Un estudio realizado por el Basque Center on Cognition, Brain and Languaje (BCBL) de Donostia con bebés de cuatro meses ha mostrado cómo “la exposición temprana a dos idiomas diferentes desencadena y despierta patrones de activación cerebral únicos durante el procesamiento del habla”.

Los resultados de esta investigación, publicados en la revista científica Developmental Science, respaldan “la noción de que las bases neuronales de la adquisición del lenguaje bilingüe se establecen a muy pronta edad”, así como “la importancia de esta experiencia lingüística precoz en la configuración de la plasticidad cerebral”, informó el BCBL en un comunicado.

El grupo de expertos del centro de investigación vasco empleó una técnica de neuroimagen de su laboratorio BabyLab –la espectroscopia funcional de infrarrojo cercano (fNIRS)– para desarrollar el experimento. Los investigadores utilizaron una herramienta con forma de gorro que incorpora una serie de sensores emisores y receptores de luz infrarroja que registran la actividad cerebral de los bebés de forma inocua.

Lo hacen midiendo los cambios en la concentración de oxígeno que hay en la sangre en diferentes regiones del cerebro, “una medida que indica aquellas áreas que consumen mayor cantidad de oxígeno, es decir, las más activas durante la realización de la tarea”, detalla Borja Blanco, investigador que lideró el estudio en el BCBL como parte de su tesis doctoral y que actualmente trabaja en la Universidad de Cambridge.

En la investigación participaron cerca de 60 bebés y el registro se llevó a cabo durante el sueño. “Los niños dormidos recibían estímulos orales en castellano, el lenguaje común entre los bebés monolingües y bilingües, mientras se reproducían de forma aleatoria hacia adelante y hacia atrás”, explica.

“Las frases hacia atrás se emplearon como control experimental de las frases hacia adelante para aislar procesos auditivos lingüísticos. Aunque cuenten con características acústicas similares, las frases inversas carecen de componente lingüístico, lo cual nos dio la oportunidad de estudiar la respuesta a cada uno de esos componentes de forma separada”, precisa Blanco.

Señala que, durante el primer año de vida, la neuroplasticidad está en su punto máximo, lo que hace que este período sea particularmente relevante para estudiar las consecuencias neuronales de la adquisición simultánea de dos idiomas.

“Observamos que la respuesta cerebral de los bebés bilingües era muy similar entre los estímulos, involucrando las regiones frontales y temporales inferiores. Por el contrario, los cerebros de los monolingües mostraron respuestas diferentes según la condición del habla. Es decir, los bilingües parecen adaptar sus funciones cerebrales para facilitar el aprendizaje en un entorno lingüístico más complejo”, añade.