El año pasado se suicidaron 171 personas en Euskadi, un 21% más que un año antes
Osakidetza ha detectado y atendido a 2.004 personas con ideas autolíticas gracias al Código Intento Suicidio Reciente
El suicidio es la primera causa de muerte externa, no natural, en Euskadi. Supone 2,8 veces más que los accidentes de tráfico, 60 veces más que la violencia de género y 25 veces más que todos los homicidios. Según el Servicio Vasco de Estadística (Eustat), el año 2024 se contabilizaron 171 muertes por suicidio, un 21,27% más que el año anterior, siendo los intentos autolíticos mucho más numerosos. Por géneros, 117 hombres se quitaron la vida por 54 mujeres, aunque los intentos de suicidio son más habituales en mujeres. El 56% de los decesos se produjeron en Bizkaia, el 29% en Gipuzkoa y el 14% en Araba.
El mayor número de casos ocurre en personas de edad media, aunque proporcionalmente el riesgo es mayor en personas adultas mayores. El año pasado hubo 24 casos de suicidio entre personas mayores de 80 años y seis menores de 20 años también se suicidaron. En este sentido, la Asociación Española de Pediatría (AEP), a través de su Comité de Salud Mental (CSM), ha hecho un llamamiento urgente para que la prevención del suicidio empiece en las etapas de la infancia y la adolescencia. Así se ha manifestado con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio. “La prevención del suicidio debe comenzar cuanto antes mejor, creando entornos seguros, acompañando emocionalmente y garantizando recursos accesibles y de calidad”, ha señalado la coordinadora del Comité de Salud Mental de la AEP, Paula Armero.
Por su parte, Osakidetza ha conseguido detectar y atender a un total de 2.004 personas (564 en 2022, 647 en 2023 y 793 personas en 2024) en riesgo de suicidio desde la implantación, hace 3 años, del Código Intento Suicidio Reciente (CISR), una de las principales herramientas contempladas en la Estrategia Vasca de Prevención del Suicidio. La estrategia vasca fue puesta en marcha en 2019 por el Departamento de Salud del Gobierno vasco para reducir la incidencia, prevalencia e impacto de la conducta suicida. Pese a las dificultades generadas por la pandemia, las instituciones vascas han venido trabajando de forma coordinada en los distintos ámbitos sectoriales con capacidad de incidir en la prevención, detección y posvención de la conducta suicida. No sólo en el ámbito sanitario, donde además de la implantación del CISR, se han producido otros avances, como la implicación en la labor preventiva del Consejo Sanitario, la asistencia por parte de Emergencias-Osakidetza a las personas derivadas desde el teléfono 024, la implementación del cribado de prevención de la depresión en adolescentes por parte de Pediatría de Atención Primaria, o la incorporación de la prevención del suicidio en la estrategia de seguridad del paciente, por citar algunas de las actuaciones realizadas.
PREVENCIÓN EN LA ESCUELA VASCA
También se han dado pasos en el entorno comunitario, con especial atención a la esfera educativa, donde los departamentos de Educación y de Salud pusieron en marcha en 2023 el plan de prevención, intervención y posvención en los centros educativos. En el primer curso de vida de este plan en las aulas vascas, se activó el protocolo en 613 ocasiones.
“Hay que hablar del suicidio, pero no de cualquier manera”
Para la AEP, detrás de las cifras de suicidio infantil hay problemas de salud mental que, hasta en el 70 por ciento de los casos tienen su origen en la infancia y la adolescencia, “etapas críticas en las que se desarrollan la identidad, las habilidades emocionales y sociales, y los mecanismos de afrontamiento”, añade. En este punto, desde la AEP explican que durante estas etapas de la vida pueden aparecer trastornos de ansiedad, depresión, problemas de conducta, trastornos de la conducta alimentaria o adicciones comportamentales como el uso problemático de pantallas y redes sociales. También resaltan que se se consolidan factores de riesgo como el acoso escolar, la violencia o las experiencias traumáticas. “Detectar y tratar estos problemas desde edades tempranas no solo reduce el riesgo de que evolucionen hacia la edad adulta, sino que también protege a los menores de conductas autolesivas y de la ideación suicida”, apunta Armero.
Para prevenir el suicidio, la asociación de pediatras apuesta por reforzar la atención pediátrica en salud mental con formación específica para pediatras en prevención, detección precoz y acompañamiento. También considera necesario una mejor coordinación entre niveles sanitarios, sistema educativo y servicios sociales, para que ningún niño o adolescente quede fuera de la red de apoyo. Además, defiende la intervención temprana con las familias, promoviendo parentalidad positiva o la gestión de las emociones.
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