Para la experta en demografía Itziar Aguado hay varios factores que explican que Gipuzkoa encabezase el pasado año el ranking de territorios de la CAV con mayor caída de nacimientos. Por un lado, asegura, esta la marcha de hasta 300 mujeres en edad fértil fuera del territorio y, por otro, el cada vez mayor retraso de las mujeres en ser madre en favor de seguir los estudios. No obstante, la tendencia sigue siendo muy similar a la de los últimos años y no tiene por qué ser, apunta, tan negativa.

“Es la tendencia de siempre. Hay un descenso de la natalidad, pero más que el número de nacimientos lo importante es que a nivel de fecundidad no estamos tan mal”, cuenta esta profesora del área de Geografía Humana en la UPV/EHU. Según explica, la razón de la caída está en que cada vez hay un menor número de mujeres que pueden ser madres. “La cifra de hijos que tienen es la misma –en Euskadi no llega al 1–, pero el número total de nacimientos sigue cayendo, por lo que cada vez hay menos personas fértiles”, explica, al tiempo que afirma que el porcentaje de fertilidad en Euskadi es superior al del Estado.

Para Aguado esta tendencia no es algo grave y la achaca a un comportamiento cíclico. “En épocas en las que la economía ha tenido un impacto positivo ha habido un boom de generaciones. Con los años, esa población ha pasado a ser fértil y a tener hijos. Lo que pasa ahora es que vivimos más y eso nos hace cambiar las prioridades y retrasar la edad de ser madres”, asegura.

Asimismo, añade, que las mujeres de hoy en día prefieran tener como máximo un hijo no tiene por qué ser algo negativo. “Para que las generaciones actuales puedan seguir manteniendo la población actual en Euskadi sería necesario tener un nivel de reemplazo de 2,11, esto es, que cada mujer tuviera de media más de dos hijos. No cumplirlo no es ni positivo ni negativo. Ver que desciende la población no tiene por que ser malo. No podemos crecer constantemente. Hay que tener en cuenta otros factores más importantes como la calidad de vida de los que están o la huella ecológica en el territorio. Es decir, a cuánta masa puede absorber Euskadi”, observa.

Ser madre más tarde

Entrando en las causas de la caída de los nacimientos en Euskadi, en general, y en Gipuzkoa, en particular, Aguado apunta a varios cambios en las etapas de la vida. “Nos independizamos más tarde y nos cuesta mucho más tener una estabilidad. Todas las etapas se han retrasado. Aquí, además, influye mucho la universidad. Muchas mujeres prefieren seguir con sus estudios y dejar de lado el ser madres”, argumenta.

Esta realidad también se está dando en las personas extranjeras que llegan a la CAV, ya que, aunque la edad media sigue siendo menor que en las madres vascas, estas se adaptan a la situación económica y social del lugar. “La primera gran oleada de inmigrantes fue a comienzos del siglo XXI. Esas hijas que nacieron entonces tienen ahora la edad para ser madres, pero no lo hacen. También han retrasado la edad y han reducido el número de hijos”, explica.

A estas causas hay que sumar un caso particular para Gipuzkoa: en 2022 el territorio perdió 300 mujeres de entre 20 y 54 años. “Son personas que se han ido a otra provincia o al extranjero y que no han sido madres aquí. En Araba, en cambio, creció la población y por eso el descenso ha sido menor”, señala.

Para evitar más fugas y, sobre todo, potenciar los nacimientos, son necesarias unas políticas más agresivas. “Las ayudas que se dan ahora son parches. Falta conseguir más empleo, mejores condiciones, que los jóvenes puedan tener una casa... Las ayudas económicas puede que ayuden a las familias más desfavorecidas, pero no a muchas”, apunta, asegurando que Euskadi se está quedando al margen del resto de Europa. “El Estado está a la cola de natalidad. Aquí esperamos a tener una casa antes de ser madres, mientras que en países del norte de Europa está mejor visto estar de alquiler. Tiene también que ver con una percepción cultural”, finaliza.