La natalidad se desploma un 39% en Euskadi desde el año 2011 y marca un mínimo histórico
Durante 2024 se registraron un total de 12.904 nacimientos vivos, según el Eustat
En menos de medio siglo, Euskadi ha experimentado una transformación demográfica radical, pasando de ser una tierra joven y fecunda a convertirse en una de las sociedades más envejecidas de Europa. En 1976, cuando aún resonaban los ecos del baby boom, nacieron 41.100 niños y niñas en la Comunidad Autónoma Vasca. Casi medio siglo después, esa cifra parece un espejismo.El año 2024 se cerró con solo 12.904 nacimientos, el dato más bajo de las últimas cinco décadas, según el Instituto Vasco de Estadística (Eustat). La caída acumulada es del 68,6%.
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El desplome de la natalidad no ha sido repentino, pero sí constante y profundo. En apenas trece años, desde 2011, la natalidad ha caído un 39,07%. Ese año nacieron 21.159 bebés; hoy no llegan a 13.000. La tendencia no es nueva, pero se agrava año tras año sin que las políticas públicas logren revertirla.
Cifras preocupantes
Solo en el cuarto trimestre de 2024 nacieron 3.232 niños, un 7,4% menos que en el mismo periodo del año anterior. El descenso ha sido desigual entre los tres territorios históricos, con Gipuzkoa como el más castigado: sus 1.071 nacimientos suponen una caída del 13,1% respecto al cuarto trimestre de 2023. Le sigue Araba, con un total de 540 nacimientos (un 9,2% menos), y Bizkaia, que pese a ser el territorio más poblado apenas registró un retroceso del 2,5%, con 1.621 bebés.
El conjunto del año dibuja un panorama igualmente sombrío. Araba cerró el año con 2.073 nacimientos, un 5,5% menos que en 2023. Bizkaia registró 6.496 alumbramientos, un 4,2% menos, y Gipuzkoa 4.335, con una bajada del 3,2%. El descenso interanual en la comunidad fue del 4,1%.
Uno de los datos más destacados del informe del Eustat es el alto porcentaje de madres de nacionalidad extranjera, un 29,5% de todas las mujeres tuvieron un hijo en 2024. En Araba, la proporción sube al 39,3%; en Gipuzkoa, al 30,3%; y en Bizkaia, se quedó en el 25,7%.
La edad de las madres también se ha incrementado de manera paulatina. El 77,9% de las mujeres dio a luz con más de 30 años. El grupo más numeroso estaba entre 30 y 34 años (32,9%), seguido por el de 35 a 39 (32,7%). Solo el 14,5% tenía entre 25 y 29 años; un 12,4% superaba los 40, y apenas un 7,5% era menor de 25 años.
Las diferencias entre nacionales y extranjeras son notables. La edad media de las mujeres que dieron a luz fue de 33,4 años, pero sube a 34,5 entre las españolas y baja a 30,7 en la extranjeras. Esa brecha explica en parte por qué el peso de las madres foráneas crece año tras año en las estadísticas: tienden a tener hijos antes, con mayor frecuencia y en mayor número.
La estructura familiar también ha cambiado profundamente. Más de la mitad de los nacimientos (50,3%) se produjeron fuera del matrimonio, consolidando un modelo cada vez más extendido.El futuro no es muy alentador. La proyección del Eustat apunta a una sociedad cada vez más envejecida. Según el Instituto Vasco de Estadística en apenas 15 años, uno de cada tres vascos tendrá más de 65 años. Hoy ya lo tiene el 22,5% de la población.
La realidad preocupa porque las cifras siguen cayendo. Hoy Euskadi registra la tasa de natalidad más baja de Europa, con apenas seis nacimientos por cada mil habitantes, un punto por debajo de la media estatal y muy lejos de países como Francia, Irlanda o Alemania, que se mueven en cifras de entre 10 y 11 nacimientos. Hace apenas doce años, ese indicador vasco era de 9,4 nacimientos por mil habitantes. El retroceso es profundo y sostenido.
Causas y consecuencias
La falta de nacimientos ya se deja sentir en el sistema educativo. La pérdida de alumnos en los colegios vascos es constante. En el curso 2012/2013, coincidiendo con la llegada de Urkullu a Ajuria Enea, se matricularon 96.713 alumnos en Educación Primaria. En la actualidad, esa cifra ha bajado hasta los 70.000. Una pérdida de más de 26.000 escolares en una década.
Gorka Oraá, director de Infancia, Adolescencia y Familias del Gobierno vasco, apunta que se trata de “un problema global y transversal en el que intervienen múltiples factores, por lo que se necesita una respuesta multidimensional”. La dificultad para emanciparse, el retraso en la edad para tener el primer hijo, la precariedad laboral y los altos precios de la vivienda son factores estructurales que afectan de forma directa a la decisión de formar una familia. Según los datos del Eustat, los jóvenes vascos no abandonan el hogar familiar hasta pasados los 30 años.
Medidas para fomentar la natalidad
Ante esta realidad, el Gobierno vasco ha puesto en marcha una batería de medidas para hacer frente al descenso de la natalidad en Euskadi, enmarcadas en la Estrategia Vasca 2030 para el reto demográfico.
El ejecutivo autonómico está preparando un nuevo decreto que prevé aumentar la ayuda de 200 euros mensuales por hijo o hija desde el nacimiento hasta los siete años. Esta ayuda pretende aligerar la carga económica de la crianza durante una etapa especialmente exigente.
En el caso de las familias numerosas, también habrá mejoras. Los 100 euros mensuales que ya se otorgan por hijo dejarán de estar limitados a los siete años y se extenderán hasta los diez.
Otra medida destacada es la gratuidad de las guarderías públicas para niños y niñas de cero a dos años. El Gobierno vasco también trabaja en la mejora de los permisos parentales. Se prevé ampliar el actual decreto de excedencias, de modo que las familias puedan disfrutar de hasta 24 semanas —frente a las 16 actuales— para el cuidado de sus hijos, favoreciendo así una mayor corresponsabilidad entre madres y padres.
El Ejecutivo presidido por Pradales ha puesto el foco en la conciliación. Para ello este año se van a destinar 25,1 millones de euros a ayudas a este ámbito. 390 mil euros para la equiparación de los períodos de prestación contributiva por nacimiento de madres o padres y cuidado de hijo menor de un año; 23,5 millones para trabajadoras en situación de excedencia laboral para el cuidado de menores de 3 años o reducción de jornada para el cuidado de menores de 12 años; y 1,2 millones para el cuidado de familiares en situación de dependencia o extrema gravedad sanitaria.
Por otro lado, desde abril de este año, se ha ampliado el programa Emancipa para jóvenes de 25 a 29 años, con un apoyo económico de 300 euros mensuales durante 24 meses, para ayudarles a alquilar o comprar su primera vivienda.
Además, el Gobierno vasco trabaja en la redacción de un decreto para reconocer a las familias monoparentales para que puedan acceder a ayudas específicas, como ya se hace con las familias numerosas.
Confianza en las medidas
Oraá espera que las medidas surtan efecto, aunque reconoce que aún es pronto para hacer una valoración completa sobre el impacto de estas medidas. En este sentido, señala que “es necesario seguir atentos a los resultados y tomar decisiones basadas en las necesidades de la ciudadanía”.
Mientras tanto, la presión sobre los servicios públicos aumenta. El envejecimiento poblacional exige cada vez más recursos en sanidad, cuidados de larga duración y servicios asistenciales. Euskadi, que presume de una de las esperanzas de vida más altas de Europa, ve cómo el gasto público se redirige hacia los segmentos de edad más avanzada. Las previsiones indican que el peso de las personas mayores en el total de la población seguirá creciendo, mientras los nacimientos no repuntan.
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