“Lo que realmente necesitan los y las adolescentes son herramientas para poder afrontar problemas o situaciones relacionadas con la propia vida”, indica a este periódico Benedicto Crespo-Facorro, director de la Unidad de Gestión Clínica de Psiquiatría del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. El experto charla con NOTICIAS DE GIPUZKOA en el marco del XVII Congreso Nacional de Psiquiatría que se celebra hasta este sábado en el Palacio de Congresos Kursaal de Donostia.
¿La salud mental se encuentra en situación crítica?
Yo no utilizaría el adjetivo crítica. Sí nos debe preocupar saber cómo está la salud mental y cómo podemos mejorar las necesidades. Y es cierto que la evaluación de la situación nos indica que hay un aumento de la demanda de la población, que nos exige dar respuesta. Situación crítica no, pero sí es un punto de inflexión.
A la prevalencia de trastornos mentales se une la crisis de la Atención Primaria y la carencia de profesionales. ¿Se está produciendo una tormenta perfecta?
En Salud nunca es suficiente y siempre estamos ante la tormenta perfecta. Sí es cierto que la población ha comenzado a asumir que los problemas mentales son problemas de salud, y como tales se deben abordar dentro de los sistemas sanitarios. En ese sentido, los recursos se adecuaban a una realidad de otro tiempo que no se corresponde con el nivel de demanda actual, por lo que hoy en día no son suficientes, ni en cantidad ni en calidad.
Prácticamente tres de cada diez habitantes sufren algún trastorno de salud mental. ¿Preocupante?
Nos debe preocupar, porque si nos preocupa nos ocupa. Pero no debemos caer en el error de hablar de aumento de la demanda de salud mental en general. Hace falta detallar los grupos y edades en los que estamos viendo ese aumento de las necesidades de una manera más marcada.
“Venimos de una época en la que no se ha prestado la atención adecuada a la población infanto-juvenil”
¿Y qué sector de población es el que más atención requiere en ese sentido?
Los menores de edad, la población infanto-juvenil. Venimos de una época en la que no se les ha prestado una atención adecuada, y estamos viendo cómo la demanda es creciente.
¿Es una generación con menos resiliencia que otros segmentos poblacionales?
El 41% de los adolescentes manifiesta haber tenido, o cree haber tenido, un problema de salud mental en el último año. Un tercio de esos adolescentes no ha hablado con nadie sobre estos problemas, y más de la mitad no había pedido ayuda. Estos datos recogidos en el último barómetro de opinión de la infancia y la adolescencia, que elabora Unicef, son preocupantes. Nos muestran un alto volumen de población juvenil con problemas mentales que pasa desapercibido, silente.
Más herramientas para los jóvenes
Y son ellos y ellas el futuro de nuestra sociedad.
Sin duda, y además hay que tener en cuenta otro aspecto. Casi el 70% de los trastornos mentales debutan antes de los 24 años. Es decir, la radiografía es la siguiente: tenemos un volumen alto de casos, un sector en el que se está gestando todo, pero hay poca capacidad de intervenir en la medida en que se trata de un segmento poblacional silente.
¿Generación sobreprotegida? ¿Falta comunicación en la familia? ¿A qué se debe que haya un alto volumen de población juvenil con problemas mentales que pasa desapercibido?
Se trata de un problema complejo. No existe una sola causa. Hace falta una lectura holística de todos los factores que intervienen. Se ha mencionado en esta entrevista la resiliencia, pero lo que realmente necesitan los y las adolescentes son herramientas para que puedan afrontar problemas o situaciones relacionadas con la propia vida. Si buscamos soluciones externas les haremos más dependientes. Hace falta un mayor trabajo en el ámbito escolar, en la familia, y también a nivel personal.
“Un tercio de adolescentes no habla con nadie de sus problemas de salud mental”
¿Las redes sociales están causando serios problemas de salud mental en los adolescentes?
Las redes son parte de nuestra cultura, y sus ventajas son innegables, pero hay que saber hacer buen uso de ellas. Evidentemente, sin un control, ni en uso ni en contenido, los efectos pueden ser muy negativos en personas en pleno desarrollo emocional, en plena maduración de su sistema nervioso y en su proceso de relación con el mundo. Hay contenidos de las redes que no pueden ser integrados adecuadamente por esos cuerpos y cerebros inmaduros, en el sentido biológico y emocional. Hay adolescentes que pueden sufrir estresores y enfrentarse a situaciones que no pueden gestionar emocionalmente, con un impacto claro que puede conllevar un posible riesgo de patología mental en el futuro.
'MenteScopia': promoción de la salud mental con rigor científico
Una de las claves es la prevención. ¿Qué aporta en ese sentido 'MenteScopia', el proyecto en el está inmerso?
MenteScopia es un proyecto multimedia de promoción de la salud mental que apuesta por la educación y la divulgación de contenido científico a través de redes sociales dirigido a un público adolescente. Lo coordina y gestiona CIBERSAM, el Centro de Investigación Biomédica En Red de Salud Mental, del que soy investigador principal. Todo está hecho con absoluta rigurosidad científica. Huimos de cualquier valoración moral, de toda ideología. Buscamos a investigadores que por sus trayectorias profesionales consideramos que tienen una opinión autorizada.
¿Y en qué se materializa la iniciativa?
En difundir información sobre salud mental de manera adaptada, utilizando los canales de comunicación de los jóvenes pero con la máxima rigurosidad médica y científica. La generación de mis hijas no sigue los medios de comunicación tradicionales, pero es necesario llegar a ellas porque en sus manos está el futuro. Si queremos educar y formar a este sector de población en salud mental, es necesario manejar las redes sociales que utilizan, y lo hacemos a través de Instagram -con cerca de 10.000 seguidores- y TikTok, con unos 6.000. Utilizamos también Twitter, Twitch, y hacemos podcast. Vamos enriqueciendo el material adaptado al formato. Cuando vi el primer vídeo de TikTok en el que se hablaba de acoso escolar, en un principio me dije: aquí hay un error, esa música de Quevedo. Pero no, no había ningún error. O adaptamos el mensaje para atraer a los jóvenes, o se van. Todo ello lo hemos ido aprendiendo con el tiempo.
“Hay 21 millones de vídeos en TikTok bajo el hashtag salud mental. ¿Pero quién da un sello de calidad a lo que se dice?”
¿A qué contenidos le están dando más importancia?
Esta es la cuarta edición y hemos ido abordando diferentes temáticas. Empezamos hablando del Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), de las bases de la esquizofrenia. Añadimos posteriormente otros contenidos, como el Trastorno de la Conducta Alimentaria (TAC), las adicciones y la pérdida del bienestar emocional. Ahora queremos introducir material sobre autoayuda y autogestión. En este último caso es importante señalar que nos referimos a problemas que no son propiamente enfermedades sino esa pérdida del bienestar que muchas veces es el preámbulo de una posible enfermedad mental.
Entre malestar emocional y trastorno
¿Es necesario diferenciar el malestar emocional y el trastorno psiquiátrico?
Es un tema clave. Es necesario establecer una línea entre situaciones biográficas de la vida cotidiana que nos generan malestar. Una línea que la separe de la propia enfermedad. Para ello es necesario dotar a los adolescentes de herramientas que les permitan afrontar esas situaciones de manera que no tengan que ir a urgencias a las primeras de cambio, o necesiten un fármaco o un psicólogo.
¿Y esa línea no está bien definida?
Esa línea que diferencia el malestar emocional del trastorno psiquiátrico la sociedad la tiene un poco difusa. Estamos viendo que los servicios de salud mental se saturan con problemas de bienestar emocional y no tanto de salud mental.
“En esta sociedad la línea divisoria entre el malestar emocional y el trastorno psiquiátrico es un poco difusa”
Sea un lado u otro de la línea, no deja de ser un problema para el paciente.
Desde luego. Es entendible y comprensible. Puede que haya quien diga: “sí, está muy bien lo de la línea difusa, pero me siento mal, estoy sufriendo”. Por supuesto que es comprensible, pero para mejorar y paliar ese sufrimiento en muchos casos no es preciso acudir a un sistema sanitario. En ese sentido, cada vez más jóvenes tienen conciencia de la salud mental, y es desde ese punto de vista desde el que quiere ayudar nuestro proyecto. Queremos ayudar a los menores, y también al entorno educativo y a las familias para prevenir entre todos problemas de salud mental.
¿Los jóvenes no están educados emocionalmente?
Es una pregunta muy pertinente, y junto a ella nos podemos plantear un segundo motivo de reflexión. ¿Qué calidad de información les está llegando? Hoy en día es brutal la información que hay sobre salud mental, en torno a 21 millones de vídeos en TikTok bajo el hashtag salud mental. ¿Pero quién acredita lo que se dice ahí y quién le da un sello de calidad? En ese sentido, desde CIBERSAM le hemos querido dar calidad a las opiniones a través del proyecto MenteScopia.