La recogida selectiva de residuos en los hogares y comercios de Gipuzkoa y en consecuencia el reciclaje se ha frenado en el último año, sufriendo un leve pero inédito retroceso, lo que sitúa al territorio en cifras de recogida selectiva y reciclaje prácticamente parejas a las de hace tres años. Se interrumpe así por primera vez desde 2014 (año desde el que se tienen datos) un periodo de notables avances en una Gipuzkoa que en ochoaños ha pasado de separar en origen el 43,7% de sus residuos al 57% (2014-2022). Así lo muestran las cifras recopiladas por las mancomunidades y el consorcio GHK (Gipuzkoako Hondakinen Kudeaketa) sobre la gestión de los residuos sólidos urbanos y recientemente publicadas por la Diputación de Gipuzkoa.
En 2019 separamos en origen el 57,13% de todos los residuos generados por las familias de Gipuzkoa. Y en 2022, el 57,39%. Es un poquito más, sí, pero se aprecian retrocesos importantes en los residuos orgánicos y el papel y cartón, que han sufrido un bajón apreciable. Llamativo que en 2021 los guipuzcoanos echásemos al contenedor marrón 82,56 kilos por habitante al año y en 2022 solo 74,76. O que en ese mismo año hayamos dejado de echar cada uno casi seis kilos de papel y cartón al contenedor azul, mientras los envases se mantienen en cifras parejas y el resto de residuos aumentan.
En conclusión, de los 431 kilos de residuos por persona y año que generamos en los hogares del territorio, 183,87 kilos siguen yendo, de uno u otro modo, a la fracción resto. Son más de 136 millones de kilos en total. Y este freno a la separación en origen empeora nuestra situación relativa en cuanto a las exigencias de tasa de reciclaje de la UE para 2020, que ya cumplíamos en 2019, pero nos sitúan sobre el alambre al cierre de 2022.
Conviene hacer un alto en el camino en este punto. La directiva europea fija el objetivo para 2020 en un 50% de tasa de reciclaje. ¿Pero cuánto se recicla realmente de lo que depositamos en contenedores selectivos?
Los técnicos consultados por este periódico distinguen los términos recogida selectiva y reciclaje: “Todo lo que se deposita de forma selectiva no se puede reciclar, bien por cuestiones técnicas, o de rentabilidad. Pero a veces estos términos se confunden intencionadamente”, señalan.
Es decir, “siempre hay una fracción rechazo”, que puede alcanzar hasta el 15% o 20% en el contenedor amarillo, pero no más del 5% en los contenedores de papel y cartón, vidrio y orgánico. En conclusión, los propios técnicos calculan que “habría que restar unos siete puntos porcentuales” a las tasas de recogida selectiva.
Es decir, que un territorio como Gipuzkoa, que separa en origen hoy el 57,39% de sus residuos urbanos, estaría al borde del 50% de reciclaje que fijó la UE para 2020. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las exigencias de la Unión Europa aumentan y que ese 50% no vale lo mismo hoy que en 2019.
De hecho, las exigencias de la UE ya marcan el 65% de reciclaje para 2035. Cifras que ya superan con holgura comarcas como Goierri y Debagoiena con varios años de antelación. En ambas se separa selectivamente alrededor del 75% y se reciclaría alrededor del 68%, según esta estimación.
Se acabó la escalada de récords en tasa de reciclaje en origen. Al menos de momento. La cifra que marca el techo en Gipuzkoa sigue siendo el 58,07% de 2021, lo que suponía un tremendo avance respecto a 2015 (49,09%), en plena polémica del sistema puerta a puerta, que derivó posteriormente en un sistema de contenedores que ha mostrado buenos resultados la mayoría del territorio. Pero, ¿hemos tocado techo?
La respuesta lógica es que no, ya que aún hay enormes diferencias entre comarcas. Precisamente, las dos áreas más pobladas del territorio, son las que registran peores datos de recogida selectiva. La mancomunidad de San Markos, de hecho, que engloba a más de 318.000 habitantes, más del 43% del total, sólo separa por materias el 49,45% de sus residuos sólidos urbanos. Ni siquiera el 50% que sí alcanzó por primera vez en 2021. En este caso, sí se mejora el dato prepandemia, que se situó en el 48,13% (2019).
Parecida situación se produce en la mancomunidad de Txingudi, que engloba a dos importantes municipios como Irun y Hondarribia y casi 80.0000 habitantes. El porcentaje de separación de residuos en origen allí se sitúa en el 50,82%. Es esta una de las áreas que retrocede de forma apreciable respecto a 2019 (52,72%).
También registra cifras modestas Debabarrena, con Eibar y Elgoibar como núcleos más poblados. Allí se separa en origen el 52,27% de los residuos, pero como dato positivo destaca que ésta es la única comarca que bate su propio récord y sigue creciendo de forma ininterrumpida. En 2015 se separaba sólo el 39,17% de los residuos.
Si a estos porcentajes restamos los siete puntos porcentuales que los expertos calculan para calcular la tasa de reciclaje, podemos concluir que el 64% de la población de todo Gipuzkoa, unos 470.000 habitantes, separa en origen apenas la mitad de los residuos que genera. Mientras que el restante 36% de Gipuzkoa se instala en cotas muy superiores.
Vayamos ahora a la cota alta, las comarcas que mejores cifras tienen. En algunas de ellas, sin embargo, se han producido retrocesos importantes. Es el caso de Debagoiena. En 2019, esta mancomunidad era líder en recogida selectiva, al separar en origen el 77,18% de sus residuos. Desde entonces, son ya dos años de caídas, con un 75,04% en 2021; y un 73,58% al cierre de 2022, que es el dato que acabamos de conocer.
Debagoiena perdió el primer puesto a manos de Goierri y Urola Garaia (mancomunidad de Sasieta) en 2021 y ahora la ventaja se amplía. Los municipios integrados en la mancomunidad de Sasieta sí mejoran de forma apreciable la tasa de 2019 (74,97%) y la elevan al 76,04%, prácticamente idéntica a la de 2021 (76,08%).
Tolosaldea es la tercera comarca con mejores cifras. En sus municipios se separa en origen el 69,08% de los residuos domésticos generados, cifra idéntica a 2019 y ligeramente inferior a 2021. Urola Erdia y Urola Kosta se sitúan en torno al 66%.
Por municipios
Dicen que las comparaciones son odiosas y los datos ofrecidos por el Observatorio de GHK no son una excepción. Si nos fijamos por municipios, vemos que Donostia, con sus más de 188.000 habitantes, sigue a la cola de clasificación de residuos en origen. La capital sigue instalada en un exiguo 41,04%, muy por debajo incluso de la media de su propia mancomunidad de San Markos (49,45%). Y a años luz de unos pocos municipios que separan más del 80% y otros muchos instalados por encima del 70%, sobre todo en Goierri, Debagoiena y Tolosaldea.
El caso de Donostia es significativo. El propio Consistorio se fijó como objetivo en 2014 llegar al 60% en 2016 y hoy apenas supera el 41%. La clave está, según los técnicos, en el “contenedor verde de boca grande y pedal, que lo traga todo.