Llega la primavera y parece que con esta estación las alergias proliferan. Pero no es así, o no es solo así, porque existen alergias estacionales respiratorias que, efectivamente, son más frecuentes en primavera. Pero tampoco todas y en todos los sitios. Pero la lista de alergias es larga y variada y de esas alergias habla NOTICIASDEGIPUZKOA con Alejandro Joral, jefe de la Unidad de Alergias del Hospital Universitario Donostia.

Llega la primavera y parece que con esta estación nos preocupamos más por las alergias. ¿Tenemos razón para hacerlo así? 

Parece que tenemos siempre eso interiorizado, que relacionamos la alergia con la primavera. Pero eso en cierto modo es así y en cierto modo no. Somos alérgicos todo el año. Es cierto que cuando llega la primavera quienes son alérgicos al polen se ponen especialmente malos. Pero en nuestra especialidad tenemos las agendas llenas todo el año.

Tomando en cuenta la estacionalidad, ¿en qué momento estamos en Gipuzkoa y qué se espera?

Si nos referimos a la alergia al polen, básicamente en Gipuzkoa hay dos puntos estacionales. El primero afecta a los que son alérgicos al polen de los abedules y betúlaceas, que empiezan con síntomas por enero o febrero. Este grupo ahora ya ha pasado un poco el pico. El pico del los alérgicos al polen de las gramíneas llega a mediados de abril, aunque depende del clima.

¿Es esta una zona con mucha prevalencia de este tipo de alergias?  

Por aquí somos más alérgicos a los ácaros y al polvo, es nuestro principal alérgeno respiratorio. También tenemos alergia al polen, pero menos que en otras zonas. Cuando hablamos del polen de los olivos o las gramíneas en zonas como Andalucía, Madrid,Levante... la prevalencia es grande. Aquí tenemos otros problemas.

¿Cada estación tiene su alergia?

Las alergias dependen de las estaciones y del mapa si hablamos de alergias polénicas. Además, hay que tener en cuenta que siempre llega la primavera pero no siempre con la misma intensidad. Hay que tomar en cuenta las condiciones climáticas. Ha tenido que haber un gran proliferación de plantas en su momento y cuando llega la polinización, si hay mucho sol y viento y el polen se dispersa, los alérgicos al polen estarán muy mal. Pero si en esa época le da por llover y el polen se queda en el suelo y no se aerotransporta, nuestros pacientes tendrán una primavera mucho más llevadera. 

¿Por qué unas personas tienen alergias y otras no?

Tiene cierto componente hereditario. Podemos nacer con cierta tendencia a ser alérgicos, lo que denominamos atópicos. El hijo de una persona atópica tiene muchas más papeletas en la tómbola de desarrollar una alergia. Hay una carga genética que hace a unas personas más propensas que otras a desarrollar una alergia. Pero es verdad que a lo largo de la vida vas entrando en contacto con productos potencialmente alergénicos que van a hacer que desarrolles una alergia u otra. La tendencia se hereda y luego depende de los contactos a lo largo de la vida para ser alérgico a unas cosas u otras.

¿Hay alergias con ‘eusko label’?

Las alergias al final dependen de con qué entras en contacto y no solo con el tema respiratorio. La alergia alimentaria también depende de los hábitos alimentarios de cada zona. En unos sitios se comen unas cosas y son alérgicos a esas cosas. Aquí comemos más pescado, marisco o fruta y somos más alérgicos al pescado, el marisco y la fruta que en otras zonas. Una alergia con eusko label, que no se ve tanto en otros sitios, es una proteína vegetal, LTP. Los pacientes con esta alergia tienen problemas cuando comen maíz. Por ejemplo, es típico el día de Santo Tomás comer el talo y tienen reacción cuando lo comen.

¿Se pueden tomar medidas preventivas con las alergias?

Lo primero y básico es tener un diagnóstico correcto, saber a qué eres alérgico y a qué no. Ante la sospecha, hay que consultar al médico de familia o al alergólogo. Una vez se sabe a qué se es alérgico, sí se pueden tomar medidas preventivas. Por ejemplo, en alergias respiratorias como la del polen, las medidas ya las conocemos, y pasan por no salir los días de máxima polinización. Hoy en día tenemos información constante y actualizada sobre el nivel de polinización. Cuando tenemos una alergia a un alimento y sabemos a cuál, la prevención pasa por evitarlos para no sufrir reacciones severas, lo mismo que con las alergias a los medicamentos. Se puede hacer prevención, pero lo primero es el diagnóstico.

¿Este diagnóstico llega siempre con las pruebas cutáneas?

Esa es una parte. En la escala, el primer peldaño y básico es la entrevista con el paciente. Hay que preguntarle qué le pasa, cuándo, cómo, cómo lo trata... El segundo escalón serían esas pruebas directas, pruebas cutáneas con las lancetas y los alérgenos. Y el tercer escalón serían las pruebas in vitro, como los análisis que siempre nos ayudan. Cuando tenemos todas las piezas del puzzle tomamos las decisiones más adecuadas.

En algunas alergias los síntomas puedes ser confusos. ¿Cómo saber, por ejemplo, si sufrimos una alergia o un simple catarro?

“Puedes tener un catarro en abril un año, pero si tienes catarro en abril todos los años o tres seguidos, puedes pensar que es una alergia”

Muchas veces los síntomas sí son confusos y la línea no está clara. En temas respiratorios lo que nos puede poner sobre la pista es si se repiten. Puedes tener un catarro en abril un año, pero si todos los años al llegar abril o dos o tres años seguidos en abril o mayo tienes síntomas, puedes pensar que tienes alergia. Por contra, si es un cuadro con estornudos, cefaleas, febrícula y hay gente de tu entorno con catarro, hay que pensar que es un catarro. Sobre todo hay que fijarse en la repetición.

¿Hay alergias que se van y otras que se quedan para toda la vida?

Depende de la edad. Los niños se curan muchos. Hay niños que al principio son alérgicos a la leche o al huevo y luego lo superan a lo largo de su evolución. Hay niños que tienen síntomas respiratorios que también superan a lo largo de su evolución. Sin embargo, en adultos es más difícil, prácticamente imposible, que las alergias desaparezcan por sí mismas. Si no ponemos un tratamiento activo, se curan cuatro cosas. Por ejemplo, el paciente que es alérgico a los gatos o perros, se cura si sacamos al animal de casa. Pero poco más. 

El listado de alergias es largo pero, ¿hay algunas más peligrosas, que pueden tener consecuencias más dañinas?

Sí. Las alergias son muy amplias. Pero, por ejemplo, el paciente que es alérgico a la picadura de una avispa puede tener una anafilaxia y si no actuamos y le vuelve a picar está poniendo en riesgo su vida. Cuando se es alérgico a un alimento, hay que etiquetar muy bien qué alimento es y que reactividades cruzadas puede tener con otros alimentos, porque puede tener un riesgo incluso vital. También con los medicamentos. Si alguien es alérgico a la penicilina o los antiinflamatorios, hay que saber muy bien qué medicamentos se puede tomar, porque puede poder en riesgo su vida. Si hablamos de riesgo vital básicamente hablaríamos de estas tres causas. Luego están las enfermedades crónicas, como el asma severo, que también pueden poner en peligro nuestra vida.

¿Una persona puede desarrollar una alergia a cualquier edad?

Sí. Antes hablábamos que la alergia era una cosa de niños o jóvenes. Sí pero no. Cada vez vemos a más pacientes adultos que nunca han sido alérgicos y que empiezan con alergias más adelante, como la alergia a un medicamento. Y es que el contacto con los medicamentos se multiplica cuando somos más mayores. Los alérgenos en el medio laboral también los desarrollamos con más edad.

¿Con los cambios en la sociedad van surgiendo nuevas alergias?

La prevalencia de la alergia va creciendo muchísimo con el paso del tiempo. La OMS habla de que en 2050 el 50% de las personas vamos a ser alérgicas a algo. No sé si se han pasado un poco o no, pero por ahí van los tiros.

¿Por qué motivo?

Eso nos los llevamos preguntando hace tiempo. Básicamente hay dos teorías. Una es la teoría de la higiene. Antes, cuando había menos higiene y más enfermedades, nuestro sistema inmunológico estaba más dedicado a defendernos de esos gérmenes. Ahora, con más higiene y más asepsia en nuestras casas, nuestro sistema inmunológico se dedica a pelearse contra nosotros y a generar autoenfermedades o enfermedades alérgicas. Esa sería un teoría bonita para explicarlo. La otra es la teoría de la contaminación, una realidad. A veces las partículas diésel, la contaminación en las grandes ciudades actúan mucho, dañan nuestras vías respiratorias y los hacen más sensibles a los alérgenos y estos se vuelven más agresivos con esas partículas. Curiosamente, el polen produce más sintomatología en las grandes ciudades que en el campo, porque el polen que se respira en las ciudades es más agresivo.

Unas personas son alérgicas y otras sufren alguna intolerancia. ¿En qué radica la diferencia?

"Todos los años hay muertes por el contacto con huevo o leche en productos no etiquetados"

La diferencia es doble. Por un lado, el mecanismo que produce una alergia y el que produce una intolerancia son totalmente distintos. Una alergia responde a un mecanismo inmunológico. Uno se hace alérgico a una proteína de un alimento que está comiendo y se produce un mecanismo inmumológico que hace que los eosinófilos actúen contra nosotros cuando lo comemos. La intolerancia, sin embargo, es un mecanismo encimático, que hace que no se digieran bien algunas sustancias. Eso lleva a la diferencia clínica. Un paciente que, por ejemplo, es alérgico a la leche o al huevo, si toma leche o huevo, aunque sea en pequeñas cantidades, está poniendo en riesgo su vida. Todos los años hay muertes por el contacto con huevo o leche en productos no etiquetados. Sin embargo, un paciente intolerante, si se pone en contacto con el alimento al que es intolerante, no va a poner en riesgo su vida. Tendrá síntomas digestivos, como mala digestión o pesadez de estómago, nauseas, vómitos o diarrea, pero no se desencadena la tormenta inmunológica que pondría en riesgo su vida. 

Tendemos al autodiagnóstico y a a veces dejamos de consumir un alimento porque nos sienta mal, sin pasar por el médico

Se juntan muchas cosas. A veces nos hallamos ante procesos alérgicos, otras de intolerancia, otras que un alimento no nos gusta, otros que no nos sientan bien... Y se mete todo el cajón de sastre de la alergia y no todo lo que parece alergia lo es. Si sospechamos que un alimento puede producirnos una reacción, lo primero es consultar para saber si estamos ante una intolerancia o una alergia y, en este caso, hay que tomar más precauciones. 

Cuando una alergia es a un medicamento, ¿hay alternativas?

Lo primero, insisto, es diagnosticar a qué eres alérgico, porque supuestas alergias a medicamentos hay muchas, pero alergias reales no hay tantas. Hay que saber a qué medicamento se es alérgico, porque hay muchas familias de medicamentos que pueden tener reactividad cruzada. En general, si estás bien diagnosticado, siempre o casi siempre hay alternativas.

¿Casi siempre?

Sí. Hay algún paciente que puede necesitar un fármaco y no tener alternativas, lo que está ocurriendo cada vez más con fármacos antineoplásicos y para enfermedades infecciosas severas. En este caso estamos haciendo algo que antes no hacíamos: lo que llamamos desensibilización, que sería tratar con dosis progresivas, y siempre en un entorno hospitalario, al paciente que no tiene alternativa para que así pueda recibir el tratamiento.

Ir acostumbrando al cuerpo 

Sí. Se busca conseguir que el paciente pueda recibir tratamiento cuando no haya alternativa.

¿En alergias hay grados? ¿Se puede ser un poco o muy alérgico?

No. Si eres alérgico, eres alérgico. Aunque dependiendo de la cantidad de alérgenos con los que entres en contacto, sí pueden variar los síntomas. Pero de por sí eres alérgico. Lo que es verdad es que en alergias alimentarias que pueden poner en riesgo la vida, hay pacientes que pueden tolerar una pequeña cantidad de ese alimento y otros que una mínima traza puede tener una anafilaxis y su vida puede correr peligro. En las alergias a los alimentos sí puede haber grados.