El Hotel Catalonia de Donostia acogió el Desayuno NG Bihotz Osasuntsua, un encuentro organizado por NOTICIAS DE GIPUZKOA en el que participaron Irene Rilo, cardióloga y socia de la clínica Kardiotek, y Ainhoa Unibaso, directora comercial de Bexen Cardio. Ambas compartieron reflexiones y experiencias en torno a la cardioprotección, la salud cardiovascular femenina y la telemonitorización, subrayando la necesidad de avanzar en pedagogía, formación y accesibilidad.

La importancia de actuar rápido
Un chico de unos 40 años acaba de desplomarse en el gimnasio. ¿Qué debemos hacer? “Los signos de una parada cardiorespiratoria son no respira, no responde. Para asegurarnos, nos acercamos y le miramos el pecho o le ponemos los dedos bajo las fosas nasales. Lo primero es llamar al 112 y luego comenzar la reanimación. Y si tienes a alguien alrededor, es mejor pedir ayuda”. Así explicó la cardióloga Irene Rilo el protocolo básico para identificar y actuar ante una parada cardiaca.
“Los signos de una parada cardiorespiratoria son no respira, no responde. Lo primero es llamar al 112. Después, para asegurarnos, nos acercamos y le miramos el pecho o le ponemos los dedos bajo las fosas nasales"
Ainhoa Unibaso añadió la importancia de dar instrucciones claras: “Cuando nos veamos en una situación así, es importante que no cunda el pánico y que las órdenes sean claras y directas: tú llama al 112 y tú coge el desfibrilador”.
Los desfibriladores de Bexen Cardio, único fabricante en el Estado y hechos en Ermua, destacan por su facilidad de uso. “Son muy intuitivos: según lo abrimos, comienza a dar indicaciones de voz, paso a paso, y contiene unas imágenes que muestran cómo colocar los parches. El aparato mide las constantes del paciente y decide si debe recibir una descarga o no. No es peligroso ni para quien realiza la maniobra ni para quien la recibe”, explicó Unibaso.
Rilo recalcó la importancia de no quedarse paralizado: “Siempre es mejor hacer algo que no hacer nada. No olvidemos que a los 10 minutos de pararse el corazón el cerebro muere. Tanto el cerebro como el corazón son órganos súper exigentes que no funcionan si no hay riego sanguíneo”.
“Siempre es mejor hacer algo que no hacer nada. No olvidemos que a los 10 minutos de pararse el corazón el cerebro muere"
Unibaso recordó que “el tiempo medio de llegada de una ambulancia es de 11 minutos, por lo que esta intervención inicial resulta decisiva”.
Rilo, por su parte, destacó que hoy en día hay una mayor concienciación: “Casos como el del joven de 26 años fallecido en un partido de fútbol en 2014, cuya familia luchó para extender la instalación de desfibriladores, han contribuido a una mayor concienciación social”.
Ellas y ellos no son iguales
Aunque la conversación arrancó con los desfibriladores, las ponentes pusieron el foco en un dato preocupante: “Las mujeres tenemos más riesgo de morir por una enfermedad de corazón que por un cáncer de mama. Esto es gravísimo, pero lo cierto es que la salud cardiovascular de la mujer está infraestudiada, infradiagnosticada e infratratada”, lamentó Rilo.
Según la cardióloga, en la vida de la mujer, existen momentos clave como el embarazo o la menopausia, en los que el riesgo cardiológico se incrementa. “Los estrógenos protegen nuestro corazón, por eso existe el mito de que las mujeres no morimos de infarto. Pero en la menopausia esta protección desaparece”, explicó.
"La salud cardiovascular de la mujer está infraestudiada, infradiagnosticada e infratratada”
Además, “si durante el embarazo hemos tenido diabetes gestacional, tenemos más probabilidades de sufrir diabetes, y no olvidemos que las mujeres diabéticas tienen un 40% más de probabilidades de sufrir un infarto”, añadió.
De ahí la necesidad de cuidarnos: “Es fundamental vigilar el colesterol, hacer ejercicio, comer sano y dejar de fumar. Debemos responsabilizarnos de nuestra salud cardiovascular. Aunque esto no siempre es suficiente. Hace falta más pedagogía, tanto entre las mujeres como entre los profesionales de la salud, porque nuestro corazón no es igual que el de ellos”.
Síntomas menos reconocibles
“El cine se ha empeñado en mostrarnos los síntomas de los hombres: dolor o presión en el pecho y dolor en el brazo izquierdo. Pero en el caso de las mujeres, hay otros síntomas más sutiles y desconocidos: fatiga inusual, dificultad para respirar, dolor en la espalda, los hombros o el cuello, dolor abdominal similar a una indigestión, náuseas, vómitos o mareos”, detalló Rilo. Además aportó a un dato curioso: “Entre las 5.00 y las 6.00 de la mañana son las horas de mayor riesgo”.
“En el caso de las mujeres, hay síntomas más sutiles y desconocidos como la fatiga inusual, el dolor abdominal similar a una indigestión o las náuseas"
Estos síntomas tan variados hacen que a menudo se retrase el diagnóstico: “Muchas veces estos síntomas se asocian al estrés y la ansiedad y no se diagnostica correctamente a las mujeres”, comentó la cardióloga.
Unibaso, por su parte, puso sobre la mesa otra cuestión importante que repercute en el abordaje de la enfermedad: “Las mujeres somos cuidadoras por excelencia. Toleramos mejor el dolor y además no nos podemos ‘permitir’ pasar todo un día en el hospital haciéndonos pruebas”.
“Es habitual que antes de acudir al médico hayamos resuelto toda la operativa familiar y laboral: dejar a los niños en el colegio, las lentejas preparadas, e ir al trabajo. Pedimos ayuda tarde porque priorizamos a los demás”, coincidió Rilo.
“Es habitual que antes de acudir al médico hayamos resuelto toda la operativa familiar y laboral: dejar a los niños en el colegio, las lentejas preparadas, e ir al trabajo. Pedimos ayuda tarde porque priorizamos a los demás”
Además, la cardióloga dijo que el estrés crónico y la soledad agravan la situación. “El cortisol elevado hace que nuestras arterias se compriman y esto es un factor de riesgo. Las mujeres mayores que viven solas son un colectivo especialmente vulnerable y de riesgo. No olvidemos que estas mujeres nos cuidaron y no les estamos devolviendo lo que nos dieron”.
Lo que dice la norma
Está claro que cada vez hay más, pero, ¿qué dice la norma? El Decreto 9/2015 aprobado por el Gobierno Vasco establece la obligación de instalar desfibriladores en espacios con gran afluencia de personas: grandes superficies, estaciones de tren o autobús con más de 2.000 usuarios diarios, recintos públicos de más de 700 personas de aforo o centros educativos con más de 2.000 estudiantes.
En ese sentido, Unibaso señaló el compromiso de Bexen Cardio en extender los aparatos por toda la geografía guipuzcoana: “Estamos colaborando estrechamente con ayuntamientos, colegios y empresas de Gipuzkoa para colocar desfibriladores y formar a ciudadanos para crear comunidades de rescatadores. Es fundamental porque en una situación crítica cada minuto cuenta”. Y aportó un ejemplo reciente: “Este verano ocurrió en una farmacia de Donostia cuando un turista se desplomó y el farmacéutico le salvó, gracias al desfibrilador que habían puesto hacía tan solo un mes”.
Para la cardióloga, “más allá de la norma, colocar estos dispositivos en lugares accesibles es fundamental. Habría que colaborar estrechamente con los farmacéuticos, porque son profesionales de la salud, no meros dispensadores de pastillas. También extenderlo a la policía local y la Ertzaintza, sobre todo en municipios donde una ambulancia tarda mucho en llegar. Lamentablemente, no es lo mismo que te dé un infarto en Donostia o en Ataun”.
Bexen Cardio, garantía de calidad
“Si nuestro equipo falla, una persona muere, por lo que estamos en el estándar más alto de calidad, que es el 3”, aclaró Unibaso, quien añadió que Bexen Cardio es “el único fabricante a nivel estatal. Si hay algún problema, te voy a dar una solución rápida, porque estamos cerca de nuestros clientes. Y es que todo se hace en Ermua: diseño, producción y distribución”. La cooperativa, integrada en Corporación MONDRAGON, cuenta con más de 40 años de experiencia en el ámbito de la salud y ha instalado más de 60.000 equipos en todo el mundo.
Telemonitorización: el futuro de la cardiología
El encuentro también abordó la innovación tecnológica. “Sin duda, la telemonitorización es el futuro. Hoy ya es posible realizar operaciones con el cirujano a kilómetros de distancia del paciente”, confirmó Rilo, quien opinó que durante la pandemia se aceleró este proceso: “Muchas personas instalaron auténticas UCIs en casa, con aparatos como electros, ecógrafos, pulsómetros, oxímetros... incluso los relojes inteligentes nos aportan información valiosísima”, explicó la cardióloga, quien advirtió que el verdadero reto está en la gestión: “La telemonitorización es el camino, pero otra cuestión es qué recursos tenemos los profesionales de la salud para gestionar toda esta cantidad de datos. ¿Puede la sanidad pública asumirlo?”.
“La telemonitorización es el camino, pero otra cuestión es qué recursos tenemos los profesionales de la salud para gestionar toda esta cantidad de datos. ¿Puede la sanidad pública asumirlo?”
Al hilo de esto, Unibaso dio a conocer una de las soluciones de Bexen Cardio: “En pandemia, cuando muchas personas no podían acudir a los centros de salud por ser de riesgo, desarrollamos una solución de telemonitorización. Pacientes que han sufrido un infarto se van a su casa tras el alta, cuando el mayor riesgo de recaída está en las 12 semanas siguientes, y les suministramos un kit de monitorización. Toda la información se carga en una app que llega al centro de salud. El resultado es que el paciente se siente más seguro y se evitan hospitalizaciones”.
Para concluir, Rilo reflexionó sobre la esencia del vínculo médico-paciente, que va más allá de los avances tecnológicos: “Somos gente de ciencias, pero no debemos olvidar que los médicos somos herederos de los chamanes y las brujas. Es fundamental que el paciente se sienta escuchado, que le miren a los ojos y le toquen. Eso es lo que nos da valor”.