En un territorio que se enfrenta al desafío que supone la caída de la natalidad y el progresivo envejecimiento de sus habitantes, la inmigración parece salir al rescate como garante de un saldo poblacional positivo. Gipuzkoa gana 6.982 vecinos durante el último año, ocho veces más que en 2021, con una tendencia al alza similar a la que presenta el conjunto de Euskadi, donde se han producido 59.194 inmigraciones frente a las 39.427 que tuvieron lugar un año antes. Supone un crecimiento del 50,1%, según los datos elaborados por el Instituto Vasco de Estadística, Eustat, publicados este viernes.

El fuerte aumento de las inmigraciones en la CAV arroja un saldo migratorio positivo de 22.171 personas. Cifras prácticamente desconocidas hasta ahora. No solo se recupera así la senda de crecimientos previa a la pandemia sino que incluso se supera, dibujando la curva más alta de las dos últimas décadas.

Así lo refleja la estadística, en la que se aprecia que el año 2019 es el que más se aproxima al saldo actual. En concreto, fueron 19.468 personas más en Euskadi, con una tendencia al alza que se venía registrando desde los años anteriores -10.725 personas más en 2017, 14.724 en 2018-, pero que se frenó en seco con la crisis sanitaria provocada por la pandemia.

El saldo migratorio se recupera ahora en la CAV, manteniendo una tendencia creciente a lo largo del año: de enero a junio fue positivo en 9.881 personas, mientras que en la segunda mitad del año fueron 12.290. Un comportamiento que se observa en los tres territorios vascos. Gipuzkoa, con esas casi 7.000 personas más, se sitúa en el segundo puesto del crecimiento, solo superada por Bizkaia, que presenta el saldo migratorio más elevado, con 11.818 personas más, lo que multiplica por nueve las cifras de 2021. 

Araba también gana población, con un total de 3.371 personas, lo que multiplica por 2,5 sus cifras anteriores. El saldo migratorio es positivo en todas las comarcas de los tres territorios, excepto en Montaña Alavesa, con un saldo de diez personas menos.

Empuje a la sociedad más longeva

Cifras que, de alguna manera, suponen un soplo de aire fresco para una de las comunidades más envejecidas, con la sociedad más longeva que jamás ha existido. La población que acumula una experiencia vital de 65 años en adelante representa ya el 21,6%. La CAV se ha convertido en una de las comunidades con más cantidad de mayores. Las personas que superan los 85 años son casi cuatro de cada cien vascos, y prácticamente 2.000 han rebasado el siglo de vida. La cifra de centenarios se ha triplicado en la última década.

Un envejecimiento poblacional que coincide con una caída constante de la natalidad en Euskadi, donde los últimos datos del año pasado confirman la tendencia negativa de la última década, con 13.613 nacimientos, un 4,5% menos que el año anterior. Esta situación fue más crítica si cabe en Gipuzkoa, el territorio que lideró el descenso con 428 bebés menos, lo que supone una bajada del 8,7% con respecto a 2021.

Ante esta compleja coyuntura, el Gobierno Vasco ha aprobado en los últimos tiempos diferentes medidas para fomentar la natalidad, aunque por el momento no cabe esperar resultados positivos a corto plazo.

Un estudio del Centre d'Estudis Demogràfics (CED) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) señala la inmigración como "única alternativa realista" en la actualidad para combatir la despoblación en el Estado, debido precisamente al progresivo envejecimiento de la población y a la baja natalidad. En ese sentido, el empuje de la inmigración también parece salir al rescate en las tres capitales vascas, que ofrecen saldos positivos. Donostia registra un incremento de más de 2.000 personas -2.098-, que se elevan hasta las 4.529 en Bilbao y 2.863 en Gasteiz.