“Las empresas ya no piden expedientes académicos; quieren saber qué puede aportar esa persona al equipo”
Gorka Aretxaga, de Mondragon Goi Eskola Politeknikoa, aportó interesantes reflexiones en torno a los perfiles que demandan hoy las empresas y cómo se aborda esta necesidad desde los centros de formación
Armeria Eskola de Eibar acogió la celebración del foro Datorren Gazteria, un encuentro impulsado por Noticias de Gipuzkoa que puso el foco en la Formación Profesional como motor de empleo, innovación y arraigo para la juventud guipuzcoana. La jornada contó con el apoyo del Gobierno Vasco, Laboral Kutxa, el Ayuntamiento de Eibar, la propia Armeria Eskola y Mondragon Corporación, además de la colaboración de una red amplia de centros y empresas: Danobatgroup, Smartlog, Tolosaldea LHII, Urola Garaiko Lanbide Eskola (UGLE), Uni Eibar-Ermua, Miguel Altuna LHII y Usurbilgo Lanbide Eskola.
Uno de los coloquios se adentró en uno de los grandes retos que enfrentan municipios como este: cómo fortalecer los puentes entre el talento y las oportunidades. Y es que en una ciudad como Eibar con una arraigada tradición industrial —el 55% de sus empresas pertenecen a este sector, muchas de ellas pymes—, la pregunta es inevitable: ¿qué hace falta para que ese talento joven encuentre su lugar y no emprenda el camino de salida?
En ese punto, Gorka Aretxaga, de Mondragon Goi Eskola Politeknikoa, aportó una reflexión fundamental: “¿Qué es el talento? No es algo estático, es una respuesta a una necesidad que está en permanente cambio. Por eso no hay que enseñar conocimientos concretos, sino enseñar a aprender”.
En cuanto a los perfiles más demandados, se repitió un consenso: automatización, robótica, mecatrónica, software, inteligencia artificial… Pero también, y cada vez más, personas capaces de sumar valor con su actitud y sus ganas de implicarse. “En Smartlog buscamos gente que sepa de muchas cosas, pero sobre todo, gente con valores”, afirmó Etxeberria. Una visión compartida por Aretxaga: “Las empresas ya no piden ver expedientes académicos; quieren saber cómo es esa persona, qué puede aportar al equipo. Y eso hay que empezar a trabajarlo desde etapas muy tempranas”.
El modelo cooperativo
El modelo cooperativo también fue puesto sobre la mesa como una fórmula eficaz para sumar esfuerzos. “En Mondragon, la escuela es gestionada como una cooperativa. Todo el mundo tiene voz, y eso genera una implicación real que se traslada también al alumnado”, explicó Aretxaga.
Sin embargo, todos coincidieron en que hay una asignatura pendiente que aún está lejos de resolverse: la incorporación de las mujeres al sector industrial. Aretxaga subrayó que las mujeres que eligen formaciones tradicionalmente masculinizadas suelen destacar por su motivación y claridad de ideas: “Son excepcionales, brillantes, y saben lo que quieren”.
Antes de cerrar, surgió otra pregunta clave: ¿y el emprendimiento? ¿Tiene la FP capacidad de generar nuevas empresas? “No todo el mundo tiene por qué crear una empresa, pero sí debemos fomentar el intraemprendimiento, la capacidad de mejorar procesos desde dentro. Programas como Urratsbat ya trabajan en esta dirección”, matizó Aretxaga.
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