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Último día de la Fonda de Urbia

El emblemático establecimiento cerrará sus puertas a pocos días de celebrar su centenario

Último día de la Fonda de UrbiaRedaccion NdG

Este domingo se cerrarán por última vez las puertas de la Fonda de Urbia, un enclave emblemático ubicado en las campas de Aizkorri que ha acompañado durante un siglo la vida de montañeros, pastores y visitantes. El cierre, provisional, llega además en un momento cargado de simbolismo, ya que el establecimiento estaba a punto de celebrar su centenario. El 30 de agosto habría cumplido 100 años de historia.

La fundación de la fonda se remonta a los años veinte, cuando fue inaugurada tras la ermita de Urbia, erigida en 1924, y abierta al público apenas un año después, convirtiéndose en un rincón de descanso y encuentro en el corazón de una de las sierras más emblemáticas de Euskadi.

La actual concesión de explotación se extiende hasta 2047 y la empresa que ostenta la adjudicación, Urbia S.L., que asumió la gestión recientemente, tras relevar a los anteriores gestores en 2022, ha expresado su intención de buscar nuevos inquilinos que puedan continuar con la explotación del lugar más allá de esta despedida inminente.

Reapertura

Desde su reapertura estival en julio de 2022, gracias a la gestión de Peio Bilbao y Naiara Romatet, de Elgeta, la Fonda volvió a recuperar parte de su vida anterior con un "toque vegetariano", pero sin perder su esencia. Recientemente, la fonda fue el lugar de encuentro para más de 3.000 personas que se acercaron hasta ella para la celebración de la romería de San Ignacio.

El cierre del negocio, apenas unos días antes de su centenario, empaña la celebración y marca un antes y un después en la historia del establecimiento. Durante décadas, este refugio en la montaña ha sido escenario de encuentro generacional, de escapadas y de cultura popular. Ahora, su clausura deja un vacío afectivo y cultural, y abre un periodo de incertidumbre en torno a su futuro.

La incertidumbre ya está entre los asiduos visitantes de la fonda y habrá que ver si llega un nuevo gestor antes del 30 de agosto o si será la Parzonería quien retome directamente la operación. Lo que está claro es que el cierre de este domingo es una noticia triste y también el inicio de un interrogante sobre la continuidad de uno de los símbolos del patrimonio pastoril y montañés guipuzcoano.