“¿Ahora podríamos trabajar sin teléfono móvil? La industrialización en la construcción es lo mismo, es un camino sin retorno”
El encuentro Rehabilitación en Gipuzkoa: la ventana a la nueva construcción, organizado por este periódico puso el acento en las oportunidades que abre la industrialización de cara a hacer de la construcción un sector más profesionalizado y atractivo
Gran parte de los edificios de nuestro territorio necesitan adaptarse a las exigencias del presente y del futuro. Mejorar la eficiencia energética, garantizar la accesibilidad, incorporar nuevas tecnologías y, sobre todo, responder a la manera en que hoy queremos habitar nuestros espacios se ha convertido en una prioridad inaplazable. Así lo reflejó el encuentro Rehabilitación en Gipuzkoa: la ventana a la nueva construcción, organizado por NOTICIAS DE GIPUZKOA.
Durante la jornada, que tuvo lugar en el Hotel Catalonia de Donostia, se celebraron dos mesas redondas. La primera, titulada Hacia un sector más innovador e industrializado, reunió a José David Ros, gerente de SEOM Rehabilitadores, y Patxi Albisu, director general de Iparragirre Eraikuntza Lanak, dos voces que coincidieron en la necesidad de transformar la construcción a través de la industrialización.
Un sector atomizado en plena transformación
El debate comenzó con dos visiones sobre el sector que resultaron complementarias. José David Ros recordó que la construcción sigue siendo un sector “muy atomizado, con multitud de pequeñas empresas, lo que en ocasiones dificulta su avance y profesionalización”.
Desde su experiencia al frente de una compañía consolidada en rehabilitación integral de edificios y restauración patrimonial, puso el acento en la necesidad de mejorar procesos: “Lo que hace falta en el sector, sobre todo en el caso de las empresas que construyen en el ámbito privado, son compañías que apuesten por la industrialización y la calidad de la gestión de los procesos. El objetivo es hacer cada vez mejor las cosas”.
“Si tienes pocos recursos, tienes que mejorar la eficiencia. Porque tenemos que hacer más y mejor, pero con menos personas”
Patxi Albisu, por su parte, opinó “que el sector esté atomizado es una oportunidad, porque esto permite más adaptabilidad y maleabilidad, y profesionales dispuestos a rehabilitar con singularidad. Y eso lo permiten las pequeñas y medianas empresas”.
La apuesta de Iparragirre
Albisu puso el foco en la necesidad de atraer a los jóvenes para solucionar el problema de la mano obra: “No se trata de lo que queremos, sino de lo que podemos. En Goierri, que es donde estamos ubicados, tenemos empresas tractoras del sector industrial y los jóvenes donde quieren trabajar es ahí. El sector de la construcción en general, y en Goierri en particular, tiene un problema de mano de obra. Debemos darle la vuelta a la tortilla”.
En ese contexto, y tal y como relató Albisu, Iparragirre Eraikuntzak ha hecho de la industrialización su seña de identidad, creando un Centro de Industrialización en Idiazabal. “Uno de los objetivos del Centro de Industrialización es unificar lenguajes, criterios y procesos para que cada pieza, que se hace en un lugar distinto, encaje en el producto final”.
El fin de todo ello, explicó, es mejorar y optimizar los procesos: “Si tienes pocos recursos, tienes que mejorar la eficiencia. Porque tenemos que hacer más y mejor, pero con menos personas”.
Empleo cualificado y cambio cultural
Ros insistió en que la industrialización va más allá de una moda pasajera: “La buena noticia de la industrialización es que necesitamos también pequeñas empresas, pero que estén preparadas. Es preciso dimensionar la empresa al tipo de obra. Al igual que al cliente le preguntamos en qué casa quieres vivir, los profesionales deberíamos preguntarnos en qué sector queremos vivir. Queremos empleo de calidad y cualificado, y aspirar a que se parezca al sector industrial”.
“Al igual que al cliente le preguntamos en qué casa quieres vivir, los profesionales deberíamos preguntarnos en qué sector queremos vivir”
En su opinión, este proceso “no es una moda, consiste en ofrecer mejoras tanto en procesos como en calidad de empleo. Lograr un sector más atractivo nos va a proporcionar un sector que va a ser tractor de empleo. En la crisis anterior mucho empleo se fue a la industria y la idea es que el empleo que generamos ahora sea capaz de volver a la construcción”.
De la obra al taller: eficiencia y sostenibilidad
Uno de los puntos en los que ambos coincidieron fue en el impacto positivo de trasladar parte del trabajo a fábrica. Albisu señaló que la clave está en el off-site, trasladar el trabajo a fábrica para optimizar el proceso constructivo. “Llevo 30 años en la construcción y antes los procesos no se medían como ahora. Ahora en rehabilitación cogemos el proyecto y hacemos un gemelo digital. La idea es que el herrero o el carpintero no tenga que ir a la obra, sino que pueda permanecer en el taller produciendo”.
Ros puso sobre la mesa otras ventajas como la mejora en la gestión de los residuos, “que en lugar de en obra se gestionan desde el taller. Es una gran diferencia. Cuando te llega una pieza cortada a la obra, ese residuo ya se ha gestionado”.
Además, coincidieron en que la industrialización también mejora los plazos: “Cambiar una escalera o ascensor es un proceso industrializado, que gracias a ello logramos hacer en un solo día. De otra manera, no se podría hacer en tan poco tiempo”, concretó Ros.
De la imagen de serie a la singularidad
Los ponentes reflejaron cómo ha cambiado la percepción sobre la industrialización en la construcción. Ros subrayó que “hace unos pocos años se empezaba a hablar de industrialización y se daba una imagen de producción en masa. Es una nueva cadena de valor que estamos creando”.
Albisu añadió que la clave en Gipuzkoa está en orientar este camino hacia la rehabilitación: “Ahora hablamos de otra cosa: de unificar lenguajes, optimizar procesos, cualificar empleos y reducir costes”. Además, dijo que “en Gipuzkoa apenas hay suelo. Si queremos industrializar, la industrialización se debe encaminar a la rehabilitación”.
“Uno de los objetivos del Centro de Industrialización es unificar lenguajes, criterios y procesos para que cada pieza, que se hace en un lugar distinto, encaje en el producto final”
Una afirmación que respaldó Ros con un dato significativo: “El 86% de licencias son para rehabilitación. El sector de obra nueva no es una pata, tenemos que apoyarnos en la rehabilitación, y hay un campo enorme”, recordó Ros.
Tecnología accesible y procesos medibles
Ambos coincidieron en que la tecnología es una herramienta democrática si se usa bien. “La línea de nuestro Centro es clara: que la tecnología sea democrática, que no tengas que ser ingeniero para utilizar una herramienta. Llegar a pie de obra, consensuar sistemas, lenguajes: ese es el objetivo”, explicó Albisu.
“La línea es clara: que la tecnología sea democrática, que no tengas que ser ingeniero para utilizar una herramienta”
“El reto es hacer sencillo lo difícil, simplificar los procesos asociados a las obras de rehabilitación”, aportó Ros.
Un camino sin retorno
Los ponentes de la primera mesa del encuentro dejaron claro que la industrialización es una nueva forma de trabajar, una aliada imprescindible para responder a los retos de la rehabilitación en Gipuzkoa.
“¿Ahora podríamos trabajar sin teléfono móvil? La industrialización es lo mismo. Es un camino sin retorno, no podemos trabajar sin industrialización”, reflexionó Albisu.
“Aún nos queda camino por recorrer. Hay empresas que estamos haciendo el sector mejor, desde la apuesta por la calidad, el control de los procesos, la eficiencia, y ese es el camino”, sentenció Ros. Albisu cerró con un mensaje que volvió a poner el foco en las personas: “Es imprescindible que las personas, los profesionales, sigan pedaleando aunque sea cuesta arriba”.
Temas
Más en Sociedad
-
Exteriores confirma que otros 27 integrantes de la flotilla viajan ya de vuelta a España
-
La OMS alerta sobre el aumento del cigarrillo electrónico entre adolescentes: más de 15 millones vapean en el mundo
-
Kilometroak 2025: euskararen eta euskaltzaleen bihotz bihurtu zen Elgoibar
-
El horror vivido por la flotilla: "Hemos tenido rifles apuntándonos"