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Detectan la presencia de algas asiáticas invasoras en Euskadi

La rápida expansión de esta especie supone una seria amenaza para los ecosistemas marinos y la pesca

Detectan la presencia de algas asiáticas invasoras en EuskadiEuropa Press

La Rugulopteryx okamurae, un alga invasora, de color pardo y originaria del noroeste del Pacífico, ya ha sido detectada en varios puntos de la costa vasca, confirmando los temores de científicos y autoridades sobre su rápida expansión por el litoral español. Héctor Ibáñez, investigador de la Estación Marina de Plentzia, asegura haberla visto cerca del puerto de Bilbao, junto a El Abra, en Sopela y en zonas del Golfo de Bizkaia, próximas a la frontera con Francia.

Aunque por ahora su presencia es puntual, Ibáñez advierte que el riesgo de una expansión masiva es real. “No quiero ser alarmista, pero es algo que podría ocurrir en unos años, sobre todo si se mantienen sus condiciones climáticas”, señala. La especie soporta sin problemas temperaturas invernales de 10 a 12 grados y en primavera y verano experimenta un crecimiento exponencial gracias a la luz y el calor, condiciones que encajan con el régimen térmico del Cantábrico. Además, se adhiere a rocas y fondos marinos, cubriendo grandes extensiones, e impide el paso de luz y oxígeno, alterando gravemente la biodiversidad local.

Expansión imparable

Detectada por primera vez en Europa en 2002, en la laguna de Tau, en Francia, el alga asiática se extendió por el Mediterráneo. En 2015, llegó a Ceuta, donde los arribazones alcanzaron las 5.000 toneladas. Posteriormente se propagó por la provincia de Cádiz, Canarias, Marruecos, el sur de Portugal, Madeira, Azores, Sicilia y el mar Adriático.

Sin embargo, no se descarta que el alga llegara a las costas españolas antes de esa fecha. “Durante un tiempo pudo pasar desapercibida porque se parece a una especie autóctona que tenemos en el sur. Esto significa que, cuando la identificamos con certeza, ya había alcanzado una biomasa capaz de disparar su crecimiento”, reconoce José Lucas Pérez, catedrático de Ecología de la Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales de la Universidad de Cádiz.

“Su presencia en Euskadi es anecdótica, pero podría proliferar en los próximos años”

Héctor Ibáñez . Investigador en la estación marina de Plentzia

Surge entonces una pregunta. ¿Cómo ha llegado esta especie invasora originaria de Asia a las costas españolas? Existen varias hipótesis para ello, tal y como explica Pérez: “Se cree que pudo llegar por tres vías: semillas de ostras importadas para acuicultura, cascos de barcos procedentes de Asia o, la más plausible, el agua de lastre de grandes buques. Estos, al limpiar sus tanques cerca del Estrecho, liberan fragmentos del alga capaces de sobrevivir en oscuridad varias semanas y generar nuevos individuos”.

Héctor Ibáñez, apoya esta teoría: “No hay continuidad desde Portugal hasta aquí, pero sí conexiones marítimas que explican su presencia en Bizkaia, Cantabria, Asturias y Galicia. En el norte de la península lo más probable es que haya llegado por aguas de lastre de barcos mercantes. Los barcos cargan agua del puerto para estabilizarse y luego la descargan en otro lugar, soltando todo lo que llevan dentro. Así han llegado muchas especies tanto aquí como a América y a otros lugares”.

El alga asiática ha llegado también a la playa de Berria, en Santoña (Cantabria).

Un problema importante

La presencia de la Rugulopteryx okamurae en nuestras costas empieza a ser significativa convirtiéndose en un serio problema. En Noja (Cantabria), el Gobierno regional declaró recientemente la emergencia para retirar 1.620 toneladas en apenas tres días. Estas se han almacenado para su tratamiento y compostaje, con el fin de evitar que las esporas regresen al mar. Según Ibáñez, la especie llegó primero en pequeñas cantidades y luego se multiplicó localmente hasta formar los arribazones.

En la provincia de Cádiz, la invasión lleva casi una década. En La Línea de la Concepción se han llegado a retirar 10 toneladas de alga asiática en 48 horas. En playas como La Caleta, se retiran de media 60 toneladas diarias desde el pasado mes de mayo, mientras que en Tarifa las limpiezas nocturnas son habituales para no interferir con los bañistas.

“En algunos municipios costeros las máquinas no paran y aun así las acumulaciones vuelven en cuestión de horas. Hay días en los que se retiran toneladas y, al día siguiente, la playa aparece igual o peor”, apunta José Lucas Pérez.

Pérez alerta de la gravedad del problema. “Lo que vemos en la orilla es apenas una fracción mínima. En algunos puntos del Estrecho, a 20 o 30 metros de profundidad, el tapiz de algas es continuo y alcanza densidades que multiplican por diez lo que se ve en superficie”, apunta.

Análisis del alga asiática


Rasgos

Esta especie de alga coloniza desde la zona eulitoral hasta más de 50 m de profundidad. Tolera un amplio rango de temperaturas. En primavera y verano crece de manera exponencial gracias a la luz y al calor.


Impacto ambiental

Gracias su rápida expansión y alta capacidad de crecimiento está desplazando a las especies autóctonas, alterando los hábitats marinos.


Impacto Socioeconómico

Los pescadores sufren pérdidas económicas por la disminución de las capturas y daños en sus artes de pesca, mientras que los municipios deben invertir más recursos para limpiar las playas afectadas. Además, su presencia puede dificultar el acceso a las playas y generar olores desagradables.


Medidas de control

Eliminación mecánica de algas, el estudio de su posible uso industrial o agrícola, la movilización de equipos de respuesta rápida, la creación de una base de datos con su expansión, y la valorización de su biomasa.

Consecuencias de su expansión

Su proliferación provoca efectos directos de carácter ecológico, económico y social. El alga asiática resulta especialmente dañina para la vida marina. “Afecta a la diversidad local. A nivel ecológico, coloniza desde el intermareal hasta casi 40 metros de profundidad en sustrato rocoso, desplazando a las algas autóctonas y asfixiándolas. Además, produce compuestos químicos que dificultan la vida de otras algas y organismos, algo que no se aprecia a simple vista pero que altera silenciosamente el ecosistema. No es solo que ocupe espacio; es que modifica las reglas biológicas del entorno”, relata el catedrático de Ecología de la Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales de la Universidad de Cádiz.

En el ámbito socioeconómico las consecuencias también son evidentes, según José Lucas Pérez: “El alga genera tanta biomasa que llega masivamente a las playas debido a los temporales, afectando gravemente al turismo. Hay playas con hasta un metro de altura de algas, que se pudren, huelen mal y atraen insectos. En la pesca, la flota artesanal del sur, cuando lanza las redes, las saca llenas de algas y debe pasar días limpiándolas. Muchas veces las devuelven al mar, lo que puede originar nuevos individuos”.

La capacidad de expansión del alga asiática es elevada debido a sus esporas y a la falta de depredadores naturales que supongan una amenaza real. “En su lugar de origen tiene depredadores y competidores específicos, pero aquí no. Solo podría ser consumida por depredadores generalistas y produce compuestos que dificultan el crecimiento de otras especies”, explica el investigador de la Estación Marina de Plentzia.

Ese es uno de los principales problemas, como reconoce, José Lucas Pérez: “Aquí no hay herbívoros capaces de comerla de forma efectiva: se ha probado con erizos, que acaban muriendo tras alimentarse de ella”.

“Se expande muy rápido y, si se instala en una zona, es casi imposible acabar con ella”

José Lucas Pérez . Catedrático de Ecología en la Universidad de Cádiz

Medidas de control

¿Qué se puede hacer para acabar con el alga asiática? Los científicos señalan que es tremendamente complicado erradicarla y remarcan que lo único que se puede hacer es combatirla. “Se expande rápidamente y, una vez se instala en una zona, es casi imposible erradicarla”, manifiesta José Lucas Pérez.

“Se puede luchar contra una especie invasora, pero una vez que llega, lo normal es que forme parte del nuevo ecosistema. Lo más sensato es ver cómo gestionarla, aprovechar sus agregaciones para usos productivos y aceptar que es parte de la nueva realidad”, enfatiza Héctor Ibáñez. 

Para frenar su expansión, el Ministerio para la Transición Ecológica aprobó en 2022 la Estrategia de Control del Alga Asiática, que contempla la creación de una red de alerta temprana, monitorización continua, cartografía de zonas afectadas y protocolos de retirada y manejo seguro de la biomasa para evitar la dispersión de esporas durante la limpieza. También se fomentan proyectos de investigación para aprovechar los restos en compostaje, fertilizantes o producción de energía, así como la coordinación entre administraciones y sectores afectados para optimizar recursos y actuaciones.

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El plan se apoya en estudios que han identificado picos de proliferación en verano y otoño, con densidades de hasta 3.285 individuos por metro cuadrado, y periodos de menor densidad en primavera, cuando aumenta la biomasa. Esto obliga a planificar la retirada en ventanas estratégicas para maximizar la eficacia de la intervención y minimizar el impacto ecológico.

La detección temprana y la intervención rápida son claves para que la Rugulopteryx okamurae no se establezca de forma masiva, como ya ha sucedido en Cantabria o Cádiz. La experiencia de estas comunidades demuestra que solo la acción coordinada y sostenida puede limitar su impacto ecológico y socioeconómico.