Se casaron en agosto del año pasado, pero por el momento sus vidas discurren alejadas, a más de mil kilómetros de distancia, a la espera de un trámite burocrático que va más lento de lo que quisieran. Samia continúa esperando noticias desde Marruecos. Yahya Aaboud aguarda en Irun, donde trabaja como financiero. El plazo de resolución de la solicitud de reagrupación familiar para que ella pueda venir a Gipuzkoa es de 45 días, pero han transcurrido más de dos meses desde que presentaron el expediente y el trámite "no avanza".

Lamentan que el suyo es, hoy por hoy, un proyecto de vida atrapado en la burocracia. Aaboud, que trabaja en una empresa de Irun, ha acordado en el trabajo cogerse los días de permiso por matrimonio a partir del 15 de septiembre, cuando tienen previsto irse de luna de miel a Tailandia, para lo cual ya han reservado los vuelos. Ése era el plan, aunque hoy en día no saben si se van a poder cumplir los plazos. “Lo cierto es que me he casado pero no puedo estar con mi mujer. Lo hice con la idea de que ella viniera cuanto antes, para estar juntos, pero por el momento no está siendo posible”, lamenta el joven.

La carga de trabajo que tiene la Oficina de Extranjería en Gipuzkoa sigue siendo muy elevada, con retrasos en la resolución de expedientes de “tres a cuatro meses”, según estimaciones de SOS Racismo. Se trata, además, de una plantilla muy volátil, y los problemas para sustituir al personal no hacen sino agravar el problema.

La principal razón para tanta movilidad la expresan los propios trabajadores. “No es lo mismo ser funcionario en Donostia que en Cuenca”, señalan de un modo gráfico, apuntando al alquiler de la vivienda como principal problema. El precio en Gipuzkoa continúa al alza, y se mantiene un año más por encima de la media de la CAV. Donostia vuelve a encabezar la lista de municipios en los que es más caro vivir de alquiler con 981,9 euros de media y con hasta cinco barrios que superan la barrera de los 1.000 euros.

"Aquí dura muy poca gente"

Y ante el mismo sueldo y una carga de trabajo tan elevada, confiesan los trabajadores, el resultado es que “aquí dura muy poca gente”. Para paliar esa situación, Gipuzkoa acaba de estrenar un programa de choque que permite que otras subdelegaciones están resolviendo expedientes que llegan al territorio. El objetivo de este nuevo plan, en marcha desde hace un mes, es intentar aliviar un atasco que “obliga a retrasar algo tan humano como es vivir con tu esposa”, dice el abogado Mikel Mazkiaran, en alusión al matrimonio marroquí.

Aaboud ha escrito una carta a extranjería, a la que ha tenido acceso este periódico, para saber de su expediente. En la misiva señala que no ha recibido ninguna respuesta. “Como comprenderá, esta situación genera una gran preocupación para mi familia y para mi (…) Quisiera recordarle la importancia y la urgencia de esta solicitud, ya que la demora en la resolución de este este expediente tiene un impacto significativo en la vida personal y familiar de todos los involucrados”, recoge el escrito.

El joven tiene la sensación de que, en la medida en que se ha digitalizado toda la tramitación, “hay cosas que han ido a peor. Antes con cita y papel era más ágil, pero ahora se registran más problemas e incidencias. No hay más que ver las quejas y los comentarios que dejan de las personas usuarias de estos servicios”, observa este joven financiero al que realizar tareas administrativas no le cuesta. “Hemos puesto todo de nuestra parte para facilitar el trabajo en el servicio de Extranjería, pero al final – sospecha- da la sensación de que todo da igual”.

Aaboud da cuenta de toda la documentación necesaria que facilitó puntualmente el pasado 18 de marzo, una vez que dispuso del pasaporte de su mujer y del acta de matrimonio traducida y con la apostilla que certifica la autenticidad de la firma del documento, según el Convenio de La Haya. “El miedo que tengo es que después de tres meses y tanta espera nos digan que falta algún documento, porque estamos hablando de unos plazos muy largos. ¿El viaje a Tailandia? Por ahora no hemos cogido ni hoteles ni nada, porque no sabemos cómo se resolverá el proceso”, señala.

Haciendo cuentas

Como buen financiero, él había hecho sus cuentas: 45 días de plazo para responder a la solicitud de reagrupación, por lo que contestarían en abril, de tal manera que su mujer pudiera pedir el visado en Marruecos. Contaba con que ella llegara en junio a territorio español, y a partir de ahí pedir “cita para las huellas”, un mes más tarde. “Estamos hablando de que en julio o agosto tendría su tarjeta física de residencia para poder viajar fuera”, explica Aaboud, que ahora mismo no lo tiene nada claro.

Esta serie de retrasos burocráticos, apunta Mazkiaran, también se registran en otros trámites, como el de arraigo por formación. Esta figura permite conseguir un permiso de residencia legal válido por un período de 12 meses a aquellas personas migrantes que lleven 2 años en el Estado y quieran obtener una formación que les ayude a insertarse laboralmente.

Se trata de un sistema que se puso en marcha el año pasado, y que estos meses atrás se ha modificado, pasando de ser un permiso que exclusivamente otorgaba la residencia a otro de residencia y trabajo. “Una parte muy importante de las personas que en su día pidieron el permiso siguen esperando ahora esa modificación. Están tardando tres o cuatro meses, lo cual es un desastre porque los empleadores te dicen: te hago una oferta, pero para ponerte a trabajar ya”. Un ejemplo más, dice Mazkarian, de que los ritmos lentos de Extranjería traen consecuencias.

Con todo, la tramitación para la reagrupación familiar conlleva un problema añadido. “Si ya de por sí obtener esa autorización de una oficina de aquí tiene un determinado retraso, luego hay que acudir al consulado. Tiene que hacerlo la persona que viene desde su país de origen, y ahí ya entramos en un mundo complicadísimo con situaciones muy variadas”, asegura.

Mazkiaran expone el caso de Senegal. Tras obtener la autorización favorable a la solicitud de reagrupación familiar de la oficina guipuzcoana, expone el letrado, la persona solicitante va a tener que esperar un año hasta que pueda pasar por el consulado de Dakar.