2023 será un año relevante para la Agenda 2030, que llega a su ecuador y, por tanto, toca valorar el camino recorrido hasta ahora. Asier Aranbarri, director de Innovación Social de Gobierno Vasco, y uno de los ponentes principales del evento Una mirada a la gobernanza global y a la proyección internacional de la Agenda 2030, celebrado el viernes en Donostia de la mano de este periódico, se muestra convencido de que la gobernanza tiene la llave de cara a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, porque “lejos de ser algo abstracto, han de traducirse en proyectos concretos que nos interpelen a todos”.

La Agenda 2030 establece una hoja de ruta hacia una profunda transformación social, económica y medioambiental. ¿Qué papel juega en todo esto la gobernanza?

La gobernanza implica contar con todo tipo de agentes sociales, económicos y culturales, porque en las políticas públicas no solo tiene que intervenir el gobierno, sino también la sociedad en su conjunto. En el caso concreto de la Agenda 2030, sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) actuamos múltiples agentes de muy diverso tipo, desde las propias Naciones Unidas pasando por la Unión Europea, los Estados, gobiernos como el vasco, las diputaciones, los ayuntamientos, las empresas o todo tipo de asociaciones. De forma que es que es vital que todos trabajemos bajo un mismo paraguas. De ahí la importancia de la gobernanza tanto en su vertiente global como local. Una gobernanza que implica trabajar desde el mundo hacia Euskadi y desde Euskadi hacia el mundo. 

“La gobernanza implica contar con las instuciones y también con la sociedad en su conjunto. Y es que es vital que todos trabajemos bajo un mismo paraguas”

Por tanto, para lograr los desafíos que propone la Agenda es imprescindible contar con la colaboración de todos los niveles institucionales.

Los ODS marcan una hoja de ruta en la que se pone en el centro a la persona, se define su relación con el planeta que habita y determina su desarrollo comunitario de forma armónica, justa y solidaria. Tenemos claro que para avanzar y ser prósperos tenemos que basar nuestro desarrollo en el bienestar de las personas y el planeta, puesto que estos dos elementos son intrínsecos. Y en todo ello la gobernanza juega un papel esencial, puesto que es el sistema de engranajes que hace que todo ello funcione debidamente. 

Asier Aranbarri en el evento sobre Agenda 2030 celebrado el viernes en Tabakalera. Gorka Estrada

Siendo la nuestra una región relativamente pequeña, ¿por qué implicarse en una agenda cuya visión es global?

Precisamente, porque nosotros también habitamos este planeta y nos relacionamos a partir del uso que hacemos del planeta con el resto de personas. Hay que tener en cuenta que los ODS se articulan en torno a cinco ejes: las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y, por último, la gobernanza, que es el paraguas bajo el que estamos todos. Yo siempre digo que los ODS no son objetivos a cumplir solo por los gobiernos, sino que nos interpelan a nivel personal a todos y cada uno de nosotros en nuestro quehacer diario. Tenemos que bajar de la abstracción de los ODS a la realidad de las cosas y mediante la metodología de lo concreto, debemos hacer un gran esfuerzo para que nuestra contribución a los ODS se materialice en proyectos concretos a nivel local poniéndoles nombres y apellidos, de manera que se desarrollen beneficio de la ciudadanía, que es de lo que trata.

"Yo siempre digo que los ODS no son objetivos a cumplir solo por los gobiernos, sino que nos interpelan a nivel personal a todos y cada uno de nosotros en nuestro quehacer diario"

En lo que respecta a Euskadi, la implementación de la Agenda ha supuesto una oportunidad de convertirnos en referente internacional. ¿Por qué?

Porque nos hemos dotado de un sistema de colaboración público-privada que es el marco propicio para ello. De hecho, la puesta en marcha de la Secretaría General de Transición Social y Agenda 2030 2030 fue fruto de la buena herencia recibida por parte de lo que había se había hecho la pasada legislatura desde la Secretaría General de Acción Exterior. Y a partir de esa herencia, este gobierno le ha dado una centralidad a la acción política a favor de la consecución de los objetivos de la Agenda.

¿Cuáles son los principales hitos en el camino hacia la consecución de los objetivos?

Además de la creación de Secretaría General de Transición Social y Agenda 2030 en Lehendakaritza, que es reflejo político de la centralidad que ocupa la Agenda 2030 en Euskadi, a principios de legislatura aprobamos el programa vasco de prioridades y creamos el Foro Multiagente de Transición Social y Agenda 2030 que promueve espacios de encuentro de los departamentos del Gobierno Vasco, las tres Diputaciones Forales, EUDEL y los Ayuntamientos de las capitales, así como de las entidades representativas de la colaboración público-privada. El objetivo de este Foro es permitir una puesta en común de todas las instituciones y entidades implicadas en el impulso de los ODS. Para ello se han creado cinco grupos de trabajo: el grupo de gobernanza, que trata de alinear interinstitucionalmente todos los esfuerzos que se están realizando entre los tres niveles institucionales; Agenda Urbana, que trata de territorializar y localizar los proyectos a favor de una planificación territorial sostenible; y tres grupos de trabajo que responden a las transformaciones en las que estamos inmersos, esto es, la transformación social, la energético-climática y la económico-digital. Con todo ello, lo que estamos consiguiendo en Euskadi es darle un único paraguas a todo esto, de forma que trabajemos todos juntos, tanto las instituciones como la sociedad civil en su conjunto, en una misma dirección. El objetivo es convertir la Agenda 2030 en una agenda verdaderamente transformadora, que desde lo local permita cambiar el mundo, impulsando proyectos que se puedan trasladar a otras latitudes.

"Uno de los proyectos que puede ser interesante trasladar a nivel global es el proyecto Ekiola, que consiste en la creación de comunidades energéticas en los diferentes municipios vascos"

¿Podría concretar alguno de esos proyectos? 

Uno de los proyectos que puede ser interesante trasladar a nivel global es el proyecto Ekiola, que consiste en la creación de comunidades energéticas en los diferentes municipios vascos para suministrar energía a partir de la instalación de placas fotovoltaicas. En el ámbito de la salud, hay otra iniciativa muy interesante que consiste en organizar una misión de facultativos de Osakidetza para que vayan a Guinea-Bissau a poner en marcha un hospital y, a su vez, reciban un aprendizaje in situ sobre enfermedades infecciosas, de cara a aplicar este conocimiento en Euskadi. 

Este año la Agenda 2030 llega al ecuador. ¿Cree que estamos en el buen camino?

Sinceramente, todavía queda mucho camino por recorrer. Ahora bien, aunque más lentos que lo deseado, creo que estamos trabajando en la buena dirección. Estamos en unas condiciones ideales para convertirnos en referentes a nivel internacional de lo que es la gobernanza de la Agenda 2030 basada en el desarrollo humano sostenible. El refrendo ha sido, precisamente, que Naciones Unidas haya elegido Bilbao como sede del Secretariado de la Coalición Local 2030. Es una responsabilidad, pero también una excepcional oportunidad para mostrar a las Naciones Unidas lo que estamos haciendo en Euskadi y, a su vez, para aprender de otras realidades que pueden ser inspiradoras para nosotros. Sobre la contribución de las instituciones vascas a Agenda 2030, más allá del sistema de gobernanza del que nos hemos dotado, destacaría, además del enfoque presupuestario de los ODS en el que estamos inmersos, la puesta en marcha de un sistema multinivel de evaluación y seguimiento de los ODS que recoge una batería de más 50 indicadores desagregables a nivel municipal. El objetivo es medir la implementación de la Agenda 2030 en Euskadi, establecer las prioridades entre todos los niveles institucionales y actuar desde los presupuestos públicos articulando políticas realmente transformadoras. Siempre con el objetivo de crear una Euskadi y un mundo más sostenible e inclusivo, justo y solidario, basado en un nuevo modelo económico de crecimiento. Y para ello que nos dotemos de buenos sistemas de gobernanza resulta fundamental. Crisis como la del coronavirus o la energética como consecuencia de la invasión de Ucrania nos han demostrado que los gobiernos en solitario son incapaces de hacer frente a los problemas globales. De ahí la necesidad de un nuevo modelo de gobernanza global.