El océano es generador de vida para la existencia humana, para los ecosistemas naturales y regulador del sistema climático mundial, y su conservación está recogida en el número 14 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, que ha proclamado esta como la Década de las Ciencias Oceánicas.

El océano ocupa más del 70% del planeta, contiene el 97% del agua de la Tierra y supone el 99% del espacio vital del planeta por su volumen, unos datos enmarcados en el Día Mundial del Océano que se celebró ayer. Además, regula el clima y ayuda a combatir la crisis climática, porque genera al menos el 50% del oxígeno y absorbe alrededor del 30% del CO2 producido por la actividad humana, amortiguando así el 90% del impacto provocado por el ascenso de la temperatura y el cambio climático, según Naciones Unidas.

Contaminación

No obstante, la contaminación por plásticos y químicos, el desarrollo urbanístico, la pesca de arrastre o actividades relacionadas con la pesca industrial son algunas de las amenazas que han provocado la merma de las poblaciones de especies marinas y la muerte del 50% de los arrecifes de coral, causadas por el aumento de la temperatura del agua. “La contaminación por residuos plásticos o por vertidos de petróleo son las mayores amenazas para el océano”, explica la coordinadora de la campaña de océanos y pesca de la organización internacional Greenpeace en España, Marta Martín-Borregón, quien señala que a estas “se suman la contaminación acústica y la lumínica y la provocada por la acuicultura”.

“El 95% de los residuos en los océanos son plásticos”, subraya, y al Mediterráneo se estima que “cada segundo llegan 200 kilogramos de basura de este tipo, en su mayoría proviene de tierra; mientras los vertidos de petróleo son provocados por extracciones o por pérdidas del producto en el transporte”.

La acuicultura industrial provoca “mucha contaminación” en el océano, explica Martín-Borregón, porque son como “macrogranjas del mar”, donde para alimentar “al montón de animales en estos establecimiento acuícolas” se necesitan alguicidas, plaguicidas y bactericidas, aparte de los antibióticos para asegurar unas condiciones y que los peces no enfermen. Estos compuestos químicos “acaban diluyéndose en el mar”. Según la técnica de Greenpeace, estos procesos “generan muchísimas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), porque para el engorde de un kilogramo de un atún hace falta administrarle 20 kilogramos de pescado”.

Minería

Por otro lado, la minería en los fondos marinos para la extracción de nódulos de metales es otra de las amenazas para el océano, asevera la experta, que explica que los sedimentos que hay en el fondo marino “llevan almacenando el CO2 de la atmósfera desde hace millones de años”, por lo que cualquier actividad como la minería podría liberarlo a la atmósfera. Pero el océano sufre otras contaminaciones, así el Pacífico es depositario desde hace unos meses de los vertidos de agua tratada de la central nuclear de Fukushima, y miles de embarcaciones depositan sin control residuos en las aguas fuera de las jurisdicciones nacionales. Es por eso que desde diferentes organizaciones y entidades en el mundo se hacen llamamientos para la preservación del océano, y para la toma de decisiones; fundamentales para el futuro del planeta y nuevas generaciones.