Los niños de las familias más vulnerables están abocados a tener una peor salud: siguen menos la dieta mediterránea que los más favorecidos, dedican hasta 23 minutos menos al día al ejercicio pero 68 más a las pantallas y duermen peor, pues menos de la mitad alcanza las horas recomendadas de sueño. El nuevo informe Nivel socioeconómico y estilos de vida de la población infantil y adolescente en España de la Gasol Foundation analiza los efectos de las desigualdades sociales en los hábitos de salud de los menores de 8 a 16 años.
Lo hace según tres variables: el nivel de estudios de los padres o tutores legales; su estatus laboral y la renta media por persona/año de la sección censal en la que reside la población infantil y adolescente, así como la combinada de todas.
Mayores dificultades
Tras analizar las respuestas de 3.201 menores de todo el Estado, concluye que aquellos que crecen en entornos socioeconómicamente más desfavorecidos tienen mayores dificultades para seguir un estilo de vida saludable, es decir, comen peor, hacen menos ejercicio, dedican más tiempo a las pantallas, duermen menos y perciben peor su salud.
Sin embargo, apenas hay diferencias en el malestar psicológico entre ambos grupos, solo es un 2,4% superior en la infancia más vulnerable.
No obstante, el informe advierte de que, en global, un 30% de los niños y adolescentes del Estado, independientemente de su nivel socioeconómico, declara sentirse preocupado/a, triste o infeliz. En la mayoría de casos, el nivel de estudios de los padres es el factor más determinante de todos. Así ocurre con la actividad física: los hijos cuyos padres carecen de estudios universitarios dedican al ejercicio 11,5 minutos menos al día.
La desigualdad se incrementa al combinar las 3 variables. Los niños que crecen en ambientes más desfavorecidos hacen 160 minutos menos de ejercicio, lo que supone más de 11 horas al mes y casi 6 días completos al año. Por contra, estos niños pasan 70 minutos más al día con las pantallas entre semana, lo que supone 16 días completos al año y 4,2 meses durante toda la etapa 8-16 años.
Por último, el estado de salud percibido es 6,4 puntos mayor –en una escala del 0 al 100–, entre los menores de familias más favorecidas. En global, la población infantil y adolescente autopercibe su salud en 79,4 puntos, siendo un valor menor al deseado.