El psiquiatra José Luis Carrasco quiere desterrar el mito de que los trastornos mentales no se curan nunca y asegura que la mayoría de ellos se superan con tratamiento, como el resto de enfermedades, mientras anima a vivir y aceptar las emociones negativas para no entrar en un bucle de difícil salida.
“Seguimos pensando que la mente es el ego y que si se toca ya no somos nosotros”, comenta Carrasco, con motivo de la publicación de su libro Mentalmente sano y feliz, con el que quiere transmitir que se puede aspirar a estar mentalmente sano sin obsesionarse.
El catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense deja claro su rechazo al “término de salud mental o trastornos mentales en general”, por ser un estigma y una “barbaridad”: “Tenemos trastornos que son ansiedades, depresiones, y enfermedades mentales más graves, como la esquizofrenia”.
“Meter todo en el mismo saco es como decir que todo el que tiene un trastorno mental tiene la mente tocada y ya no va a funcionar igual”, advierte. Por eso, aboga por darle a cada trastorno su nombre: de ansiedad, de tristeza, depresivo, de las emociones, para “normalizarlos dentro de la salud”.
En este sentido, critica la iniciativa de poner en marcha una ley de salud mental, al asegurar que “tiene mucho peligro; una norma para enfermedades mentales supone sacarlas de la salud normal”, señala el doctor.
El psiquiatra reconoce que en su campo queda mucho camino por recorrer, “no solo para la medicina y la psicología, sino por la propia naturaleza humana”, que, a su juicio, tiene que entender que “a veces nos alteramos, perdemos el control y se nos viene el ánimo abajo”. “No quiero contar que tengo una depresión o ansiedad porque es de débiles, y nadie quiere serlo”, insiste.
A su juicio, “hay un miedo terrible a que algo que pueda venir de la mente esté alterado. Pero es que es como el estómago, hay veces que la mente se altera y empieza a soltar chispas produciendo un trastorno de ansiedad, que se puede curar”.
Según Carrasco, “a pesar de que somos más civilizados que nunca, hay más miedo a mostrar las emociones negativas”. “Vivimos en una cultura individualista, en la que estamos nosotros solos y si queremos podemos hacer todo”, una frase que califica como “terrible” porque lleva a esconder muchas emociones negativas, como sucede en las redes sociales donde “casi todo el mundo está fenomenal”. “
Tratamiento
Pero no solo se intenta esconder las emociones negativas, sino que se tratan de desterrar, creando más malestar y más trastorno.“Si las aceptamos, estamos mal, tristes o ansiosos, pero son nuestros impulsos”, y “si intentamos echarlas, se vuelven más fuertes”. Sin embargo, llega un momento en el que “esa situación se hace rígida; la mente y el cerebro cogen un esquema de pensamiento, de emociones y de asociaciones que no hay forma de cambiar. Es un bucle que va por su cuenta”, señala. “Como en todos los trastornos, cuanto antes se coja mejor va a ir”, por lo que anima a reconocer que uno no se siente bien.
Cree el psiquiatra que la proliferación de trastornos entre los jóvenes se deben a que están muy solos ante la falta de referentes. “Les hemos educado para evitarles el sufrimiento y ahora vemos que eso ha producido mucha intolerancia al estrés y a la frustración”, zanja. –