El psiquiatra infantil y responsable del 'Proyecto Pantallas' del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV), Miguel Mamajón, ha alertado de que han tenido casos de menores que "pasaban hasta once horas al día delante de las pantallas".

Así lo ha destacado con motivo de la conferencia 'Nuevas tecnologías y menores: implicaciones clínicas y estrategias de intervención' que impartirá a partir de las 19.00 horas en el Centro Municipal de Empresas de Camargo en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria (UC).

En la charla, el experto abordará cuestiones como a qué edad se comprar un 'smartphone' a un hijo, cómo controlar su acceso a Internet y las redes sociales, o cuáles son las señales de alarma que indican que hay un problema de adicción a las nuevas tecnologías.

En un comunicado, Mamajón ha señalado que la adicción a las nuevas tecnologías en general y a las redes sociales en particular por parte de los menores se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los padres y tutores por los efectos negativos que está causando en los más jóvenes.

"Problemas como ansiedad, depresión, trastornos de conducta alimentaria o exposición a contenidos inapropiados", ha enumerado el psiquiatra, para indicar que uno de los casos más extremos que ha tratado fue el de un menor que se pasaba once horas diarias 'enganchado' a las pantallas.

Ante el debate internacional sobre la prohibición de determinadas redes sociales por su alto impacto entre los menores de edad -como puede ser TikTok-, este experto de Valdecilla defiende elevar la edad de acceso a las mismas.

"En España es de 14 años, aunque se está proponiendo, a través de un anteproyecto de ley, elevar esa edad a los 16 años, que es cuando se considera que el individuo tiene ya cierta madurez", explica. Porque, a su juicio, hasta los 16 "sería recomendable hacer una supervisión parental, un control, y también hablar en casa sobre lo que consume", así como "trabajar el desarrollo de competencias para que tengan herramientas suficientes" para gestionar lo que les aparece en Internet.   

CIBERBULLYING Y ANOREXIA

Y es que las implicaciones clínicas derivadas de la adicción a las pantallas van en aumento, si bien se diferencian según el rango de edad.

"Los chavales más jóvenes se exponen a riesgos como el ciberbullying, la disminución de autoestima o la ansiedad. Y cuando son un poco mayores, sobre todo entre las chicas, cobran más protagonismo los problemas relacionados con los trastornos de conducta alimentaria, porque las redes sociales además de bombardear constantemente con imágenes de cuerpos perfectos, son también plataformas donde inexpertos dan consejos dietéticos pocos saludables y los usuarios jóvenes las aceptan como normales", explica.

Otro problema de salud más reciente, ha apuntado este psiquiatra infantil, está relacionado con el maquillaje. "Hay casos de niñas de 8, 9, 10 años, que se graban maquillándose y los pediatras ya han dado la voz de alarma que está generando problemas dermatológicos".   

SEÑALES DE ALARMA

Como "señales de alarma" que pueden indicar la existencia de un "problema grave" de adicción a Internet y/o redes sociales entre los menores, Miguel Mamajón apunta a situaciones "fácilmente detectables".

Entre las mismas destaca "que las nuevas tecnologías conquisten cada vez más espacio psíquico en el joven y en sus temas de conversación, cambios de conducta, que el menor se ponga violento cuando se le quita el móvil, incapacidad para marcarse un límite, que necesite tiempos crecientes ante la pantalla para lograr un nivel de satisfacción, o el deseo impulsivo de ponerse delante de las pantallas".

Sobre la edad a la que comprar un smartphone a un menor, este psiquiatra infantil considera como premisa base la madurez del niño. "Lo recomendable sería comprar un móvil a los 12 ó 13 años" pero "que tuviera determinadas funcionalidades bloqueadas para que el menor solo pueda usar el móvil para funciones básicas como llamar, recibir llamadas o enviar mensajes", propone Mamajón.

Así, a medida que se hacen mayores y el joven vaya mostrando "mayor madurez, se pueden ir incorporando otras aplicaciones y más funcionalidades al dispositivo, siempre con supervisión familiar y dependiendo de la madurez del menor, para permitir, a partir de los 16 años, el acceso a las redes sociales", matiza el experto.