La demanda de profesionales de cuidados aumenta en Gipuzkoa al ritmo que marca el paulatino incremento de la esperanza de vida. De aquí a 2030 se calcula que unas 36.000 personas estarán en situación de dependencia en el territorio, y la mayor parte precisará de atención en sus propios hogares. Para responder a este reto, Gipuzkoa va a necesitar en los próximos años, entre reemplazos y nuevos profesionales, a cerca de 9.000 personas formadas en este ámbito, según traslada a este periódico Idoia Sanz Murua, responsable de capacitación y Silver Economy de la Fundación Adinberri.
Se trata de una realidad que no solo responde a la creciente esperanza de vida, sino también a la transformación de las dinámicas familiares y sociales, que han traído consigo un debilitamiento del apoyo social informal. La Fundación, que lleva a cabo la estrategia innovadora de la Diputación al servicio de un envejecimiento saludable, tiene puesto el foco “en la prevención y la promoción de la salud”, incidiendo en las fases anteriores a la fragilidad y a la propia situación de dependencia.
En Euskadi hay más de medio millón de personas que han cumplido 65 años, la cuarta parte de ellas viven solas, más de 50.000 sobrepasan los 80 años y sólo unas 20.000 viven en residencias
Pero es cierto que la realidad se impone, y cada vez se hace más necesario impulsar la formación de personas cuidadoras profesionales. En ese sentido, Gipuzkoa ha diseñado “un itinerario de capacitación adaptado a los diferentes colectivos sociales”, según explica Sanz Murua.
Entre ellos figuran personas desempleadas y mujeres migrantes que actualmente trabajan en atención y cuidados en domicilios pero que todavía no disponen del certificado necesario. “Hay un colectivo bastante grande al que tenemos que dar respuesta, ya que es muy importante la profesionalización”, subraya la responsable de capacitación de la Fundación.
Formación subvencionada
La Diputación ha hecho en ese sentido “un esfuerzo importante” para dotar a este colectivo de una formación subvencionada y adaptada a sus necesidades. Se trata de mujeres que trabajan y que no disponen de mucho tiempo. Muchas de ellas están internas, algunas sin contrato o sin papeles. “Hemos diseñado para ellas un programa que se sirve de una metodología innovadora que se basa en la autoformación, a través de vídeos, documentación y WhatsApp. Son mujeres que hacen un gran esfuerzo, ya que los sábados por la tarde se reúnen y contrastan de forma presencial toda la documentación que les enviamos”.
El objetivo es que puedan conseguir el certificado de profesionalidad a través de la vía no formal, mediante la acreditación de la experiencia. Por este servicio han pasado durante el último año y medio más 200 personas, a través de once grupos, y está previsto activar en breve otros seis grupos de formación.
Las ayudas a la dependencia no hacen más que sumar beneficiarios. Así viene ocurriendo entre las familias que reciben un cheque para contratar a un asistente personal (PEAP), lo cual exige acreditar la formación necesaria para la prestación del servicio.
Economía de cuidados
Se calcula que la economía de cuidados empleará de forma directa en los próximos diez años en Euskadi a 23.000 personas, de las que 10.000 serán por reemplazo y 6.000 por nuevas necesidades. Se trata de un nicho de especialización que, según observan desde Adinberri, puede ofrecer una interesante oportunidad a personas que se encuentran en situación de desempleo.
En estos casos, la necesaria formación se canaliza a través de los llamados “proyectos singulares”, convocatorias que Lanbide saca anualmente con el objetivo de lograr la integración laboral y social de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Andinberri trasladó en ese sentido a los centros de formación y empresas del tercer sector, el diagnóstico de necesidades de formación que se realizó con las empresas del ámbito socio-sanitario, como las residencias y empresas de cuidados, para capacitar a las personas desempleadas y facilitar su inserción laboral en el mercado. La Fundación también participó en la co-financiación de ellos.
El objetivo, según explica Sanz Murua, es “la adquisición de competencias para trabajar el nuevo modelo de atención y cuidados basados en la innovación y la personalización”. El colectivo obtiene en este caso el certificado de profesionalidad a través de la vía formal.
Otra de las líneas de actuación de la fundación es la dirigida a las personas que actualmente están trabajando en el ámbito residencial, a las que se ofrece módulos de formación para “sensibilizarles y capacitarles en la personalización de servicios”.
Programa de Capacitación en 'Silver Economy'
Además, Adinberri ha lanzado la segunda edición del Programa de Capacitación en Silver Economy, tras el éxito de la anterior edición, en la que participaron una treintena de empresas. Este programa busca sensibilizar y acompañar a las organizaciones en "reflexionar o, en su caso, posicionar su producto ante las oportunidades que ofrece esta economía, cuyo potencial de crecimiento es exponencial".
En Euskadi hay más de medio millón de personas que han cumplido 65 años, la cuarta parte de ellas viven solas, más de 50.000 sobrepasan los 80 años y sólo unas 20.000 viven en residencias. Este escenario abre a su vez muchas oportunidades de mercado. “El gran reto está en los hogares, es necesario adaptarlos, y la tecnología puede servir de gran ayuda”, detalla Sanz Murua.
Según apuntan desde Adinberri, la Comisión Europea estima que para este año la Silver Economy represente el 32% del PIB de la UE y genere 88 millones de puestos de trabajo, un 38% del empleo, teniendo en cuenta de que para 2050, casi el 50% de la población será mayor de 55 años. Este segmento de población tiene un poder adquisitivo de un 12% superior a la media.
Así, Adinberri ofrecerá al tejido empresarial conocimiento especializado sobre las necesidades y el comportamiento de la demanda y se les acompañará mediante otros módulos formativos, de manera personalizada.