En Gipuzkoa hace tiempo que su sigiloso circular dejó de llamar la atención. Bastar darse una vuelta para comprobar su paulatina implantación, aunque por el momento las cifras son las que son. En Euskadi hay 6.891 vehículos eléctricos, 1.999 de ellos matriculados en el territorio, frente un parque vasco que se sigue alimentando de la combustión, y que asciende a un millón de unidades. Estos datos de la Dirección General de Tráfico, facilitados a este periódico por el Ente Vasco de Energía (EVE), reflejan bien a las claras que la descarbonización del transporte sigue siendo una asignatura pendiente, si bien se prevé a corto plazo “unas condiciones idóneas” para el cambio. ¿Estamos en la antesala de su impulso definitivo?

Por el momento, la movilidad puramente eléctrica sigue siendo residual. Y habida cuenta del largo recorrido que aguarda, no es extraño que la decisión adoptada este lunes por el Consejo de Ministros europeos de Industria se haya vivido como “un respiro”. El texto acordado retrasa de 2025 a 2027 la entrada en vigor de la normativa para rebajar las emisiones contaminantes de los coches. Asimismo, aplaza hasta 2029 las exigencias para los camiones.

El acuerdo busca ayudar a la industria automovilística en su transición hacia el coche limpio en 2035, cuando los Veintisiete han acordado el fin de la venta de los vehículos diésel y gasolina (si bien se ha dejado la puerta abierta a los combustibles sintéticos). Un nuevo escenario ante el cual Iñigo Ansola, director general del EVE -el ente responsable de las políticas energéticas de Euskadi- hace suyas las palabras de la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, para quien “era casi imprescindible” retrasar la entrada en vigor.

“Entendemos que es una buena noticia, porque esta transición hacia nuevas tecnologías en la movilidad no se hace de la noche a la mañana”, advierte Ansola, en declaraciones a NOTICIAS DE GIPUZKOA. Desde ese punto de vista es la industria la que por el momento mejor parece estar haciendo los deberes en cuanto a reducción de las emisiones de CO2.

Lo decía la semana pasada en una entrevista a este periódico Alexander Boto, director general de Ihobe, la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco. “Hemos pasado del petróleo al gas y estamos electrificando muchas cosas, pero nos queda el gran reto del transporte, que es el principal emisor”, declaraba el responsable. Un verdadero caballo de batalla teniendo en cuenta el enorme peso que tiene la industria automovilística a nivel europeo. “Las ratios de eficiencia que se han logrado con el motor de combustión son muy altos. Por eso es una transición que hay que hacerla de manera ordenada, algo que va a requerir de más tiempo”, insiste el director del EVE.

Horizonte 2030: un 16% del parque móvil electrificado

En la estrategia vasca de movilidad eléctrica, aprobada en julio de 2022, se establecieron los siguientes objetivos para 2030: un 16% del parque móvil electrificado, y duplicar el número de puntos de carga rápida en Euskadi, hasta 80 de 50kW. Según la información facilitada por el EVE, en Gipuzkoa se espera que “a lo largo de los próximos meses” se pongan en marcha alrededor de 15 puntos de recarga de más de 50 kW.

Está siendo lenta, pero su penetración en el mercado parece inexorable, algo que se percibe también a nivel estatal. Según los datos de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive), a 30 de junio había operativos 25.106 puntos de recarga, última cifra con la que cuenta la organización y consensuada entre los operadores de instalación, que supone un 16,4% más respecto a los datos de 2022, cuando se anotaron 21.573 puntos. Además, se estima que hay unos 6.800 puntos de recarga pendientes de ser puestos en servicio, un 8% menos si se tiene en cuenta que finales del año anterior el número ascendía a 7.400.

En esa misma línea, la Diputación de Gipuzkoa ha anunciado recientemente que ha ampliado con 21 nuevos puntos -hasta los 48- la red de carga pública, “gratuita y 100% energía renovable”, al ser suministrada por las instalaciones fotovoltaicas de las comunidades energéticas. Las nuevas estaciones de carga se colocarán en nueve edificios forales y dará servicio tanto a la flota interna como a los empleados y a la ciudadanía.

"El vehículo eléctrico ha venido para quedarse. Lo que siempre hemos dicho desde el EVE es que apostamos por la neutralidad tecnológica; son distintas las tecnologías que nos van a ayudar a descarbonizar"

Iñigo Ansola - Director general del EVE

Los edificios en los que se instalarán las nuevas estaciones son el laboratorio Fraisoro, Uliazpi Fraisoro, Txara II, las Juntas Generales, el edificio de Hacienda, Uliazpi en Donostia, los albergues de Zarautz y Hondarribia, y Etorlur Hernani. La ciudadanía podrá hacer seguimiento y consultar el estado de los postes de recarga a través de la aplicación móvil Zunder. “El vehículo eléctrico ha venido para quedarse. Lo que siempre hemos dicho desde el EVE es que apostamos por la neutralidad tecnológica. Es decir, no creemos que solamente vaya a haber una. Son distintas las tecnologías que nos van a ayudar a descarbonizar”, sostiene Ansola, quien apunta a la implantación “importante” de vehículos de combustión con hibridación enchufable mediante baterías.

La ofensiva "low cost" de China

Cada vez más presentes en nuestras vidas, actualmente no existe ninguna marca automovilística que no fabrique distintos modelos. “Va a ir a más porque sus prestaciones son muy buenas, superando el hándicap que estos años atrás suponía la falta de autonomía. Hablamos de más de 400 o 500 kilómetros. La tecnología está lo suficientemente desarrollada para atender prácticamente la totalidad de las necesidades de movilidad actual”, asegura el director del EVE.

El reto que parece inminente es el que siempre ha estado encima de la mesa, el que afecta directamente al bolsillo. Los vehículos más económicos se siguen situando por encima de los 20.000 euros. “No nos engañemos, sigue siendo el objetivo a alcanzar”, reconoce el presidente del EVE, que no obstante observa que la oferta empieza a ser bastante variada, con modelos sin emisiones cada vez más asequibles en el mercado. El caso de China, con su ofensiva de inundar el mercado europeo con sus coches eléctricos “low cost”, es el más elocuente.

En tan solo dos años ha logrado hacerse un hueco cada vez más destacado en el disputado mercado automovilístico, donde ya ha conseguido incluso que, por primera vez en la historia, un vehículo producido en ese país sea el más vendido en el Estado.

En concreto, el modelo ZS de la marca MG ha sido el coche más vendido en el mes de agosto, con 1.949 unidades matriculadas, más del triple que hace un año, lo que le permite situarse entre los 15 vehículos más demandados del año, según los datos de la asociación de fabricantes Anfac. “Ya existe una competencia muy importante. La tecnología se ha desarrollado lo suficiente para que bajen los precios, y además se están desarrollando nuevos tipos de baterías, que soportan más ciclos y más energía, lo cual va a alargar la autonomía de esas baterías”, avanza Ansola. “En un breve periodo de tiempo se van a dar las condiciones idóneas para que se extienda el vehículo eléctrico de una manera más masiva”, avanza Ansola.