Si hace unos años pensar en una campaña de descuentos a falta de un mes para las navidades era una delirio para el pequeño y mediano comercio, hoy en día es extraño no dar con un negocio, prácticamente de cualquier producto o servicio, que no se sume al Black Friday. En la actualidad, los propietarios se debaten entre la oportunidad que supone contar con un período de descuentos que remita a las rebajas tradicionales y la obligación de no quedarse fuera del nuevo pastel de ventas.

Por muy reticentes que fuéramos al principio, la realidad es que el Black Friday son las nuevas reglas de juego. Todos lo hacen”, cuenta Gloria Valdivia, de la tienda de surf y skate de ropa Atlas Stoked, donde desde la semana pasada “calientan motores” con promociones para la campaña de este año. “Desde este martes tenemos descuentos en outlet de hasta el 50% y lo de temporada hasta el 20%. Casi toda la ropa y los accesorios tienen descuento”, explica.

Noviembre ha sido históricamente un mes “muy bueno” para el negocio gracias a la llegada del frío y al pistoletazo de salida de cara a la Navidad, pero con el tiempo las ventas han ido cayendo. “Cuando llegó el Black Friday, lo veíamos como una americanada y lo fuimos introduciendo poco a poco con descuentos de un solo día, pero se ha ido alargando y ahora ya duran una o dos semanas”, señala Valdivia.

Gloria Valdivia, junto a dos dependientes de su tienda Atlas Stocked. Ruben Plaza

Con el tiempo, además, establecimientos de todo tipo se han sumado a la campaña. Es el caso de Halo Donostia, un centro de enfermería especializado en estética avanzada que se puso en marcha hace año y medio en la capital guipuzcoana y que vive su primer Black Friday “con una estrategia organizada”. “Tenemos promociones en los tres tratamientos que más demanda tienen y los productos de cosmética con un descuento del 20%”, revela Miren Arcelus, quien tiene claro que participar en esta campaña se ha convertido casi en una obligación. “La gente ha venido desde la semana pasada preguntando si íbamos hacerla y si los tratamientos con promoción eran los mismos que sin ella. También hay clientes que aprovechan para las compras de Navidad”, agrega.

Muchos miran con antelación lo que quieren y vienen estos días con la esperanza que estén con descuentos, pero también hay quienes vienen solo para echar un ojo”, indica, por su parte, Valdivia, señalando que en las jornadas previas recibieron más de un whatsapp preguntando por los productos que estarían rebajados.

El riesgo de los descuentos

No obstante, para un pequeño y mediano negocio participar en una iniciativa como el Black Friday implica un riesgo económico que deben de asumir. “Desde la empresa que nos suministra los productos nos dijeron que no iban a hacer ningún tipo de promoción, pero que si comprábamos con antelación nos hacían un descuento. Gracias a ello hemos podido ponerlos, porque sino no nos salen las cuentas”, observan desde Halo Donostia.

A este riesgo hay que añadir la ampliación de las fechas de devolución, ya que muchos clientes adquieren los productos con la intención de regalarlos en Olentzero. “Nuestro plazo para devolver es de quince días, pero si son regalos y nos avisan ampliamos hasta después de Navidades, siempre y cuando no se pasen de fecha y lo traigan nada más entregarlo”, indica Valdivia.

Con todo ello, el Black Friday parece ser una campaña de la que los pequeños establecimientos no pueden escapar, pero con la que con cada descuento deben de hacer malabares para no romper la rentabilidad a un mes de la gran campaña tradicional.