Ha llegado por fin este viernes la lluvia a Gipuzkoa, y a decir verdad, aunque el calendario marque que es abril, viene como agua de mayo. La escasez de precipitaciones en el territorio nada tiene que ver con la situación de otros puntos de la geografía estatal donde se asoman a un verano con cortes de agua e incluso una caída del PIB por la sequía. En Gipuzkoa no se han disparado las alarmas, pero hasta el más despistado ha caído en la cuenta de que cada vez se tira menos de paraguas.

A pesar de la lluvia de este fin de semana, el territorio parece desmentir el refranero. En este mes de abril, “de aguas mil”, dos de sus embalses -Urkulu (Aretxabaleta) y Lareo (parque natural de Aralar)- se encuentran en situación de emergencia. La alerta también está activa en Ibiur y Arriaran, cuya evolución exige una atenta mirada. “Hay dos formas de interpretar la actual situación. Los índices de los embalses se basan en datos históricos, y si miramos hacia atrás, la situación es esa. Pero mirando hacia adelante, entendemos que no se puede lanzar una alerta poblacional. No podemos generar alarma. Calculamos que, en el peor de los casos, hay autonomía hasta principios de invierno”, avanza a este periódico Aitor Lander Iza, director de explotación del Consorcio de Aguas de Gipuzkoa, que abastece al 86% de los municipios de Gipuzkoa.

"El problema no es solo que no haya llovido en febrero y marzo, sino que arrastramos esa misma situación desde el año pasado, que fue muy seco"

Onintze Salazar - Meteoróloga de Euskalmet

La primavera de 2023 está siendo de las más secas desde que hay registros, y a pesar del frente atlántico previsto para este fin de semana, no parece que vaya a traer una precipitación lo suficientemente generosa como para alterar demasiado el actual estado de las cosas. “La primera todavía no ha dicho su última palabra, pero lo cierto es que el déficit de precipitaciones es un hecho. El problema no es solo que no haya llovido en febrero y marzo, sino que arrastramos esa misma situación desde el año pasado, que fue muy seco”, explica a este periódico la meteoróloga de Euskalmet, Onintze Salazar.

Un 2022 que en Europa fue el segundo año más cálido de su historia, con el verano más caluroso desde que hay registros y una sequía generalizada en el conjunto del continente que, inevitablemente, se deja notar también en el territorio. “Aunque en la vertiente Cantábrica la situación no sea tan preocupante, desde que ha comenzado el año solo en enero ha llovido como suele hacerlo”, asegura la meteoróloga. Y dan fe de ello los embalses del territorio.

Añarbe: un 30% menos de precipitación entre enero y marzo

En el de Añarbe, que abastece a los 318.044 habitantes de Donostialdea, entre enero y marzo ha precipitado un 30% menos respecto a la media registrada en los últimos 52 años. Un comienzo de año seco que toma el testigo a un 2022 en el que se midió un 20% menos de lluvia de lo habitual, situándose en el sexto año con menos precipitaciones desde que Aguas del Añarbe comenzó a tomar datos de pluviometría.

El mes de abril, según indican fuentes de la sociedad pública, está siendo por ahora “normal” en cuanto a precipitaciones -140 litros/m2- y “si se confirman los pronósticos para los próximos días, la lluvia recogida estará cerca del promedio mensual”, en torno a los 190 litros por metro cuadrado.

Como dice Lander Iza -Consorcio de Aguas de Gipuzkoa-, al hacer una lectura de la actual situación todo depende de la dirección en la que pose la mirada. De hacerlo hacia el futuro, no hay ningún tipo de restricción prevista, pero mirando hacia atrás los datos indican que el embalse de Urkulu, que abastece a 65.495 habitantes, está al 67,46% de su capacidad, cuando el año pasado por estas fechas se situaba en el 99,11%.

La diferencia es muy notable también con respecto a los años anteriores: 91,43% (2021); 92,33% (2020) y 90,81% en 2019. El embalse se encuentra en situación de emergencia, aunque no se plantee, según insiste, ningún tipo de restricción. “No podemos generar alarma, aunque todo el mundo comienza a ser consciente de que estamos hablando de un recurso cada vez más escaso. Es verdad que existe preocupación, y todos los días estamos haciendo previsiones sobre la autonomía que tenemos en base al consumo de la población”, indica Lander Iza.

"Existe preocupación, todos los días estamos haciendo previsiones sobre la autonomía que tenemos en base al consumo de la población"

Aitor Lander Iza - Director de explotación del Consorcio de Aguas de Gipuzkoa

La situación también es de emergencia en el embalse de Lareo, en la Mancomunidad de Amezketa y Ordizia, que abastece a 1.514 habitantes. Está al 74,44%, cuatro puntos por debajo de lo que se situaba el año pasado.

Otros dos embalses guipuzcoanos se encuentran en situación de alerta. Es el caso de Ibiur, que abastece a los 60.000 habitantes de Tolosaldea. El volumen de llenado actual es del 70,73%, cuando el año pasado se situaba al 99,17%, fue del 95,95% en 2021, y registró un 97,14% un año atrás. El embalse de Arriaran, que abastece a 36.398 habitantes del Goierri, está en la misma situación: al 76,89%, cuando en 2022 se situaba al 100,52%, según los datos recogidos por el Consorcio de Aguas de Gipuzkoa.

Avance imparable del cambio climático

Tras estos datos irrumpe sigiloso el efecto de un cambio climático cuyo avance parece imparable, con una temperatura media mundial que el año pasado subió 1,15 grados centígrados. El periodo comprendido entre 2015 y 2022 se ha convertido, de hecho, en el más cálido desde que comenzaron los registros. Y los efectos del cambio climático se multiplican, según avisa la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Es algo que también se desprende de los datos registrados durante el año pasado por Aguas del Añarbe. Entre enero y diciembre de 2022 se recogieron en el embalse 1.659 litros por metro cuadrado, cuando el promedio anual asciende a 2.062 l/m².

Según indican fuentes del Añarbe, el embalse se encuentra actualmente al 83,3%, cuatro puntos por debajo con respecto a como estaba hace un año (87,3%), y dos puntos menos en relación a la media de los últimos cinco años (85,3%).

Las mismas fuentes indican que “lo habitual en estas fechas” es que el embalse se siga llenando aproximadamente hasta finales del mes de mayo con las lluvias estacionales de primavera. El año pasado, por ejemplo, un episodio de precipitaciones entre el 19 y el 24 de abril en el que se registraron 193 l/m2 permitió que el nivel del embalse subiera más de 15 puntos (del 78% al 93%).

"Tenemos la suerte de vivir en la zona de mayor precipitación media anual no solo de toda la península sino, en cotas bajas, de toda Europa"

Iban Zubeldia - Jefe de Servicio de Comunicación de Aguas del Añarbe

“Tenemos la suerte de vivir en la zona donde más llueve de todo el Estado”, asegura Iban Zubeldia, jefe de Servicio de Comunicación de Aguas del Añarbe. De hecho, las estaciones meteorológicas de la cuenca registran los datos "de mayor precipitación media anual no solo de toda la península sino incluso -en cotas bajas- de toda Europa.

Según datos facilitados a este periódico, en Artikutza se alcanzan los 2.500 litros por metro cuadrado. Al ser la misma cuenca, toda la lluvia que cae en la zona acaba almacenándose en el embalse de Añarbe, con 2.062 l/m² de precipitación media anual, por encima de la recogida en Donostia (1.500), Euskadi (1.250), Europa (800) y el Estado, con 600 litros por metro cuadrado.