Para el presidente de ZarautzON, Jose Mari Larramendi, vivimos en una sociedad infantilizada en la que el sentimiento de comunidad está desapareciendo. Por este motivo, cree necesario potenciar las estructuras intermedias y dar paso a los jóvenes desde la organización.
¿La ciudadanía es cada vez menos activa?
Por supuesto. El ejercicio de la democracia es cada vez más formal y está controlado por las estructuras políticas. Además, el parámetro que nos guía a todos es el yo y el ahora. Es un parámetro totalmente antisocial, anticomunitario y antiparticipativo. Si a alguien le decimos que vamos a hacer algo que nos va a beneficiar dentro de cinco años nos va a decir que no, que tiene que ser ahora. Pasar del yo y el ahora al nosotros y el futuro es pasar de ser un niño a ser un adulto social. Si yo quiero ir, por ejemplo, a Venecia, y me dicen que no hay sitio, me enfado. Esa es la pataleta de un niño. Las personas vivimos con otras personas porque los individuos nos convertimos en personas a través de la relación. En esta situación, el voluntariado va a decayendo de una manera importante.
¿Falta, por lo tanto, compromiso?
Es mucho más profundo que eso. Nuestra sociedad es infantil. Todo lo que sea teatro y espectáculo tiene fuerza, pero lo auténtico y lo que es de verdad es un coñazo. La lectura está cambiando, pero la imagen también. En un anuncio de Coca-Cola no hay menos de 70 planos y eso no es casualidad. Los expertos en comunicación visual lo tienen muy claro. Todo este debate es mucho más profundo que los comportamientos de los individuos. Estamos construyendo una sociedad en la que el comportamiento infantil es lo que prima y, además, si consigues hacerlo, te aplauden.
¿Los jóvenes han dejado de coger el relevo?
Los adultos solemos decir que los jóvenes no participan, pero los jóvenes tienen muy claro dónde quieren hacerlo y cuando se organizan cosas que a ellos les interesan, lo hacen. Y no veas cómo. Son capaces de agarrar una mochila y de viajar hasta no sé donde por algo que les gusta. Lo que pasa es que los adultos somos los que organizamos las cosas que no les interesan. Queremos que los jóvenes vengan a lo que los adultos organizamos y eso no puede ser. Los adultos estamos siendo tapones. La experiencia está muy bien y la sociedad se tiene que aprovechar del conocimiento que tenemos, pero debemos renunciar al poder. Quien manda no puede ser el anciano, sino los jóvenes.
“Estamos construyendo una sociedad en la que el comportamiento infantil es lo que prima y si consigues hacerlo, te aplauden”
Los tiempos también han cambiado y, quizás, los jóvenes vivan en una inseguridad laboral y personal que les impide dar ese paso.
Eso es relativo. Cuando yo me casé conseguí el alquiler de una casa y como no teníamos dinero, compramos un colchón y estuvimos viviendo solo con eso. Hoy, ¿quién iría a una casa con solo un colchón? Nadie. En las condiciones de vida hay un cierto espejismo. Es verdad que todo se ha convertido en incierto e inseguro y eso antes no existía, pero también somos una sociedad más rica. Yo me he acomodado como lo ha hecho mi hijo o mis nietos. El mínimo ya es diferente.
¿Cuáles cree que son los peligros de contar con una ciudadanía activa?
Ese va a ser uno de los temas que se va a tratar en el curso y de los que Juanjo Álvarez va a reflexionar. Hemos construido una sociedad democrática en la que no hacen falta las estructuras intermedias. Yo el día del voto, lo hago, y que los partidos tomen las decisiones. En Zarautz, por ejemplo, somos una asociación bastante activa con 90 socios y con actividades a las que van entre 50 y 100 personas. Nadie nos ha preguntado ni por nuestro plan estratégico ni por el programa de verano. A nadie le importa. Damos por hecho que son decisiones que toman los que se sienten avalados por la fuerza de los votos, aunque, en realidad, lo que hacen es vestirlo de consulta. Crean, por ejemplo, el programa de fiestas, lo suben a la web y dicen que si alguien quiere decir algo que lo haga, pero qué vas a decir tú, si ya está todo hecho.
"Somos una sociedad del espectáculo. Alguien hace algo, lo hago mío y ya está. No pienso en nada más"
Mucha gente verá eso y dirá, para qué voy a participar en algo si no sirve para nada.
Exactamente. Por eso es tan importante el papel de la ciudadanía. Esta es una sociedad en la que los trabajadores, mejor o peor, se organizan, los consumidores tienen una ley que les protege, y los inversores cuentan con el Banco de España para hacer reclamaciones y seguimientos, pero como ciudadano no existe ninguna estructura, cuando son las que necesitamos para que esta democracia que hemos construido sea verdad. Tenemos que hacer fuertes las estructuras intermedias y eso solo lo podemos hacer los ciudadanos. Mira el ejemplo del Aita Mari. Es un proyecto administrativa y políticamente supercomplejo, y desde el punto de vista económico muy difícil de conseguir, pero ahí está, funcionando, y lo han puesto en marcha unos señores. Gracias a ellos, ahora decimos que somos una sociedad muy solidaria porque tenemos el Aita Mari, cuando, en realidad, siempre están apurados, necesitan gente y no alcanza el presupuesto. Somos una sociedad del espectáculo. Alguien hace algo, lo hago mío y ya está. No pienso en nada más.
Tengo entendido que estos temas se van a trabajar en el curso, pero de una manera práctica.
Sí, es algo poco habitual. El curso no va de declaraciones, va de acciones. Colaboramos tres grupos que nos movemos en el mismo entorno: Lemniskata de Beasain, Zientziaren Giltzak de Ondarroa y nosotros. Lo que haremos será contar lo que hemos hecho, por qué lo hacemos y, en nuestra opinión, cuáles son las claves del éxito que tenemos. Luego haremos varios grupos de trabajo con dinamizadores en los que hablaremos de temas que nos importan.