¿Qué trabajo realizan desde Cruz Roja para ayudar a personas extranjeras en situación de exclusión?

La atención a personas inmigrantes en situación de grave exclusión social se realiza a través del programa Harrera, impulsado por el Gobierno Vasco y gestionado desde aquí. Hay otro recurso en Bizkaia. El nuestro se ubica en Trintxerpe. Nos derivan los casos. Cuando El Hassan ingresó en el dispositivo residencial ya venía con un itinerario, porque había acudido a clases de castellano y había realizado alguna formación previa. Hay siempre una primera fase de acogida, en la que mi compañera Sara y yo hacemos los trámites de empadronamiento, de apertura de cuenta bancaria y cambio de centro de salud, cuando es necesario. Son los trámites iniciales antes de marcar un itinerario en el que se marcan objetivos.

¿Es una acogida temporal?

Sí, de ocho meses máximo. Es un recurso que rota bastante y que tiene un impacto muy positivo. Hablamos de personas que están en situación de calle, de sinhogarismo, y que a partir de ahí pasan a alojamientos compartidos, a un sistema más normalizado. El recurso de Trintxerpe tiene seis plazas, que siempre están ocupadas. Se cubren las necesidades básicas, se rompe el síndrome de la soledad y se presta asesoramiento y apoyo en la tramitación de asuntos relacionados con extranjería. El perfil habitual es de varón hasta 35 años, por lo general con una edad entre 26 y 30 años. Con todos ellos se trabaja un itinerario de atención individualizada.

¿Venir con un objetivo claro es determinante?

Sin duda. En el caso de Hassan venía con unos objetivos muy claros. Es una persona con mucha disciplina, con una constancia y una perseverancia asombrosa.

¿Qué pasa con los usuarios que no tienen las ideas tan claras?

Al entrar en el recurso, uno de los documentos que se firma es la obligatoriedad de hacer un convenio de inclusión. Es decir, durante el tiempo que dure la estancia en el recurso tienen que tener una actividad formativa o laboral. Quien tenga un bajo nivel, es obligatorio que aprenda castellano y siga una formación continuada dirigida a la inserción laboral todo el tiempo que esté en el recurso.

¿Y qué ocurre después de esos ocho meses?

Se hace un seguimiento de todas las personas que salen del recurso, al menos durante seis meses, para ver cuál es la evolución. En cualquier caso, cuando vienen aquí ya tienen al menos un año de empadronamiento. Tras la estancia en el recurso, a partir de los dos años pueden iniciar la regularización administrativa. En el caso de El Hassan, primero se realizó el arraigo por formación, en el que se obtiene únicamente la residencia. Cuando surge el contrato laboral, es cuando se hace la modificación y obtiene la autorización de trabajo.

¿Qué va a suponer el nuevo Reglamento de Extranjería?

A partir de mayo, las personas que hagan un arraigo por formación van a obtener autorización de trabajo, lo que representa un gran avance. Es un paso muy importante porque hasta ahora podías tener la residencia pero no podías trabajar. A partir de ahora, en el momento que obtengan la resolución favorable, van a tener autorización de trabajo con un máximo de treinta horas, lo cual ya permite hablar de una inserción plena. En el caso de El Hassan, venía con su objetivo de trabajar en el mar, pero a priori ha sido más complicado. Surgió en ese contexto un programa de contratación en el ámbito de la cocina. Es la apuesta que ha hecho de momento.

¿Cuál sigue siendo la mayor dificultad para culminar con éxito el proceso?

La mayor dificultad es reunir los requisitos necesarios para poder regularizar la situación. Necesitas dos años para poder realizar cualquier trámite de regularización, y a partir de ahí encontrar la oferta de trabajo. En cualquier caso, la sociedad vasca es acogedora y siempre da oportunidades. En general, hemos tenido buenas experiencias.