Amparo, 87 años. Vive en un tercer piso sin ascensor y cada vez le resulta más difícil subir y bajar las escaleras. Con el tiempo, se ve obligada a salir menos de casa, lo que afecta su calidad de vida y su autonomía.
Tere tiene baja visión y el edificio no cuenta con señalización en braille ni pavimentos podotáctiles en las escaleras. Esto aumenta el riesgo de tropezar o desorientarse, especialmente en zonas como el portal o los rellanos.
Mikel, un vecino en silla de ruedas. No puede acceder al portal porque hay escalones en la entrada y no hay rampa. Depende de otras personas para entrar y salir de su propia vivienda, limitando su independencia.
Eider y Alex acaban de tener un bebé. Cada vez que salen de casa deben cargar el carrito por las escaleras, lo que supone un esfuerzo diario y un riesgo de caída, especialmente cuando van con bolsas de la compra o con su otro hijo pequeño.
Endika es una persona sorda. En caso de emergencia, como un incendio, no hay alarmas visuales (luces intermitentes) que le avisen. Si alguien toca el timbre, no lo escucha y puede perder visitas importantes o la entrega de paquetes.
Estos casos son ficticios, aunque bien podrían ser reales, y es que estos ejemplos muestran que la accesibilidad no solo tiene que ver con la movilidad, sino con facilitar la vida a muchas personas con necesidades diversas.
Hacia una Gipuzkoa más accesible
Gipuzkoa se enfrenta a un desafío importante en materia de accesibilidad. La combinación de un parque de viviendas envejecido y una población cada vez más mayor obliga a repensar la forma en que están diseñados nuestros edificios para garantizar que todas las personas puedan desplazarse con autonomía y seguridad en su entorno.
Según datos de Eustat (2024), la antigüedad media de las viviendas en Gipuzkoa es de 49,1 años. Esto significa que muchos edificios fueron construidos en una época en la que la accesibilidad no era una prioridad y no se contemplaban elementos esenciales como ascensores, rampas o puertas de anchura adecuada.
A ello se suma otro dato clave: el 22,9% de la población guipuzcoana tiene más de 65 años. Además, la edad media de los habitantes de Gipuzkoa es de 45 años, lo cual significa que, aunque hoy en día muchas personas de esa edad tienen plena movilidad, en los próximos años la necesidad de contar con viviendas accesibles será aún mayor.
Si no se actúa a tiempo, las barreras arquitectónicas que hoy afectan a algunas personas podrían convertirse en un obstáculo para una parte mucho mayor de la población.
Las intervenciones más habituales
Las barreras arquitectónicas no solo impactan en personas con movilidad reducida. Afectan también a familias con carritos de bebé, personas con lesiones temporales, personas ciegas o con baja visión que necesitan señalización adecuada, y personas sordas que requieren sistemas de aviso visual en caso de emergencia. Una vivienda accesible es una vivienda más cómoda y funcional para todos. Estas son algunas de las intervenciones más habituales para mejorar la accesibilidad:
Instalación de ascensores
Uno de los cambios más habituales en edificios antiguos es la incorporación de elevadores donde no los hay. En algunos casos, es necesario modificar la estructura del edificio, como reducir el espacio de la escalera o incluso instalar el ascensor en el exterior del edificio si el espacio interior no lo permite.
Supresión de barreras en la entrada
Muchas comunidades optan por eliminar escalones en los accesos principales y sustituirlos por rampas accesibles con la pendiente adecuada. Además, se pueden instalar puertas automáticas para facilitar la entrada a personas con movilidad reducida, así como pasillos más anchos y barandillas en escaleras.
Optimización del alumbrado y la seguridad
Una iluminación adecuada no solo mejora la accesibilidad para personas con visión reducida, sino que también aumenta la seguridad general del edificio, reduciendo riesgos de caídas y accidentes.
Mejoras en la señalización y accesibilidad sensorial
Para personas con discapacidad visual, es fundamental contar con pavimentos podotáctiles en las zonas de tránsito, así como con señales en braille y sistemas sonoros en ascensores. Para las personas sordas, se pueden implementar alarmas visuales y videoporteros.
Nuevo Sello de Accesibilidad
Recientemente, el Gobierno Vasco ha lanzado el Sello de Accesibilidad, un innovador sistema de evaluación que permite medir las condiciones de accesibilidad de las viviendas Euskadi. A través de un conjunto de indicadores, esta herramienta analiza distintos aspectos clave para garantizar que los edificios sean accesibles para todas las personas, independientemente de su movilidad o capacidades sensoriales.
La evaluación se estructura en torno a tres grandes áreas: entorno urbano, que analiza la accesibilidad de los espacios públicos cercanos a la vivienda, como aceras, pasos de peatones o transporte público; portal y zonas comunes del edificio, incluyendo accesos, escaleras, ascensores y otros elementos que pueden suponer barreras arquitectónicas; y, en tercer lugar, interior de la vivienda, donde se revisan aspectos como la amplitud de los pasillos, el diseño de los baños o la adaptabilidad de las instalaciones.
El principal objetivo del Sello de Accesibilidad es hacer visibles unos estándares de accesibilidad universal que sirvan como referencia para distintos agentes:
Propietarios de viviendas, para disponer de información objetiva en procesos de compraventa o alquiler, así como para planificar mejoras en accesibilidad.
Profesionales del sector, quienes podrán utilizar esta herramienta para asesorar a sus clientes en la adaptación de inmuebles y garantizar el cumplimiento de la normativa vigente.
Administraciones públicas, que podrán emplear el sello como criterio en la concesión de ayudas, en licitaciones o en la elaboración de diagnósticos sobre accesibilidad en edificios.
La sociedad en general, ya que este sistema de evaluación podría extenderse en el futuro a otros tipos de edificios y usos, contribuyendo a la creación de entornos accesibles para todos.
Será voluntario y se integrará en la ITE
La evaluación será realizada por técnicos competentes, los mismos que actualmente están habilitados para llevar a cabo la Inspección Técnica de Edificios (ITE). El acceso al proceso de certificación se hará a través del portal Euskoregite, dentro de una nueva sección específica.
Por el momento, el Sello de Accesibilidad es de carácter voluntario, pero a partir de junio de 2025 se integrará como parte del cuestionario de la ITE. Esto permitirá que, al realizar la inspección técnica del edificio, se pueda emitir también este certificado de accesibilidad. En el futuro, su incorporación definitiva como parte obligatoria de la ITE dependerá de la evolución normativa.
Este nuevo sistema supone un paso adelante en la promoción de viviendas accesibles en Euskadi, facilitando información clave para propietarios, profesionales y administraciones, y garantizando que cada vez más personas puedan disfrutar de un hogar sin barreras.