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Claudia CarlottoTitular de la Unidad de Investigación Especializada para la Búsqueda de Niños Víctimas del Terrorismo de Estado de Buenos Aires

“No podemos vivir en un país en el que un montón de personas no saben quiénes son”

La hija de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo denuncia las trabas que el presidente Milei pone a la labor de recuperar la identidad de los bebés robados en la dictadura argentina

“No podemos vivir en un país en el que un montón de personas no saben quiénes son”Miguel Acera

Durante 32 años, Claudia Carlotto (La Plata, 1957) dirigió la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), organismo que se encargaba de localizar a los bebés robados durante la dictadura militar argentina a personas represaliadas y entregados a otras familias. Hasta que Javier Milei se lo cargó de un plumazo el año pasado. Un duro golpe que, sin embargo, no ha noqueado a Claudia. Y es que su apellido, Carlotto, es en aquel país sinónimo de lucha por la recuperación de la memoria histórica y la identidad. No en vano, es hija de Estela de Carlotto, que a sus 94 sigue ejerciendo como presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, cargo que ostenta desde 1990. Y hermana de Laura, asesinada por los militares en 1978, poco después de dar a luz a Guido, un niño al que crió otra familia con el nombre de Ignacio y que fue identificado por el Conadi en 2014 como el nieto de Estela y el sobrino de Claudia. Esta última, en la actualidad titular de la Unidad de Investigación Especializada para la Búsqueda de Niños Víctimas del Terrorismo de Estado de Buenos Aires, participa mañana en el I Encuentro Iberoamericano de RCEs (Centros Regionales de Educación para el Desarrollo Sostenible) que se celebrará en Bilbao.

¿Por dónde enfocará su intervención en la apertura del Encuentro Iberoamericano de RCEs?

Particularmente, sobre mi tarea en los últimos años que, a partir de ser una propia víctima del terrorismo de Estado, ha sido la búsqueda de los hijos de desaparecidos que fueron robados al nacer. De eso y también de la situación de los derechos humanos en Argentina, ya que estamos pasando un momento muy difícil. También hablaré de mi nuevo cargo en la provincia de Buenos Aires, después de ser expulsada del organismo nacional. Y el panel trata sobre identidad, que es el tema de mi especialidad.

Ciertamente lo es, porque se ha dedicado toda su vida a trabajar toda su vida en la recuperación de la identidad de las víctimas de la represión militar en su país.

Todo empezó por mi sobrino. Mi hermana Laura fue secuestrada estando embarazada de dos meses y tuvo a su hijo en un campo de detención clandestino. El bebé le fue robado y después ella fue asesinada. A partir de esa noticia, mi vida, la de mi madre y la de gran parte de mi familia se dedicó a la búsqueda del sobrino, pero entendimos muy rápido que no se puede buscar individualmente. Primero nació Abuelas de Plaza de Mayo (1977) y necesitaba un organismo del Estado que tuviera las potestades y facultades necesarias para poder resolver con más rapidez los casos. Así se creó la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) en 1992. Fue creciendo y tuvimos la gran dicha de encontrar a mi sobrino. Fue un gran logro, pero siempre pensando que no hay otra forma de salir de estas situaciones terribles que con el conjunto. Y otro logro fue el poder dejar una enseñanza para el futuro, para que esto no vuelva a suceder en Argentina. Cambió mucho la noción de lo que era el derecho de las personas a conocer su identidad a partir del trabajo de Abuelas.

“Se calcula que son más de 500 los niños arrebatados en la dictadura que estamos buscando, de los cuales 139 casos se han resuelto”

Han identificado también a personas que no eran hijos de víctimas de la represión militar.

Así es, después de muchos años intentándolo, conseguí crear un programa llamado Derecho a la Identidad Biológica. Lamentablemente, ahora está prácticamente en extinción. Y es que acudía a nosotros muchísima gente que no sabía su origen, pero que tras realizar las pruebas de ADN, se comprobaba que no eran hijos de desaparecidos en la dictadura. Fueron bebés regalados, vendidos, robados... Nosotros tampoco íbamos a dejar a estas personas que se fueran así. Desde que se creó hasta mi salida, 44 madres recuperaron a los hijos que les arrebataron siendo bebés. Fue muy efectivo. Ojalá en un futuro se le devuelva al pueblo argentino la jerarquía que se merece, porque es un derecho consagrado y no podemos vivir en un país en el que un montón de personas no saben quiénes son.

Usted es hija de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo desde hace 35 años. ¿Cómo le ha marcado su figura en su labor?

Mucho, porque las dos trabajamos juntas siempre. La acompañé muchísimo en los peores momentos, porque el principio de la democracia era muy difícil. Todos los medios de comunicación estaban en contra. Hablaban los especialistas pidiendo que dejáramos a esos chicos en paz, que ya habían sufrido una vez y porque iban a sufrir dos… Fue muy duro. Mi madre incluso sufrió un atentado en el que salvó la vida por casualidad. Después, las Abuelas pidieron al presidente Menem que armara una comisión o algún organismo del Estado, ya que el terrorismo de Estado lo debe reparar el Estado democrático. Se crea la Conadi y la única valiente que agarró la patata caliente fui yo. Logramos tener equipos de trabajo fantásticos en diferentes áreas: asistentes auxiliares de la Justicia, psicólogos, investigadores… Un trabajo muy integral no solo para encontrar a los hijos de desaparecidos, sino para incidir en cómo encontrarlos, con qué respeto, con qué cuidados… Todo esto fue creado en conjunto con Abuelas. Cuando mataron a mi hermana, yo ya tenía una hija de meses y pensé: si me hubiera pasado a mí lo que le pasó a Laura, mi hermana haría lo mismo que yo. Dejé todo para buscar entre todos a los hijos de mis compañeros y especialmente a mi sobrino. 

“Esto va más allá de abuelas y tíos. La sociedad argentina en su conjunto es la que sufrió este daño”

Durante más de 30 años estuvo al frente del Conadi, la Comisión Nacional por el Derecho a la Entidad. “Empezó como un protoorganismo y se convirtió en política de Estado”, le he oído decir sobre él.

Sí, es una política de Estado. Milei no la pudo desarmar, así que algo bien hicimos. La está desangrando, pero es una política de Estado, porque transcendió totalmente y cruzó transversalmente toda la sociedad. En 2003, cuando las elecciones que ganó Néstor Kirchner, recorrimos todo el país para armar redes de voluntarios que nos ayudasen. Porque Argentina es tan grande que si un chico en Tucumán quería saber entonces su origen, ¿cómo llegaba a Buenos Aires? ¿Quién le acompañaba? Entonces armamos la Red Nacional por el Derecho a la Identidad. En todas las provincias había un grupo de voluntarios, pues allí no cobraba nadie, a los que hacíamos una capacitación para que acompañaran a esas personas y les facilitaran la llegada a su derecho. Después la extendimos a Europa, ya que varios de los hijos de los desaparecidos estaban en países europeos. 

Al convertirse la labor de la Conadi en política de Estado, llega Milei al poder y la motosierra se lo carga.

Sucede además de muy mala manera, porque ni siquiera tienen el buen gusto de hablar las cosas… Todo fueron engaños, todo el tiempo me dijeron que mi trabajo era maravilloso… Fue muy duro por la forma y por el contenido, porque yo dejé mi vida ahí. Crie a mis hijos por la mitad para poder estar.

Al menos, encontraron un refugio en la Unidad de Investigación Especializada para la Búsqueda de Niños Víctimas del Terrorismo de Estado de Buenos Aires. 

Justo nos fuimos a ver al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y le contamos lo que pasaba. No hubo ni necesidad de pedir nada. Antes de eso, él comentó: yo voy a crear esa unidad que el Ministro de Justicia derogó. Se refería a la Unidad Especial de Investigación, muy necesaria porque para poder investigar necesitábamos acceder a documentación clasificada de las Fuerzas Armadas, de hospitales, que tenía que ser hecha bajo absoluto secreto y confidencialidad, pues son datos personales. Nunca se filtró un solo dato en 23 años, jamás. Cuando llegó este Gobierno, nos empezaron a decir no nos iban a contestar más. Y cuando argumentamos que nuestra Unidad Especial de Investigación tenía las atribuciones para hacerlo, la derogaron. Yo era la directora de esa Unidad, que era un estadio superior a la Conadi. Y el mismo nombre le puso Kicillof en la provincia de Buenos Aires. Es un grupo más pequeño, porque hay problemas económicos gravísimos, pero aparte del valor simbólico, la información es muy importante, porque la mayor cantidad de desaparecidos fue en la provincia de Buenos Aires.

Últimamente, Milei está sufriendo varios reveses.

Está recibiendo unos sopapos terribles, como el de esta semana, en el que el Congreso le ha rechazado el veto a las leyes de financiación universitaria y emergencia pediátrica y a la ley de traspaso de los fondos estatales a las provincias. Se está viendo que lo que está haciendo es un desastre y la gente empieza a sentirlo también.

En las elecciones provinciales de Buenos Aires de principios de mes también sufrió una severa derrota ante Fuerza Patria, el frente peronista liderado por Kicillof.

Fue genial. Nos da mucho ánimo porque hay que ponerle un límite. 

"20.000 personas acudieron a la Conadi pensando que eran hijos de desaparecidos en la dictadura y sus historias ahí están. Las seguiremos buscando"

¿Confía en que un hipotético cambio político reactive la Conadi?

Yo voy a hacer todo lo posible para que eso suceda. Podría estar ya jubilada, en mi casa, cuidando a los nietos, pero es como mantener la llama votiva. En cuanto la cosa cambie, se va a pedir inmediatamente. Yo ya no estaré al frente, porque en algún momento dejaré de trabajar, pero con este apellido, seguiré golpeando puertas y haciendo gestiones para que esto vuelva a tomar fuerza. La idea es que la política de Estado no se rompa. Porque esto va más allá de las abuelas y los tíos… La sociedad argentina en su conjunto es la que sufrió este daño y le corresponde por ley que sea el Estado democrático el que logre cerrar esa herida, si es que algún día se puede cerrar.  

Han pasado más de 42 años del final de las dictadura, pero aún sigue habiendo niños por recuperar.

Se han resuelto 139 historias. En la Conadi teníamos un equipo llamado Búsqueda y Localización de embarazadas, que encontró más de 180 casos que no estaban registrados en Abuelas de Plaza de Mayo, porque la familia no los había denunciado. A partir de los testimonios de los juicios y toda la información que teníamos, contactábamos con la familia, le informábamos de que había testimonios de que su familiar había estado embarazada, hacíamos las muestras de sangre y las archivábamos en el banco. Calculad que si las Abuelas tenían alrededor de 200 denuncias, más las 180 que agregamos y las que siguen apareciendo, sumadas a las ya resueltas, se calcula que son más de 500 los niños arrebatados por el terrorismo de Estado en la dictadura que estamos buscando.

Queda trabajo, por tanto.

En la Conadi teníamos 20.000 personas presentadas pensando que eran hijos de desaparecidos en la dictadura y cuyas historias ahí están. Las vamos a seguir buscando.