Los guipuzcoanos somos los que ‘mejor’ vivimos, pero estamos enfadados con el poder público
Las personas de origen extranjero son las únicas que dan un aprobado a las instituciones
Donostia – Los indicadores de bienestar personal de los guipuzcoanos son los más altos de Euskadi en la mayoría de los aspectos, aunque nuestra satisfacción personal global es idéntica a la del resto de vascos, porque vivimos más enfadados con los poderes públicos: 7,4 puntos sobre diez. Un notable le damos a nuestra vida, pero un suspenso sin tapujos a los poderes públicos. No es la primera encuesta que apunta en este sentido. Nos consideramos más felices que vizcainos y alaveses y valoramos mejor nuestro estilo de vida, pero estamos más irritados con las instituciones.
Bajando al detalle, ganamos en casi todo. Es autopercepción. Los guipuzcoanos somos los que mejor valoramos el entorno en el que vivimos, nuestras viviendas incluso. También el ocio. Además, mostramos una mayor satisfacción que el resto con nuestra economía doméstica que, según reconocemos, ha mejorado en los últimos cinco años: ahora la puntuamos de media con un 7,2 y en 2019 con un 7,0. Son buenos datos.
Incluso autopercibimos un mayor estado de ánimo que vizcaínos y alaveses, y, sin embargo, somos con diferencia los que peor valoramos a los poderes públicos. Un suspenso para ellos: 4,3 puntos sobre 10: menos que en 2019 (4,4), mientras que en Araba le conceden un 4,5 y en Bizkaia un 4,7. Los ciudadanos de origen extranjero son los únicos que dan un aprobado a los poderes públicos vascos. El enfado lo tenemos en este caso los oriundos.
Son datos del Instituto Vasco de Estadística, Eustat, que publicó este miércoles el resultado de la Encuesta de Bienestar Personal 2024, un estudio quinquenal que ofrece información detallada sobre la percepción del bienestar de la población de 16 años o más que reside en viviendas familiares.
La satisfacción con la vida más alta se observa entre las personas que consideran que su salud es muy buena (8,1), frente a quienes declaran que su salud es mala o muy mala, que muestran la puntuación más baja (4,5), incluso más baja que en 2019 (5,5). Manifiestan una mayor satisfacción con la vida aquellas personas que consideran su situación económica como buena (7,7) que aquellas que la perciben como mala (7).
Las personas ocupadas ofrecen la puntuación más alta (7,5) y las personas paradas, la más baja (6,9), con una diferencia de 0,5 puntos entre los hombres parados (6,6) y las mujeres en la misma situación (7,1), al contrario de lo que pasaba con el estado de salud.
En este indicador se aprecian valoraciones más altas entre las personas jóvenes, entre los 16 y los 24 años, con 7,8, y más bajas a partir de los 50 (7,3), aunque en todos los casos con notable. Las personas con estudios superiores universitarios muestran la satisfacción con la vida más alta (7,7) y las personas con estudios primarios o menos, la más baja (7,2).
La valoración de la vida propia, es decir, la consideración de que la vida de cada cual merece la pena, presenta un promedio de 7,7 en 2024, puntuación ligeramente inferior a la de 2019 (7,8) e inferior también a la de 2023 (8). El 62,6% de la población da una puntuación alta (entre 8 y 10 puntos), frente al 3,1% que da una puntuación baja (de 0 a 4 puntos). Este indicador ofrece mejores resultados a medida que mejora la percepción de la salud, ya que se observa una diferencia notable entre las personas que consideran su salud como muy buena (8,3) y las que la perciben como mala o muy mala (5,6).
Relaciones personales
Las relaciones personales son el segundo aspecto mejor valorado, con 7,5 puntos, los mismos que en 2019. Este indicador alcanza su máximo entre las personas que consideran su salud como muy buena (7,7) y su mínimo en las que la perciben como mala o muy mala (6,7). Además, la satisfacción con la vivienda y el entorno mantiene la puntuación (7,3). Las personas que se ven con una salud muy buena son las más satisfechas (7,7) frente a las que la perciben como mala o muy mala, las menos satisfechas (6,6).
La satisfacción con la economía doméstica ha pasado de 6,9 en 2019 y 2023, a 7 en 2024. Este indicador aumenta a medida que lo hace la salud percibida, ya que varía desde el 7,5 de las personas que consideran su salud como muy buena al 5,5 de las personas que manifiestan tener mala o muy mala salud, 5,3 en las mujeres y 5,8 en los hombres.
Las personas que consideran su situación económica como buena, obviamente, están más satisfechas en este aspecto que aquellas que la consideran como mala (respectivamente, 7,6 y 6,1).
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