Después de una noche tropical, el mercurio ha vuelto a dispararse en Gipuzkoa durante una nueva jornada de calor sofocante en el interior del territorio, donde el termómetro marcaba esta tarde 39 grados en Arrasate. La sombra se cotiza al alza y los arenales del territorio han estado a rebosar de bañistas que trataban de sacudirse el calor, si bien la temperatura en la costa ha sido mucho más llevadera que en el interior. Así lo indican los 25 grados registrados esta tarde en Donostia, aunque con una humedad del 92% que supone un desgaste añadido y agudiza la sensación de agotamiento.

El interior del territorio se encuentra en alerta naranja por altas temperaturas y el litoral, en nivel amarillo. Toda una prueba de fuego para sectores profesionales que cubren su jornada laboral a pie de calle, y que lo pasan especialmente mal cuando el termómetro se dispara más de la cuenta. 

Juan Polanco trabaja en las obras de la pasante soterrada del Topo Altza-Galtzaborda. A diferencia de otros compañeros, su labor discurre en superficie, a pleno sol. A mediodía el termómetro ya rondaba los 30 grados en Pasaia. “El calor se está empezando a notar más de lo habitual, y es probable que si se dispara mucho más paremos”, señalaba este joven de 22 años que hacía un alto en el camino antes de volver a la faena. 

Su atuendo no es precisamente el ideal para soportar temperaturas extremas: botas, pantalones largos, camiseta gruesa. Y a todo ello se añade un trabajo físico exigente. “Con esta ola de calor no sé hasta qué temperatura aguantaremos pero en otras obras en las que he estado a partir de los 35 grados se deja de trabajar porque no se puede seguir adelante en esas condiciones. Lo habitual es que venga el responsable de Seguridad y nos de la orden”, señala el joven, que lleva dos años en la obra. 

Ivan Pidal, de 40 años, ha sudado también la gota gorda durante toda la mañana. “Son días muy duros en los que se duplica el esfuerzo y el cansancio”, decía mientras tiraba de una traspaleta manual cargada de productos que trasladaba este mediodía a diferentes comercios de alimentación de Oarsoaldea. “Te pasas todo el día intentando coger sombra, porque trabajar así bajo el sol es inhumano”, reconocía desde la Avenida de Navarra de Errenteria. 

"Deberíamos parar"

A mediodía el termómetro rozaba los 30 grados en el municipio, con la previsión de que el mercurio continuara subiendo hasta los 36. “Son días terribles en los que estás deseando terminar cuanto antes para darte una ducha. Por ley con este calor todos los sectores que trabajamos en la calle deberíamos parar”, señalaba Pidal, algo que él no puede permitirse. “Me queda ir a Beraun, a Pontika, a Pasaia y volver a Irun para entregar recogidas de devolución en diferentes almacenes”, confesaba poco antes de marchar a cada uno de esos destinos. 

La jornada también ha sido muy exigente para los operarios de limpieza en la vía pública. Barrer y limpiar las calles con temperaturas por encima de los 30 grados conlleva un acusado desgaste. “Ahí está mi compañero limpiando las aceras. Al menos está con la manguera y con el agua te puedes refrescar, pero a mí me toca barrer. Estos días lo paso fatal, especialmente en los parques donde no hay donde taparse. Son días en los que te acabas comiendo todo el calor”, asegura Fran González, barrendero de 50 años.

Todo ello, con pantalones largos y botas “que te dejan los pies cocidos”. En la memoria de compañeros de profesión está todavía el fallecimiento de José Antonio González Paredes, un barrendero de 60 años que murió de un golpe de calor en Madrid en julio de 2022. Los servicios sanitarios encontraron al trabajador inconsciente y con una temperatura corporal de 41,6 grados. A pesar de los esfuerzos del equipo médico, el hombre no recuperó la consciencia. Se calcula que en el instante en el que el trabajador sufrió el golpe de calor la temperatura ascendía a casi los 39 grados. 

“Tenemos un trabajo en el que estamos muy expuestos al clima, haga frío o calor. Con las bajas temperaturas te proteges, pero con el calor no hay nada que hacer”, admite González. “Ahora todavía se puede estar, pero dentro de un rato cuando el sol se ponga arriba del todo, te lo comes de todas todas”. 

La Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología precisa que hay activado aviso de temperaturas muy altas desde las 13.00 horas de hoy hasta las 20.00 horas. A las 15.10 horas el termómetro marcaba 38 grados en Arrasate, 37 en Ordizia y Beasain, y 36 grados en municipios como Zumarraga y Bergara. “Son temperaturas que no se aguantan si tienes que trabajar todo el día en la calle”, asegura González. 

"La humedad es lo que peor se lleva aquí"

Luis Pérez, de 37 años, hace instalaciones de teléfono en fachadas. “Son unas cinco o seis diarias. En realidad, vengo de Andalucía y estoy acostumbrado a las altas temperaturas pero la humedad es lo que peor se lleva aquí”, reconocía este operario mientras realizaba una instalación en la calle Hondarribia de Errenteria, donde el termómetro a mediodía marcaba 32 grados.

Bien sabe lo que es trabajar en la calle José Sánchez, empleado de la ONCE, aunque en este caso las condiciones son bien diferentes a las de otros sectores. “Tenemos un plan de contingencia para estas situaciones. Nos dan crema solar, nos autorizan a quitarnos los chalecos cuando hace calor y podemos retirarnos a descansar cada dos horas. Dentro de lo que cabe lo llevamos bastante bien. Hay quienes están bastante peor”, asegura.

De un modo u otro, todos se preguntan cuánto durará la ola de calor. La agencia vasca de Meteorología, Euskalmet, prevé que lo peor comenzará a remitir mañana por la tarde en buena parte de la geografía guipuzcoana. El miércoles seguirá siendo un día “especialmente cálido en Araba”. De hecho, el Ayuntamiento de Gasteiz ha activado este lunes el nivel de riesgo 2 del Plan de Calor por las altas temperaturas previstas también para mañana, que podrían alcanzar los 37 grados.