Los estudiantes del Estado español figuran entre los de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que se ponen más nerviosos cuando hacen problemas de matemáticas, una cuestión que tiene consecuencias negativas sobre su predisposición para el aprendizaje futuro.

En un informe publicado este miércoles, la OCDE señala que cerca del 50 % de los escolares que participaron en la última encuesta PISA en 2022 afrontaban con ansiedad esos problemas de matemáticas, lo que representa casi diez puntos más que la media de los países miembros de la organización (40 %).

Eso pese a que en el conjunto de la OCDE ese porcentaje ha subido en 11 puntos porcentuales desde la encuesta de 2012, una subida algo mayor que la que se constató durante ese periodo en el Estado español, donde también aumentó.

Entre los países participantes de PISA con una proporción todavía mayor que el Estado español de alumnos inquietos al hacer matemáticas, y por encima del listón del 50 %, buena parte eran latinoamericanos, como los de Colombia, Perú, Costa Rica, Chile, Brasil.

También había de algunos países asiáticos, como Turquía y, sobre todo Indonesia y Tailandia, donde se superaba el 60 %.

En el extremo opuesto, la menor aversión por las matemáticas se constataba en Países Bajos, Hungría, Finlandia, Reino Unido y Suiza (todos ellos por debajo del 30 %), así como en Dinamarca, Alemania, Suecia, Islandia o Irlanda (por debajo del 40 %).

En 2022, un 65 % de todos los estudiantes que participaron en PISA mostraban ansiedad por sus resultados en matemáticas y estaban preocupados por tener malos resultados, y un 55 % temían fallar con las matemáticas.

Los responsables de PISA subrayan que esa ansiedad por las matemáticas es un reto importante para el bienestar de los estudiantes, pero también para su disposición al aprendizaje a lo largo de su vida.

También indican que los estudiantes que son capaces de controlar mejor sus emociones y el estrés son los que mejor dominan su ansiedad ante las matemáticas.

Los que se encuentran incómodos con esta materia tienen dificultades para abordar tareas matemáticas porque dedican más energías a controlar ese estrés que a la resolución de los problemas.

Eso les conduce a evitar los problemas que tengan que ver con las matemáticas con los que se van a encontrar fuera del contexto escolar y les van a paralizar en su disposición al aprendizaje a largo plazo.