo parece atractivo para una parte importante de la sociedad guipuzcoana. "A la gente le sigue tirando la tradición. El que quiere un buen premio se va al Euromillón o la Primitiva, pero lo de estos días es mucho más tradicional", explica Taboada. "Eso sí, aquí también hay clientes que te dicen que si les toca ya no les llega ni para un piso, y tienen razón. A ver qué zona de Donostia te puedes permitir con el premio de un décimo de lotería", exclama la encargada. 

A pesar de todo, nada parece interponerse durante esta época del año en un territorio en el que hay 204 puntos de venta que bullen estos días. Gipuzkoa gastó en 2024 un total de 46,3 millones de euros en el Sorteo de Navidad, lo que equivale a una media de 63,64 euros por habitante que bien podrían verse ampliamente superados estos días de seguir así el ritmo de venta que apuntan las administraciones de lotería.  

Clientes haciendo cola, ayer sábado, en la administración de Lotería La Siete, de Gros. Pedro Martinez

En el ir y venir de gentes, hay un tema de conversación recurrente. En los establecimientos se viene hablando mucho estos días del precio del décimo, que sigue fijado en 20 euros desde 2008. Los rumores a una posible subida están cada vez más presentes. La propuesta ya ha sido trasladada a las instancias competentes. La idea es que pase a costar cinco euros más, medida con la que se busca equilibrar la balanza. Un posible incremento del precio que sirve en bandeja el debate.  

Toda esta polémica de la que se está hablando ahora, en el fondo no es más que una envolvente por parte de Loterías y Apuestas del Estado, que lo que quiere es subir el precio de los décimos y lo que está haciendo es echar la culpa a los loteros”, sostiene Villar. “Se está trasladando el mensaje de que somos nosotros los que queremos que suba el precio, y me paso el día dando explicaciones a los clientes. La gente ve que aquí se mueve mucho dinero, pero todo ese dinero se va a donde se va”, advierte este profesional, que pone voz a un sector que reclama que aumente el porcentaje de las comisiones, que "están congeladas” en un 4% desde hace 18 años. 

"La administración es muy avariciosa"

¿Pasa ello por encarecer el décimo de lotería? “No tiene por qué, lo que pasa es que la administración es muy avariciosa, y para ella es un negocio muy rentable”, sostiene Villar. “Lo que está claro es que el premio ya no es acorde a los tiempos que corren, y las comisiones que nos llevamos nosotros tampoco”, añade Taboada. “A mí me encantaría que una posible subida de la comisión no pasara por un incremento del precio de venta del décimo, pero no sé si Loterías está dispuesta. Por el momento no habla del tema”, asegura la encargada de la Parte Vieja donostiarra. 

Lo cierto es que hace unos años ya se contempló esa misma posibilidad, y finalmente fue aplazada sine die por el organismo regulador. Entretanto, el tiempo pasa, y el presidente de ANAPAL lanza una pregunta al aire. "¿Qué producto o servicio ha mantenido su precio estable durante las dos últimas décadas?". 

“La polémica viene dada porque Loterías y Apuestas del Estado lo que quiere es subir el precio de los décimos, y lo que está haciendo es echar la culpa a los loteros”

Oriol Villar - Administrador de Lotería La Siete, en la calle Secundino Esnaola del barrio donostiarra de Gros.

Los profesionales guipuzcoanos critican el hermetismo de Loterías del Estado. “Es muy difícil hablar con ellos. Te dicen que eres un comisionista. Es decir, que si quieres ganar más, vende más. Vale, perfecto, pero entonces no amplíes la red de ventas: estancos, papelerías… pretenden que estemos enfrentados entre nosotros. Ésa es un poco la estrategia, cuanto más dividas a la gente, más difícil es que haya una unidad, y al final somos todos autónomos y es muy difícil organizar al colectivo", reconoce Villar. 

Aunque no se atreve a afirmarlo categóricamente, se muestra convencido de que habrá subida del precio del décimo para las Navidades de 2026. "El Gobierno ya ha lanzado un globo sonda en ese sentido, aunque en realidad a nosotros no nos supone mucho más beneficio. Cinco euros es una subida tremenda para el cliente, pero conviene recordar que el Estado se lleva 4,80 euros, y nosotros algo más de diez céntimos", advierte Villar.