La N-1 cuenta ya con un nuevo viaducto que salva esta transitada carretera y que, en poco tiempo, cuando culminen las obras, se transformará en un bidegorri que acercará a los vecinos de Irura y Villabona. Se ubica concretamente a la altura de la gasolinera, entre los polígonos Katategi e Ibaiondo, pero de uso, indudablemente, se beneficiarán tanto los vecinos de Irura, como los de de la cercana Amasa-Villabona.

Durante esta pasada madrugada, el Departamento de Sostenibilidad de la Diputación de Gipuzkoa ha completado uno de los hitos de este proyecto, la instalación de la pasarela sobre la N-1 para unir ambos lados de la carretera.

Durante los últimos meses, los conductores que circulaban por esta vía han podido comprobar cómo se iban alzando a ambos lados de la calzada las rampas de acceso a la pasarela que se acaba de instalar. Ahora, el esqueleto de este tramo del bidegorri ha quedado completado con la instalación de la pasarela, en una operación que se ha llevado a cabo de madrugada y para la que ha sido necesario el corte total de la carretera desde las 22.00 hasta las 6.00 horas.

Características

La construcción de este tramo de bidegorri de 1,83 kilómetros, se enmarca en el itinerario de carriles-bici de Donostia a Beasain. La mayor parte de la pista, que combina tramos exclusivos tanto para peatones como para ciclistas con otros espacios de coexistencia de ambos, será de color negro, salvo en el tramo norte en Villabona, antes de la pasarela, donde se empleará aglomerado rojo para destacarla sobre el resto del entorno.

El trayecto proyectado parte, más o menos, desde la zona del tanatorio de Amasa-Villabona y cruza el vial para llegar a una espacio de coexistencia junto a la carretera hasta llegar a la rampa, que asciende hasta los 7,4 metros de altura, antes de atravesar la N-1 por la pasarela. No obstante, en el lugar donde se eleva la estructura se genera otro itinerario paralelo para continuar con el acceso peatonal al resto de las naves que quedan a ese lado de la carretera y, asimismo, permite alcanzar las escaleras que suben a la propia pasarela.

Una vez llega que el bidegorri llega al lado de Irura, de nuevo se proyectan unas escaleras y la rampa de acceso de unos 100 metros para peatones y ciclistas, respectivamente, que se une con el vial de servicio del polígono Lazkibar. En esta parte se divide el itinerario desviando los peatones por la acera y a los ciclistas por el vial. Pero al llegar a la curva se vuelve a cruzar el vial para volver a generar una zona de coexistencia hasta la rotonda de Irura.

El bidegorri continua por el polígono hasta el acceso a la ikastola de Irura, aunque el recorrido posterior, antes de llegar al túnel, vuelve a tener un espacio elevado respecto al vial, y de ahí continua tras el paso del túnel hasta el centro urbano de Irura al que accede por kale Nagusia. Todo este último tramo contará con nuevas barandillas de separación de 1,30 metros, que es la medida exigible para el paso de bicicletas.

El proyecto de este bidegorri, tal y como dieron a conocer en su presentación en diciembre del año pasado, fue diseñado por la empresa Girder Ingenieros, mientras que la dirección de obra ha recaído en Asmatu y es Campezo quien se encarga de su construcción.

Histórica demanda

Con un presupuesto de 2,4 millones, dará respuesta a una "demanda histórica" de la población de la zona, como dejaron claro en la presentación los alcaldes de Irura y Villabona. "En la actualidad no existe una conexión ciclista cómoda y segura entre ambas localidades, pero al finalizar las obras, quienes trabajen en empresas de nuestro municipio tendrán la oportunidad de desplazarse en bicicleta y disfrutar del ocio", dijo entonces el alcalde de Irura, Gorka Murua, a lo que la primera edil de Amasa-Villabona añadió: "Esta nueva infraestructura mejorará la conexión diaria para quienes se desplazan al polígono industrial, ofreciendo una opción más segura y sostenible, y también será un recurso valioso para el ocio, creando un entorno más accesible y adecuado para paseos y actividades al aire libre".

Con su puesta en marcha, los vecinos de los municipios cercanos podrán desplazarse en bicicleta o a pie y salvar la N-1, que atraviesan en este punto más de 45.000 vehículos diarios, con total seguridad.