Era la última inmersión del día. Ocurrió el viernes pasado en Hondarribia, cuando Jose Landa Zapirain estaba a punto de alcanzar la superficie después de disfrutar de una de sus mayores pasiones. Lo hizo en el instante en el que navegaba por encima suyo una embarcación que no mantenía la distancia de seguridad con respecto a la boya debidamente señalizada. Se escuchó un impacto. Acto seguido, el veterano submarinista, de 70 años, comenzó a dar rienda suelta a su enfado y desconcierto. “¿Pero no ves la boya o qué? ¿Estás ciego? ¡Estoy abajo! ¡Son 50 metros de distancia!”, les recriminaba este hombre nacido en Hondarribia, que reside en Fuerteventura y acostumbra a pasar todos los veranos en Gipuzkoa.

Lo ocurrido se puede ver en un vídeo que el propio afectado ha subido a Facebook, y que ha alcanzado una repercusión notable en las redes sociales. La inmersión la estaba grabando, como acostumbra desde hace años este aficionado a la pesca submarina que cuenta con un canal en youtube que ha llegado a tener 170.000 suscriptores.

“Suelo ir a pescar detrás del puerto de Hondarribia. Obviamente, siempre voy con mi boya y conozco el reglamento, consciente de los peligros a los que nos enfrentamos con tanta embarcación. La verdad es que todos los pescadores hemos tenido muchas libradas, y esta vez me ha tocado a mí", lamenta el buceador, que al menos dice haber salido "bien parado" teniendo en cuenta lo que podía haber llegado a ocurrir.

El impacto al ascender a la superficie fue totalmente inesperado. "La hélice me cogió el brazo, pero tuve suerte de que la embarcación iba lenta, gracias a lo cual me hizo un moratón pero no me cortó. Si me da en la cara o en la mano, estaríamos hablando de otra situación. Ha sido una buena escapada, eso sí, con tres grapas en la cabeza y un buen moratón en el brazo”, reconocía este lunes a este periódico, día en el que ha mantenido una reunión con los responsables de la embarcación.

Jose Landa muestra las tres grapas que le tuvieron que aplicar en el hospital tras el corte provocado en la cabeza tras el impacto con la embarcación. Arnaitz Rubio

"No quiero denunciar, pero sí dar relevancia al caso"

“No quiero denunciarles. Hay compañeros que me han animado a hacerlo porque se ven reflejados en el mismo problema, pero no quiero hacerlo, aunque sí darle relevancia al caso para que la gente tome conciencia de este problema”, detalla.

La normativa especifica que los pescadores submarinos pueden llegar a alejarse un máximo de 25 metros de la boya que, en el caso de Landa, estaba debidamente señalizada con bandera alfa. Se trata de un distintivo que viene a indicar lo siguiente: “Hay un buzo sumergido, manténgase alejado de mí y reduzca la velocidad". Es la bandera reconocida internacionalmente desde 1961 para avisar de operaciones de buceo. A su vez, las embarcaciones deben mantener una distancia mínima de seguridad de 50 metros a la redonda respecto a la boya del buceador.

Los pescadores submarinos pueden llegar a alejarse un máximo de 25 metros de la boya, y las embarcaciones deben mantener una distancia mínima de seguridad de 50 metros a la redonda respecto a la boya del buceador

Landa, muy popular tanto a nivel de la federación guipuzcoana como estatal, apunta al problema que representan las embarcaciones que navegan “con pocos conocimientos" sobre la normativa vigente. "Ven una boya, y en vez de mantener una distancia de seguridad, incluso se acercan a ver qué es aquello. Con respecto a lo ocurrido, le recriminé que si veía la boya, parara el motor. Que hasta que no vea al buceador no se puede coger el rumbo. Hay que estar atento, porque si no ves al buceador es porque está abajo. La pesca submarina es a pulmón, y el que está abajo tiene que subir sí o sí", advierte.

En el transcurso de la discusión, le llegaron a recriminar que se encontraba lejos de la boya, algo que él desmiente. "Estaría a unos doce o catorce metros, pero dentro de mi radio de acción. La gente debe de saber que cuando buceas no vas pegado a la boya, y que la normativa dice ahora mismo que podemos estar a una distancia de 25 metros, de ahí que sea tan necesario extremar la precaución".

"Todos los años hay algún siniestro mortal"

En ese sentido, Landa Zapirain insiste en que se registran infinidad de percances. "Todos los años hay algún siniestro mortal en el que una embarcación atropella a un pescador submarino. Es un problema recurrente, sobre todo en la época estival en la que todo se llena de embarcaciones. Mucha gente tiene motoras, alquilan embarcaciones, motos de agua y tienen muy poco conocimiento real de la normativa y el modo de actuar en caso de que vean la boya de un buceador", asegura.

Tras el accidente, la embarcación se detuvo y le ofrecieron la posibilidad de llevarle a costa. “Noté que tenía un golpe en la cabeza, pero en un principio no me dí cuenta de que había sangre. También había notado el golpe de la hélice en el brazo, pero el traje no tenía cortes y el brazo estaba funcional. Así que después del susto me fui por mi cuenta a tierra. Fue entonces cuando vi que tenía sangre. Enseguida me dijeron que tendría que ir al hospital. Me han puesto tres grapas en la cabeza y en el brazo tengo un buen moratón. Ahora toca recuperarse", asume el hondarribitarra.

El buceador muestra el moratón del brazo tras el impacto con la hélice de la embarcación. Arnaitz Rubio

No quiere perjudicar a nadie, pero sí sensibilizar a la población, teniendo en cuenta que donde practica la pesca, en torno a la playa de los Frailes, desembocan varios puertos deportivos. “Estamos hablando de un montón de embarcaciones que navegan por las mismas aguas. Coincidimos un montón de gente: buceadores, nadadores y pescadores. Hay que sensibilizar a la población. Existe una normativa que hay que cumplir. Una persona al mando de una embarcación tiene que ir atenta a lo que tiene delante, no centrarse exclusivamente en su disfrute. Hace falta ir muy atento, y mucho más en las zonas cercanas a la costa".

Asegura que el problema en el Mediterráneo es todavía más acusado y, de hecho, tiene compañeros que reconocen que, en verano, o van a primera hora de la mañana o descartan por completo ir a pescar por el temor a las embarcaciones. "Existe un riesgo enorme. Se alquilan motos de agua para las que no te piden titulación náutica. Se ve que la gente no tiene ni idea. De hecho, existe un falso concepto por parte de muchos usuarios de que la boya va pegada a nosotros, cuando no es así. Tú vas tirando de ella, pero hay que marcar una distancia de seguridad, la que marca la ley", insiste.